El período post-parto es la etapa de transición, un periodo complejo de diversos cambios en que la madre y su hijo/a pasan de esta estrecha relación que hay durante el embarazo hacia una gestación extrauterina en la cual el recién nacido se encuentra en absoluta dependencia de sus cuidadores (1).
1. Arbués ER, Martínez Abadía B. Instrumentos de medida de la Calidad de Vida en la época del Puerperio. PortalesMedicos. 2011 Marzo 29.
CAMBIOS EMOCIONALES
Es común que durante esta etapa se experimenten diversas emociones que abarcan toda gama posible de las mismas, emociones tales como: labilidad afectiva, paso de euforia al llanto, irritabilidad, disforia, hipersensibilidad a la crítica, angustia y tristeza que tienen su máxima expresión entre 3 a 4 días y pueden durar hasta 10 a 15 días, atribuyendo dichas emociones a bajas hormonales tras el parto.
Habitualmente se atribuye estos cambios a un proceso patológico “trastorno depresivo leve, trastorno puerperal, babyblue”, no obstante la literatura sugiere que sólo un 13% de las mujeres requiere de un tratamiento farmacológico o psicoterapéutico especializado. El hablar de un trastorno depresivo aunque sea leve implica que dichos cambios tienen que ver con la enfermedad, con algo deficitario, por tanto algo negativo a superar. Por el contrario en este periodo del postparto la madre precisa de condiciones de seguridad, calma, tranquilidad, de soporte afectivo, de apoyo familiar y social que le permita dejarse llevar por las emociones.
Esta extremada hipersensibilidad y reactividad emocional es la que permite que la madre pueda responder adecuadamente a las necesidades de su recién nacido, y es la presencia de hormonas como la prolactina y oxitocina la que proporciona este estado, son estos cambios adaptativos los que favorecen la vinculación madre e hijo, son por tanto esperables y positivos. (1)
1. González Uriarte A. Estados emocionales en el postparto. Medicina naturista. 2006;(10): p. 483-487.
AMBITO PSICOSOCIAL
En el ámbito psicológico y social de la puérpera, se producen cambios y manifestaciones en relación al establecimiento de los roles parentales, a la aceptación de una nueva imagen corporal y a la adaptación a un nuevo estilo de vida y de estructura familiar (1).
En el caso del hombre se considera socialmente muchas veces un intruso entre el binomio madre-hijo, sin embargo es importante mencionar que esté al igual que la mujer durante todo este proceso (embarazo- parto- puerperio), también experimenta diversas modificaciones tanto a nivel psicosocial, en sus sentimientos, afectos y sexualidad. (2)
De la relación madre, padre e hijo dependerá la estructuración psiquica temprana del niño, las relaciones objetales e incluso su capacidad parental futura. La función de la madre se ejerce a partir del maternaje, que se conceptualiza como un conjunto de procesos psicoafectivos que se desarrollan e integran en la mujer. el maternaje requiere de tanto la continua, delicada y precisa valoración de las necesidades y deseos infantiles como el más extremo desprendimiento personal, así como de empatía, identificación primaria y experimentar al bebé como un continuo con el self propio y no como separado; sin embargo, a pesar de lo complicado que pueda resultar, el maternaje es una experiencia satisfactoria y distinta a cualquier otro tipo de relación humana para las mujeres.(3)
Se ha reconocido que la relación de apego entre una madre y su hijo se comienza a establecer durante el embarazo, lo cual es conocido como apego prenatal. Su importancia radica en que existen asociaciones entre el apego prenatal y postnatal, lo que tiene importantes implicancias para el desarrollo cognitivo, emocional y social posterior del bebé.(4)
La relación del niño con su madre es una matriz extrauterina que crea el universo psíquico del ser humano. En efecto, infante y adulto “son participantes en un sistema de comunicación afectiva” y, en este sentido, el “desarrollo emocional de un niño está profundamente influenciado por el tono fectivo de sus vínculos tempranos” (5).
