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A.- APLICACIÓN QUE ELLAS TIENEN EN EL ESTUDIO DESDE LA PERSPECTIVA CULTURAL, CON SUS CREENCIAS Y VALORES.

 

            Como una forma de lograr el objetivo del investigador en el Área de la salud, debe tener en primer lugar un real conocimiento y una comprensión directa de las personas con las cuales va a trabajar. Será necesario que se familiarice con su modo de vivir, sus aspiraciones, sus creencias y valores, sus tradiciones, sus costumbres y sus tabúes, particularmente en aquello que concierne a la salud y a la enfermedad; necesita ver claramente los fines que harían movilizar sus energías e inversamente las cuestiones que les interesan a medias o que todavía no están en condiciones de comprender. Este conocimiento es indispensable para definir los límites de la acción que va a emprender.

            Es así que será importante conocer ¿Cuáles son las enseñanzas que los interesados están dispuestos a aceptar? ¿Cuáles son aquellos que las rechazan? ¿Cuáles son las condiciones económicas y sociales que deben ser previamente realizadas, antes que tal o cual innovación pueda ser introducida en el comportamiento de la gente?

            Habiendo adquirido así un sólido conocimiento de las características, el antropólogo podrá trabajar con las personas y ayudarlas a concebir y a utilizar métodos y medios adecuados a su vida.

            El antropólogo deberá tener conocimiento de las creencias locales, en lo que concierne a la salud y a las causas de la enfermedad. Toda población, aún las más sencillas, tiene conceptos propios sobre la salud y como se curan las enfermedades.

            En todo el mundo se encuentran creencias y prácticas supersticiosas que engendran un sentimiento de seguridad, la mayoría de la gente tiene supersticiones en las que inspiran su conducta.

            El profesional del Área de la Salud, que se imagine que las personas de culturas sencillas adoptarán todo lo referente a las ciencias médicas modernas, sufrirá con seguridad profundos fracasos, y no debe considerar las fuerzas en que se basan las supersticiones en materia de salud

            Donde los curanderos, sean estos machis, meicas sanadores o prácticos de medicina locales, gozan de confianza de la población, la mejor solución consistirá, en colaborar con ellos para llegar eficazmente a la población. Sí, gracias a ellos es posible entrar en contacto con la población y hacerse aceptar por ésta, su concurso puede ser de una utilidad inestimable para obtener los cambios deseados en la mentalidad de las personas.

            Aspectos que no debe olvidar un profesional del Área de la Salud cuando se trata de la salud de un pueblo, es que se debe prescindir del concepto propio de lo que es bueno y de lo malo. Hay que conocer y entender la cultura de las gentes y no menospreciarla, esto es lo que enseña la antropología aplicada al campo de la salud; puesto que la medicina contemporánea tal como se practica hoy aconseja tener una visión total del paciente: Conocer la clase de familia, dónde vive, los vestidos que usan, los alimentos, sus creencias, sus reacciones, su habla.

            No hay que olvidar que algunas de las prácticas que hoy llamamos supersticiones fueron en algún tiempo los medios que los hombres de ciencia empleaban; como las ciencias astrológicas, que en Medicina tuvieron singulares influencias. El éxito o fracaso de cualquier programa, puede estribaren el conocimiento o desconocimiento de aspectos de la vida del pueblo.

            La función del antropólogo es la de ayudar a los expertos a desarrollar su trabajo en condiciones más favorables; a entender estos aspectos de la cultura y poder utilizar estas diferencias.

            Así como el estudio de las condiciones ambientales es valioso para la salud física y mental, no lo es menos el conocimiento del mundo individual, natural, sobrenatural o extranatural.

            Todas las actividades de salud están condicionadas por la actitud de la población hacia la enfermedad, por sus creencias, valores y costumbres.

            Cuando mayores sean las diferencias culturales entre el personal encargado del proyecto y la población a que beneficie, mayor será la utilidad de la antropología.

            En términos generales, cabe decir que la antropología puede prestar ayuda específica en los programas de nutrición, educación sanitaria, higiene materno infantil, ciertas actividades de saneamiento del medio y en el establecimiento de programas integrados de salud pública.

            Es bastante presunción de parte de una persona decir a otro que no le gusta su manera de vida y que va a indicar un proyecto para cambiarla, y esto es precisamente lo que hacen los trabajadores de la salud pública. Dicen que los habitantes de determinada población aparecen muy sucios, no comen bien, tienen hábitos antihigiénicos, o algo parecido y que ellos se proponen cambiar tales hábitos. Se necesita moderar ese arraigado prejuicio.

            El trabajador de la salud que crea que estas almas ignorantes están sedientas de saber y que se sentirán satisfechas de aceptar sus puntos de vista basados en la ciencia medica, está sentenciado al fracaso. Desestimar el arraigo de las supersticiones sobre la salud. Es incapaz de comprender la ansiedad que todo individuo experimenta cuando su mundo y su concepto de vida, tan costosamente elaborado, se ven amenazados

            El nuevo sistema de certezas que ofrece la educación sanitaria se aceptará y producirá buenos resultados si se puede injertar en los valores y conceptos del grupo a que se destine. 

