Elephants 

Los 25 elefantes que sobre sus espaldas y lomos mantenían sujeta la superficie,decidieron dejar de cantar para sus señores. Los pies de los amos bajaron de altura; al igual que el orgullo de sus sombras, que la luz de sus hogares, que como espinas herían las manos de la madre deseosa de apropiarse la belleza de sus hijos. Los amos fueron, entonces, los esclavos. Los esclavos marcharon por las ciudades como vencedores; como vencedores del legado de sus padres y abuelos, marcharon con la alegría del que pierde rumbo y del que nada sabe. Sólo sus pasos se dejaban oir en las manos de los hombres arrodillados que no quisieron nunca sacrificar su trono para alimentar la hoguera encendida después de que el Sol cerró sus ojos. Ahora, la marcha gris de los gigantes comenzaba a enlentecer el ritmo por deseos de ejercer su nueva fuerza y decidieron en concilio secreto, tararear ciertos temas dando esperanza a las piedras del camino.

Algunos hombres comenzaron a pararse, sólo los más fuertes, para ser los primeros en lanzarse de cabeza a los pasos de la marcha y clamar felices las noticias de buena estirpe... ¡¡Hemos logrado terminar el círculo!! ¡¡Lo hemos logrado, si!! y lanzábase uno a uno bajo los cascos con una sonrisa en la boca. Pronto, demasiado pronto los elefantes tuvieron que detener la marcha porque sus estómagos vacíos no vieron más cosechas en los campos; las que antes estaban, yacían marchitas con sus raíces aplastadas cuando la tierra bajó, así es que tomaron a algunos hombres arrodillados para tragarlos por partes; su hambre era demasiada por haberla dejado de lado, lo que no es posible para tan vanidosa mujer. Algunos hombres y mujeres se ofrecían felices a los elefantes con la esperanza de lograr un orden y sentido al caos, para ello se desnudaban y por las calles corrían uno tras otro para desmembrarse en partes y alcanzarlos a las bocas hambrientas, llenando sus estómagos. Pero los ahora señores, seguían en apetito y tomaban también a los que no se ofrecían, con sus trompas los derrotaban y desmenuzaban, después de una breve lucha, con la satisfacción del que caza para ver sus manos bañadas en sangre. Finalmente, cuando no hubo rostro de quien alimentarse, los elefantes ahora solitarios y satisfechos, determinaron caminar hasta el fin de la Tierra, para así romper lo que antes eran sus cadenas y de está manera derrotar al furioso imperio del hastío.

Durante generaciones marcharon, sin descanso hasta que sus cuerpos agónicos y secos no pudieron seguir adelante, sólo así, entregados a está dolorosa condición lograron llegar al borde de la Tierra.

Con cautela se acercaron a la orilla del abismo para ver que había más allá. Todos y cada uno de ellos pudo ver a Dios que los esperaba en el fondo. Maravillados por esta visión terminaron con aquel ritual y decidieron llegar hasta él. Dijeron al Dios del abismo mirándolo todos y cada uno en sus ojos: ¡¡¡ No temas Dios por estar solo, nosotros iremos hasta allá para hacerte compañía!!!, y uno a uno se lanzaron al vacío. Felices y enloquecidos caían en pesada carrera al gran pozo de agua que había en el fondo y en el que habíanse reflejado, en el agua murieron ahogados los elefantes,  amos que un día fueron siervos y un día fueron Dioses. Los pies de los amos bajaron de altura al igual que el orgullo de sus sombra, que la luz de sus hogares, que como espinas herían las manos de la madre deseosa de apropiarse la belleza de sus hijos...
 

Principal
Geocielo
Ephobus
The Beast
Mandrágora
Jerafath
Novela
Esfinge
Rebelión
Caos
Fase
Vehículos
Comerciales
Círculo
Editorial
Armaggedon
Himno
Créditos