Octopus: el gran conflicto ambiental que afecta a la Región
La inminente instalación de una termoeléctrica y gasoducto
El Proyecto Octopus hoy es fuertemente cuestionado y enfrenta una gran resistencia por parte de la comunidad, la cual se organiza en coordinadoras comunales. A continuación, explicaremos sus implicancias y revisaremos un conflicto que se extiende desde el año 2013 en la Región del Bío-Bío.
En este último tiempo, se ha logrado visibilizar cómo la institucionalidad que regula los temas energéticos y ambientales está en crisis. Esto debido a la gran cantidad de conflictos entre empresas y comunidades, surgiendo diversos movimientos sociales. Ya lo vimos con Hidroaysén, el caso de Freirina, Punta de Choros y un largo listado de termoeléctricas.
En nuestra Región, un caso de gran relevancia es el Proyecto Octopus, esto debido a la resistencia que ha demostrado la comunidad regional para evitar su instalación. Pretende la construcción de una central termoeléctrica llamada El Campesino, terminal marítimo del tipo isla y un sistema de gasoducto que conecta la costa de Lirquén con el gasoducto del Pacífico, afectando también a las localidades de Tomé, Penco, Talcahuano y Dichato.
Por el puerto marítimo se pretende traer Shale Gas desde Estados Unidos. Este tipo de gas es duramente cuestionado por su forma de extracción a través del fracking o fracturación hidráulica, que consiste en la inyección a presión de productos químicos para liberar el gas del subsuelo. Debido a esto, varias comunidades norteamericanas han sufrido la contaminación del agua potable, haciéndola sorprendentemente inflamable (click para ver video).
Lo anterior tiene como objetivo alimentar la termoeléctrica a gas más grande de Chile, la central termoeléctrica “El Campesino”, la cual se instalaría en Bulnes con dos centrales que en total producirían 1.140 MW. Sin embargo, la comunidad organizada de la zona está movilizada en contra de su instalación, puesto que traería una serie de consecuencias negativas para la zona y sus habitantes.
Este proyecto es iniciativa de las empresas estadounidenses Australis Power y Cheniere Energy, junto a las chilenas Andes Mining Energy y Gasoducto Innergy. Sus inversiones se estiman en más de 1.300 millones de dólares.
¿QUÉ EFECTOS NEGATIVOS PODRÍA TENER PARA LA POBLACIÓN?
Respecto a la central termoeléctrica que se instalaría en Bulnes, se advierten diversos efectos negativos en la zona. Algunas de ellas son:
- Un gasto mínimo de más de 20 millones de litros diarios de agua, provocando sequías y múltiples impactos en la zona.
La Central Combinada ERA de Enap sólo genera 579 MW, casi la mitad de los 1.140 MW del proyecto Octopus, gastando 20 millones de litros de agua al día. La central termoeléctrica de Octopus consumiría casi el doble de agua en una zona donde ya se han manifestado sequías.
- La Central emanaría gases contaminantes, provocando daños al sistema respiratorio. Al contacto con la humedad, dichas emanaciones generarían lluvia ácida, afectando a la agricultura en la zona.
En Bulnes, más de un 80% de la población se dedica a esta actividad, dependiendo del agua, la lluvia y el aire.
- Chillán agravaría su situación de zona saturada por material particulado al encontrarse cerca de la Central.
El Complejo Ventanas, compuesto por tres termoeléctricas, es hasta ahora la central termoeléctrica más grande y contaminante del país, generando sólo 885 MW (255 MW menos que Octopus).
- El río Diguillín se vería seriamente afectado, tanto en su flujo superior como subterráneo.
El Dr. José Arumi, ingeniero civil e hidrólogo, publicó un documento que alerta la disminución del caudal del río Diguillín y los pozos cercanos.
Por otro lado, se advierten otros impactos negativos con el puerto marítimo y gasoducto que conectarían con la central termoeléctrica. Penco y Lirquén se verán seriamente afectados por varias razones:
- Las especies marinas podrían desarrollar problemas reproductivos, intersexo, fijación y cierre de conchas en mariscos.