El establecimiento de la identidad de una madre en el nacimiento contribuye al desarrollo psicosocial de la mujer. En este proceso, las madres adquieren una actitud mental que organiza sus vidas, reorientando sus preferencias, placeres y reestructurando algunos de sus valores personales. Esta actitud se mantendrá durante toda la vida, aunque no ocupe el primer lugar, siempre estará presente, a la espera y emergerá cuando sea necesario. De esta manera se afirma que el nacimiento de una madre está en constante crecimiento y desarrollo(6).
Entender la vivencia de la maternidad permite detectar las necesidades que la familia tenga, favorecer los procesos de adaptación, intervenir en el desarrollo de la familia como promotora de la salud y promover el vínculo afectivo familiar. La identidad materna se configura a partir de la dualidad madre- hijo y la visión interiorizada de sí misma como madre. La autoestima y la autoconfianza favorecerán esta adopción que se produce a través de diversas etapas: compromiso y preparación; conocimiento, práctica y recuperación física; normalización e integración de la identidad maternal. Etapas que pueden solaparse y modificarse por varios factores, ya sea el crecimiento y desarrollo del niño, apoyo social, estrés, relación entre los padres (y otros familiares) y el funcionamiento de la familia. La adopción del rol maternal implica un entorno inmediato o microsistema e incluye a la familia y diversos factores como el funcionamiento familiar, las relaciones padre-madre, el apoyo social y el estrés; incluye además un mesosistema, compuesto por el cuidado diario, la escuela, el lugar de trabajo y otras entidades de la comunidad más inmediata (7).
Es importante considerar las influencias y composición del entramado de las redes de apoyo social que las madres reciben, es decir debemos considerar la dirección del apoyo, la disposición o accesibilidad a él, la descripción, su evaluación y el contenido del mismo(7).
Encontraremos por tanto diversos sistema de apoyo, tales como: informativo (donde se proporciona una orientación, guía, ayudando y acompañando al individuo en la resolución de sus problemas o situaciones instrumental, emocional y evaluativo ); apoyo emocional (es decir aquellas personas en las cuales confían, con las que comparten y a las que comunican sus problemas o preocupaciones) ; apoyo instrumental o físico (constituido por la ayuda directa que es ofrecida.) ; Y por último apoyo evaluativo ( que corresponde a comentarios y refuerzos de conductas y actitudes , sobre la manera que ellas se desempeñan)(7)
1. Arbués ER, Martínez Abadía B. Instrumentos de medida de la Calidad de Vida en la época del Puerperio. PortalesMedicos. 2011 Marzo 29.
2. González Labrador I, González Salvat RM, Miyar Pieiga E. Padre o progenitor. El paternaje, su conceptualización. Revista Cubana de Medicina General Integral. 2002 Jul-Ago; 18(4).
3. Manzo Chávez M, Vázquez García I, Jacobo Jacobo M, Tenorio Cansino B. Maternidad y paternidad: una reflexión desde el psicoanálisis. Uaricha Revista de Psicología. 2011; 8(16): p. 1-11.
4. Grimalt O L, Heresi M E. Estilos de apego y representaciones maternas durante el embarazo. Revista chilena de pediatría. 2012 jun; 83(3): p. 239-246.
5. Sassenfeld J. A. Afecto, vínculo y desarrollo del self. Rev electrónica de Psicoterapia Clínica e Investigación relacional. 2011 jun; 5(2): p. 261-294.
6. Berlanga Fernández , Pérez Cañaveras RM, Vizcaya Moreno MF, Berlanga Fernández F, González López NA. Experiencias en un grupo de apoyo para madres con hijos menores. Enfermería y perspectiva de género. 2013 Abril;(30): p. 458-469.
7. Berlanga S, Peréz R, Vizcaya M.Aplicacion practica de los modelos de Mercer y Beck en las especialidades de enfermería. Revista Evidentia . Julio-Sep 2012;9(39):1-7
Inicio / Facultad / Universidad / Docentes /Noticia/ Contáctanos