Podemos definir la paternidad como la relación que los hombres establecen con sus hijas e hijos en el marco de una práctica compleja en la que intervienen factores sociales y culturales, que además se transforman a lo largo del ciclo de vida. Se trata de un fenómeno cultural, social y subjetivo que relaciona a los varones con sus hijos o hijas y su papel como padres en distintos contextos (6). La paternidad, concepto social y no biológico, alude a una relación absolutamente diferente de la maternidad. El hijo imita actos del padre y en ello se revela el 'vivo retrato' del padre. En estas concepciones psicológicas están las raíces de la paternidad. Antiguamente la paternidad era adoptiva, ya que se adoptaban a seguidores entre los niños mejor educados y preparados para las guerras y el gobierno, y las mujeres adquirían un rango en función del que adquirían sus hijos e hijas, de manera que incluso su supervivencia y la de sus criaturas dependían a menudo de su firmeza en el adiestramiento de éstas (1)
Comúnmente relacionamos a la mujer en el ámbito femenino en el lugar de lo privado de la casa y los hijos, y a lo masculino dentro del ámbito público del trabajo y la provisión. Sin embargo, hoy en día, tal división sexual del trabajo ha sufrido modificaciones, generando nuevas atribuciones a los roles tradicionales del género.
La Paternidad es una dimensión fundamental de la vida, ya que su práctica se basa en muchos componentes relacionados al momento del ciclo vital, el tipo de estructura familiar, las condiciones materiales y las culturas regionales.(2)
Existen factores que influyen en estas nuevas asignaciones de género; la incorporación de la mujer al trabajo, el mejoramiento de su condición educativa, control de la natalidad, el retraso en la edad de contraer vínculos legales, la separación sexo reproducción, la regulación de la convivencia de las parejas, movimientos surgidos desde las mujeres que critican la tradicionalidad de los modelos de género, son elementos importantes al momento de hablar de paternidad. (2)
Esta paternidad activa es necesaria al momento de construir el vínculo con sus hijos/as, facilita la trascendencia de su rol creando un compromiso afectivo y genera el involucramiento activo en funciones de crianza y acompañamiento en los procesos de desarrollo psicológico y emocional del niño/a, desde un sentido de responsabilidad en todos los ámbitos de la vida.
La participación activa de los hombres como padres los involucra como cuidadores primarios de sus hijos(as) y es beneficiosa para ellos, ya que ayuda en el bienestar infantil y en la salud misma. Los hombres están involucrados en la vida de sus hijos, éstos se benefician en términos de su desarrollo social y emocional, tienen relaciones más sanas como adultos. Además Cuando los padres tienen una presencia de calidad en la vida de sus hijas/os estos tienden a desarrollarse mejor en diversas áreas, tales como su salud física y mental, motivación al estudio, rendimiento académico, desarrollo cognitivo y habilidades sociales, presentan una mayor autoestima, menos problemas de conducta y mayor tolerancia al estrés, entre otras. (3)
En la adolescencia, aquellas/os hijas/os que contaron con una paternidad activa durante su infancia, es más probable que presenten una mejor salud mental, menos consumo abusivo de alcohol y drogas, menos problemas con la ley y menos riesgos en salud sexual y reproductiva (4)
Sin embargo, tener múltiples cuidadores, o tener un(a) segundo(a) cuidador(a) para apoyar al cuidador primario, es más importante que el género del cuidador en sí mismo pues tener múltiples proveedores de cuidados, sin importar su sexo, es probablemente el factor protector más importante para el bienestar de los niños. (3)
Por otra parte, también se considera beneficiosa para las madres que los hombres tengan una participación activa y positiva en la paternidad, ya que entregan apoyo y cooperación en los roles de crianza, en la mantención del hogar y bienestar económico, educacional y material de los niños/as y esto al fin y al cabo es positivo para las mujeres, dándoles tiempo para trabajar fuera del hogar, estudiar o desarrollar actividades que son generalmente gratificantes para ellas y sus hogares.