El puerto extraerá agua de mar, devolviéndola clorada y con su temperatura modificada. Lo anterior provoca cambios en salinidad, oxigenación y pH del agua, y por consiguiente, en el ecosistema marino.
- Posible formación de compuestos orgánicos persistentes en el océano (COPs).
Los COPs son pesticidas, plaguicidas, retardantes de llamas, pinturas, etc. Son tóxicos, resistentes a la degradación y acumulables.
- Fuerte impacto a la Pesca Artesanal, la venta de mariscos y los restaurantes establecidos.
Otras razones que motivan la oposición al proyecto son:
- Las empresas pagarán sus impuestos en Santiago
- No generará empleo en las localidades costeras, ni en su construcción ni funcionamiento, por lo que el proyecto sólo genera costos para la comunidad y ningún beneficio directo.
- La ley no obliga a las empresas a compensar por futuros daños en la salud y calidad de vida de la comunidad.
- Los precios de las viviendas y terrenos aledaños perderán valor comercial.
¿QUIÉNES SE OPONEN AL PROYECTO?
Las principales organizaciones se agrupan en la Coordinadora Intercomunal contra Octopus, en la que participan vecinos de Penco, Lirquén, Tomé, Dichato, Talcahuano y Bulnes. Sin embargo, son un sinfín de juntas vecinales, sindicatos de pescadores, trabajadores, vendedores de mariscos, locales de comida típica, autoridades públicas y federaciones estudiantiles las que adhieren al movimiento.
El proceso de movilización se ha extendido por dos años desde el 2013. En todo este tiempo, se han realizado numerosas marchas, actos culturales, festivales de música, pintatón de murales, asambleas, conversatorios y un largo etcétera. La capacidad de acción de la comunidad organizada es muy fuerte y constante, por lo que ejercen una gran presión sobre la empresa.
En todas estas actividades se puede observar una gran coordinación entre diferentes actores sociales y territorios, quienes no dudan en participar en cualquier espacio que les sirva para denunciar el proyecto. Ellos han sostenido diversas reuniones con autoridades comunales, principalmente con la Municipalidad de Penco, las cuales no han quedado exentas de discrepancias y confrontaciones.
Ante esta gran participación de la comunidad, la empresa también ha respondido con un gran despliegue informativo y de conversaciones con los vecinos, además de revisar y modificar constantemente sus Estudios de Impacto Ambiental, que detallaremos más adelante.
Mario Cabrera, vocero de la Coordinadora Penco-Lirquén, afirma que las comunidades están en desigualdad de condiciones frente a las empresas energéticas. Sin embargo, no ha sido en las reuniones con autoridades ni con la empresa donde se han obtenido logros por parte del movimiento, sino que se debe en gran parte a la fuerte presión social capaz de torcerle el brazo a los megaproyectos.
REACCIONES DE AUSTRALIS POWER Y EVALUACIÓN AMBIENTAL
A fines del año pasado, la empresa Australis Power cambió su nombre por BioBio Genera, como también el nombre del proyecto Octopus por GNL Penco-Lirquén. Esto debido a un “cambio en el modelo de negocios” para que finalmente pueda ser aprobado.
El proyecto fue duramente criticado por la comunidad. Por tal motivo, la empresa ha cambiado su estrategia legal y comunicacional, presentándose con otro nombre y de forma distinta.
Uno de los puntos más criticados al proyecto, bajo el cual se fundaba la resistencia jurídica de la población, era que el proyecto se presentaba en 4 partes (Central termoeléctrica El Campesino, Línea de Transmisión, Gasoducto y Terminal Marítimo). Ahora se presenta sólo en 2 partes, por lo que cada una requiere su respectivo Estudio de Impacto Ambiental y que serán presentados en junio de este año.
En una entrevista publicada por Diario Concepción, Juan José Gana, Director Ejecutivo de BioBio Genera, afirmó que su “estrategia ha sido dialogar en los territorios y eso lo profundizaremos. Además, desplegaremos mayor información.”
A continuación, una de las tantas actividades de la Coordinadora Intercomunal contra Octopus: