La función principal
del refugio es protegernos de los peligros de medio ambiente. Un
calor extremo puede producir un síncope o un golpe de calor; por el
contrario, el exceso de frío produce hipotermias y congelaciones. En
las zonas pantanosas nos pueden devorar los mosquitos y si nos
calamos hasta los huesos mientras dormimos podemos coger una
pulmonía, aparte de la incomodidad, la ausencia de descanso y el
golpe contra nuestra moral que esto supone.
Un buen refugio, además de protegernos de los elementos
anteriores, proporciona comodidad, seguridad y firmeza psicológica.
El tipo de refugio que construyamos dependerá de nuestras
necesidades, del tiempo que vamos a permanecer en ese lugar y de las
herramientas de las que dispongamos. Siempre deberíamos incluir en
nuestro equipaje al menos una buena navaja, un cuchillo de monte y
una lámina de plástico de 2x2 metros o similar que ocupa y pesa poco
y nos proporciona un techo impermeable. Si el peso no importa,
también podemos incluir un hacha pequeña o un machete.
Donde establecernos
Para situar el campamento escójase dentro de lo posible una zona
seca, situada en una protuberancia, no en la zona mas baja de los
alrededores, de esa manera evitaremos el agua de inundación y tendremos
una perspectiva mejor de la zona en la que nos encontramos. Ha de quedar
lejos de pantanos, ciénagas, en suma de aguas retenidas, pero no demasiado
lejos de algún manantial o río, que nos servirá de reserva de agua fresca.
Con estas precauciones, alejamos la molestia de los mosquitos. Se
estudiaran los vientos predominantes, para hacerlo abrigados de los
mismos. Evitaremos las zonas cercanas a las laderas, pues suponen un
riesgo en caso de lluvia, aunque también lo es los cauces de ríos secos,
ya que en cuestión de horas pueden contener agua y llevarnos por delante,
sin que hayamos advertido la lluvia (podría haber llovido a decenas de
kilómetros).
Es importante prestar atención a los alrededores para no
darnos cuenta, una vez terminada nuestra construcción, de que
tenemos un hormiguero o un avispero como vecinos. El fuego ha de estar situado a una
distancia prudencial, con el fin de evitar que las llamas alcancen el
lugar donde dormiremos. El humo por otro lado, nos ayudara a mantener
alejados los mosquitos, aunque pueden atraer (el calor) otros visitantes
no deseados.
Como consejo adicional, si nos encontramos en el desierto,
aprovéchense todas los accidentes naturales que puedan proveernos de
sombra, podemos buscar una cueva, con sumo cuidado de revisar su interior
(animales, etc). Incluso podemos usar construcciones abandonadas
indígenas. El caso es disponer de algo de sombra, pues seria mas fácil
nuestra supervivencia. En selvas, bosques, etc, no tendremos ese
problema. Es importante tener en cuenta una buena aislación del suelo. Un
Colchon de hojas puede tener doble utilidad al aislar y mantener el calor, además de
servirnos para dormir mas blando, comodos y suave.
Tipos de refugios
Vehículo
Si nos
encontramos en una situación de supervivencia real por haber sufrido
un accidente y nuestro vehículo aún está habitable, puede constituir
un buen refugio. De lo contrario prestemos atención al material que
lleva dentro y que podría servirnos. Los periódicos son un buen
aislante; si disponemos de ellos utilicémoslos para cubrir las
ventanas y protegernos mejor del frío. Si necesitamos hacer fuego y
no disponemos de cerillas ni mechero podemos empapar con gasolina un
trozo de tela, de papel, de esponja de los asientos, etc. y hacer
chispas sobre él cruzando los terminales de la batería. Si quemamos
o añadimos aceite de motor al fuego conseguiremos un humo negro y
denso excelente para hacer señales.
Refugios naturales
Son refugios
cuya construcción requiere poco o ningún esfuerzo por nuestra parte.
Se improvisan en hendiduras y oquedades de rocas, cuevas,
formaciones del terreno y de la vegetación. Una hendidura en una
pared rocosa que nos proteja de la lluvia y el viento y no ofrezca
riesgos de desprendimientos es ideal. Sólo tendremos que
preocuparnos de construir un lecho seco y confortable.
Refugios improvisados
Son los que
construimos con los materiales que encontramos en la naturaleza o
que llevamos en nuestro equipaje.
Refugio con una lámina de plástico
Si disponemos de
una lámina de plástico suficientemente grande podemos improvisar un
refugio tendiendo una cuerda entre dos árboles y colocando la lámina
como una tienda de campaña clásica. En los extremos envolveremos
unas piedras que luego sujetaremos con unas orquillas de madera o
las anudaremos y las afirmaremos con cuerdas y piquetas improvisadas
con unos palos de madera resistente. Si cavamos una zanja alrededor
evitaremos que nos anegue el agua en caso de tormenta.