La experiencia positiva como cuidadores y padres es generalmente buena para los mismos hombres.es decir los padres que se involucran con sus hijos de manera significativa crea un lazo único que les genera una fuente de bienestar y felicidad.
Además están menos propensos a involucrarse en ciertos comportamientos de riesgo como por ejemplo la violencia y existe menos riesgo de mortalidad para los hombres ya que se sienten más satisfechos con sus vidas, se enferman menos, disminuyen el consumo alcohol y drogas , experimentan menos estrés, y tienen mayor participación en la comunidad (4). Esto ofrece una poderosa motivación potencial para que los hombres quieran implicarse más como padres.
Sin embargo convocar un nuevo ser idealmente debe ser consciente porque la presencia de un niño nos obliga a pensar cómo vivimos, qué esperamos unos de otros, qué organización familiar estamos dispuestos a construir y cuánta generosidad tenemos disponible. Lo ideal sería que los “roles” estén todos distribuidos al momento de pensar en la familia. La mayoría de las veces, esto no ocurre. Hay un rol que pocas veces se asume. Es el rol de quien se despoja de sus propias necesidades a favor de las necesidades básicas, impostergables, urgentes e irremplazables de los niños pequeños. Tal vez sea tiempo de mirarnos honestamente y reconocer qué es lo que cada uno de nosotros está dispuesto a dar y comprometerse. Aceptar las limitaciones y ver en que se complementa la pareja. No colocar grandes exigencias y que si no da “todo” lo que se quisiera no pensar negativo (5).
Y por último que al momento de ser padres no sea solo la palabra, sino que pase más allá, desde un sentido de amor y ternura con un sentido de responsabilidad que involucre el desarrollo de tu hijo(a) y pienses que es lo más hermoso que puedas hacer.
Bibliografía
1. |
Rodrigáñez Bustos C, Cachafeiro Viñambres A. LA REPRESIÓN DEL DESEO MATERNO Y LA GÉNESIS DEL ESTADO DE SUMISIÓN INCONSCIENTE. Tercera ed. Murcia: Ediciones Crimentales S.L; 2007. |
2. |
Echeverría G, Kamann F, Gutiérrez P, Gaete Barriga F. SIGNIFICADOS Y PRÁCTICAS DE PATERNIDAD DE PADRES ADULTOS QUE HAN EJERCIDO EL POST NATAL MASCULINO. Tesis para optar al grado de Licenciada en Psicología. Santiago: Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Departamento de Psicología; 2013. |
3. |
Barker G, Verani F. La Participación del Hombre como Padre en la Región de Latinoamérica y el Caribe. Revisión de Literatura Crítica con Consideraciones para Políticas. Rio de Janeiro: Promundo, Save the Children; 2008. Report No.: 978-85-61640-02-06. |
4. |
Aguayo F, Kimelman E. PATERNIDAD ACTIVA. Guía para promover la paternidad activa y la corresponsabilidad en el cuidado y crianza de niños y niñas. Para profesionales del Sistema de Protección Integral a la Infancia Material de apoyo Chile Crece Contigo. Santiago: Gobierno de Chile, Ministerio de Salud; 2012. |
5. |
Gutman L. Sitio web de Laura Gutman. [Online].; 2014 [cited 2014 Jun 19. Available from: www.lauragutman.com.ar/articulos/el_rol_del_padre.doc. |
6. |
González Rugel E, Ortega Mendoza W. "Percepciones sobre maternidad y paternidad en adolescentes hombres y mujeres, el caso de cuatro colegios del Cantón Cuenca, periódo 2009-2010. Monografía Previo a la Obtención del Título de: Licenciada y Licenciado en Género y Desarrollo. Cuenca: Universidad de Cuenca, Facultad de Jurisprudencia y Ciencias políticas y Sociales; 2013. |
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