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Las aguas continentales son cuerpos de aguas que se encuentran sobre o debajo de la superficie de la Tierra y en el interior de los continentes. La ciencia que los estudia es la "Limnología" y comprende en general a las "aguas dulces" llamadas así por su bajo contenido de sales. Son los ríos, arroyos, lagos, humedales, estuarios y similares. La Limnoecología o ecología fluvial ha sido un campo de estudio de gran interés en la ecología de aguas corrientes. Asimismo, uno de los mayores objetivos generales en la ecología de comunidades es el poder entender los mecanismos responsables de la distribución, abundancia y coexistencia de las especies. Desde el punto de vista de la diversidad biológica, los ríos y pequeños esteros son ricos en especies y la riqueza y complejidad de sus comunidades bentónicas es también reconocida . La heterogeneidad espacial y temporal dada por los factores abióticos ofrece gran cantidad de hábitats, permitiendo la coexistencia de especies. Los ciclos de vida permiten que todos sus estados puedan aprovechar sus recursos (e.g. alimento, espacio) y el rol de los depredadores puede prevenir que muchas poblaciones alcancen altas densidades, impidiendo que ciertas poblaciones abunden más que otras. La actual y creciente intervención de los cuerpos acuáticos dulceacuícolas llama imperiosamente a estudiar los componentes abióticos y biológicos y el funcionamiento natural de estos sistemas, como una forma de poder cuantificar y predecir futuras alteraciones. Esto es de gran relevancia, al considerar que gran parte de los ríos y arroyos de Chile están siendo intervenidos directa o indirectamente en diversos tipos de usos (e.g. industrial, regadío, cultivos, explotación turística, etc.), con todos los cambios que ello significa en las comunidades nativas y que aún son desconocidas en Chile. En Chile, los trabajos publicados sobre ecología y distribución de organismos acuaticos son escasos, pudiendo citar a Campos et al. (1984); Valdovinos et al. (1993); Arenas (1995); Valdovinos et al. (1998); Valdovinos (1989); Figueroa et al. (2000); Bertran et al. (2001) y Muñoz et al. (2001) y a Caamaño (1985); Jaque (1996); Figueroa (1999), Araya (2000); Figueroa et al. (2006, 2007), Palma & Figueroa (2008), Palma et al. (2009). Al hacer un análisis de las localidades en donde se han realizado los trabajos citados más arriba, podemos concluir que los lugares corresponden a los ríos: Biobío, Andalién, Itata, Chillán, Rucue, Riñihue, Valdivia y Damas; el estero Nonguén, el lago Laja y algunos lagos y ríos de Chiloé, Aysen y Tierra del Fuego. Sin embargo en donde se ha concentrado el mayor esfuerzo es en el río Biobío con al menos cinco trabajos publicados sobre el tema. Lo anterior está relacionado de manera directa con la importancia de esta gran cuenca hidrográfica como receptor de residuos de celulosas presentes en el lugar, y como abastecedor de agua potable para la ciudad de Concepción. Se aprecia además la falta de estudios hacia el norte de Chile, ya que estos se concentran desde la zona central hacia el sur. Publicaciones que aborden los ambientes de aguas corrientes como un todo en nuestro país son escasas y por lo general no abordan el tema de lleno, si no que más bien entregan datos de diversidad encontrada en los sistemas lóticos, con aportes sobre la ecología del mismo. Así, se hace necesario abordar nuevas perspectivas de estudio para este tipo de ambientes como por ejemplo conocer qué sucede con el flujo de energía como estabilizador de las comunidades en el tiempo; conocer como es la productividad energética como flujo de biomasa en los sistemas o cuanta biomasa pasa del bentos a los peces. Claro está que primeramente es necesario conocer lo que realmente existe dentro del sistema para luego poder responder preguntas un poco más complejas. Para ello, se necesita, además, un mayor número de especialistas en taxonomía se ocupe de estudiar las especies presentes en estos sistemas, sobre todo en lo que a estados inmaduros de insectos se refiere. ________________________________
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