Una Agua
Es probablemente
el más clásico de los refugios de supervivencia. Utiliza un armazón
de madera, pero si utilizamos uno o dos árboles como columnas nos
ahorraremos mucho trabajo y el refugio ganará en solidez. En climas
fríos utilizaremos un fuego para calentarnos y un reflector de
troncos detrás para aprovechar mejor el calor. Por ello es
importante tener en cuenta la dirección del viento si no queremos
terminar ahumados. El techo lo cubriremos de materia vegetal. En
algunas zonas es fácil encontrar grandes hojas con las que construir
un techo impermeable ensamblándolas a modo de tejas. También se
pueden improvisar tejas con trozos de corteza. Si no, un techo de
hierba seca y paja, si es lo suficientemente grueso, también nos
proporciona cierta impermeabilidad.
Refugio con un árbol caído
Hay que cortar
algunas ramas para hacer una oquedad en la copa caída. Es un refugio
acogedor y, si el árbol es frondoso, nos protegerá del viento, pero
no de la lluvia.
Refugio con soporte de ramas en
forma de A
Es otro refugio
clásico y que ofrece mayor abrigo que el cobertizo. Se construye con
un armazón de palos que adoptan la forma de una tienda de campaña
canadiense tradicional o de una A. Se cubre con una capa de hojas
grandes a modo de tejas, y por encima de éstas una capa de hierba,
hojarasca, ramas que no perforen las tejas para evitar que el viento
nos levante el techo.
Refugio de tronco
Es un tipo de
refugio únicamente apropiado para pasar cortos periodos de tiempo
porque no suele ser muy cómodo, a no ser que el tronco posea un gran
diámetro. Consiste en un sencillo cobertizo que se realiza apoyando
una serie de ramas sobre un tronco caído y cubriéndolas con los
materiales indicados anteriormente. El problema de este refugio serán
los insectos que viven asociados a este árbol caído.
Plataforma con tela mosquitera
Este refugio nos aísla del suelo y nos protege de insectos.
Si se le añade un techo nos protegerá además de la lluvia. El lecho
lo cubriremos con hojas de palmera u otra material.
El
lecho
Es una parte fundamental de nuestro refugio. Debe de
ser blando, seco, horizontal y caliente (excepto en el desierto, que
será fresco). Esto lo lograremos escogiendo bien el emplazamiento
(huir de zonas con humedad), quitando los palos y piedras que pueda
haber en el suelo, y aislándonos bien de éste con hojarasca,
helechos, ropa, etc.En el desierto
En el desierto debemos protegernos del sol y del calor. Otros
factores importantes son las tormentas de arena y las, en ocasiones,
frías temperaturas nocturnas. En estas condiones debemos evitar la perdida de agua al máximo que podamos.
Se recomienda enterrarse en la arena para
minimizar las pérdidas de agua y protegerse del sol. También podemos
cubrirnos con una tela de paracaídas si disponemos de
ella.
Para construir un refugio o desplazarse escójanse las horas
más frescas del día, al amanecer o al atardecer.
La temperatura suele ser varios grados más baja a unos
centímetros por debajo del suelo, por lo que excavaremos un hoyo que
cubriremos con una tela o el material del que dispongamos y que nos
ofrezca sombra.
Cuando el frío se acerca a valores extremos,
el refugio se convierte en el elemento del que dependerá nuestra
supervivencia, y su construcción pasa a ser la principal
prioridad.En la nieve
No debemos olvidar que el viento agrava los efectos negativos
del frío.El propósito fundamental del refugio en zonas frías es
retener nuestro calor y el producido por otras fuentes de calor que
podamos emplear. Para eso es necesario que no haya corrientes de
aire y que el refugio no sea grande en exceso. Un refugio pequeño es
más caliente y da menos trabajo que uno grande.
Cueva de nieve
Después del iglú, probablemente sea el mejor
refugio para zonas frías. Se necesita una pala u otro utensilio
improvisado (un plato, un palo...) con el que cavar donde haya nieve
amontonada. Debe excavarse una cueva pequeña (cuanto más grande más
dificil será de calentar) con un lecho a unos 40 cm por encima del
nivel del suelo y, si se desea, también podemos añadir una
plataforma para cocinar con un hornillo 30 cm más alta. No debemos
olvidarnos de practicar un agujero de ventilación en la parte de
arriba y otro en el bloque de hielo o nieve compactada que sirva de
puerta. La pala debe guardarse dentro por si es necesario utilizarla
para salir por la mañana. Encendiendo una simple vela en el interior
de este refugio conseguiremos que la temperatura aumente varios
grados.