            Las enfermedades varían entre las sociedades, y las culturas interpretan y tratan las dolencias de formas diferentes. Las normas sobre cuerpos sanos y enfermos son construcciones culturales que varían en el tiempo y el espacio

            Las enfermedades también varían: George Foster y Barbara Anderson 1978, plantean teorías para identificar, clasificar y explicar las dolencias:

            1.- Las Teorías personales, que culpan de la dolencia a agentes (con frecuencia maliciosos) tales como hechiceros, brujos, fantasmas o espíritus de los antepasados.

            2.- Las Teorías naturales que explican la enfermedad en términos impersonales. Un ejemplo es la medicina occidental o biomedicina, que vincula la dolencia con agentes científicamente demostrados, no movidos por una malicia personal hacia la víctima. Así, la medicina occidental atribuye la dolencia a organismos la atribuye a bacterias, virus, hongos o parásitos o a materiales tóxicos. Algunas culturas naturalistas culpan de la mala salud a un desequilibrio de los fluidos corporales, o clasifican la comida bebida o condiciones ambientales como “caliente o frío” prohibiendo su consumo. La gente cree que su salud sufre cuando comen o beben sustancias frías o calientes. No se debe beber algo frío tras un baño caliente.

            3.- Las Teorías emocionales, que asumen que dichas experiencias causan las dolencias. Entre ellas el susto, que es causado por la ansiedad o el temor, que podría corresponder para otras culturas a la pérdida del alma.

            Todas las sociedades tienen sistemas de cuidados de la salud: creencias, costumbres, especialistas y técnicas destinadas a conseguir la salud y prevenir, diagnosticar y curar dolencias. Si existe una profesión que podamos considerar la más antigua de la Humanidad, además de cazador y recolector, es la de sanador o chamán. Así los sanadores emergen a través de un proceso de selección culturalmente predefinido (estímulo parental, herencia, visiones, instrucciones mediante sueños) y preparación (aprendizaje en chamanismo, escuela de medicina). Con el tiempo, el sanador recibe el visto bueno de los practicantes de más edad y adquiere una imagen profesional. Los pacientes creen en las habilidades del sanador, a quien consultan y compensan por sus servicios.

            La biomedicina, (que se ha definido como la Medicina occidental que atribuye las dolencias a agentes científicamente demostrados como organismos biológicos como el virus, bacterias hongos o parásitos o materiales tóxicos,) sí bien, supera al tratamiento tribal en muchos aspectos. Aunque algunas sustancias medicinales como la quinina, la coca, el opio y la efedrina, se descubrieron en sociedades no industriales, las medicinas tradicionales no son tan eficaces contra las bacterias como los antibióticos. La medicina preventiva mejoro notablemente en el siglo pasado, y los procedimientos quirúrgicos de hoy día son más seguros y eficaces que los de las sociedades tradicionales.

            Pero la industrialización ha engendrado sus propios problemas de salud. Los estresantes modernos incluyen el ruido, la contaminación del aire y del agua, una mala nutrición, maquinaria peligrosa, trabajo impersonal, aislamiento, pobreza, el fenómeno de los sin hogar y el abuso de medicamentos y otras sustancias. Los problemas de la salud en los países industriales se deben tanto a los factores económicos, sociales políticos y culturales como los patógenos.

            La antropología médica, basada en las investigaciones biológicas, socioculturales y transculturales, tiene dimensiones teóricas y aplicadas. Los antropólogos han servido como intérpretes culturales en programas de salud pública, que tienen que prestar atención a las teorías nativas sobre la naturaleza, causas y tratamientos de las dolencias. Las intervenciones exitosas en materia de salud no pueden imponerse de forma forzosa a las comunidades; por el contrario, tienen que encajar en las culturas locales y ser aceptadas por los receptores. Cuando se introduce la medicina occidental, la gente suele mantener muchos de sus viejos métodos, a la vez que aceptan los nuevos. Los sanadores nativos pueden continuar tratando ciertos estados de salud, como el susto o las posesiones por espíritus, mientras que los médicos pueden hacer frente a las otras. Si se consulta tanto a los especialistas modernos como a los tradicionales y el paciente se cura en ese caso la consulta al sanador nativo puede llegar a ser más valorada que la del médico.

B.- APORTE QUE HAN REALIZADO LAS CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS EN EL ÁREA DE LA SALUD.

            El antropólogo Juan Munizaga Aguirre se refiere a que, en este aspecto, dice que:

            Interesa el tema de: ¿hasta que punto las diversas subculturas, debido a variaciones étnicas o los campesinos, o los de estratos sociales, a los que presta atención médica, presentan variaciones biológicas, (anatómicas, fisiológicas, sicológicas) significativas para la prevención, la terapia y la rehabilitación de la salud?

            Sí los profesionales conocen los diferentes factores socio-culturales que, en estos grupos o subculturas, influyen en la producción de tales diferencias, pueden mejorar sus planes de educación sanitaria y en general la atención de estas poblaciones, los siguientes ejemplos pueden aclarar esto:

            Sabemos por ejemplo, que las costumbres y valores relativos a la alimentación (factores culturales) varían en las subculturas e influyen en variaciones físicas de niños y adultos e inciden en una amplia gama de enfermedades, y en el desarrollo intelectual (Por una parte estas diferencias debida a déficit de nutrición, pueden estar directamente relacionadas con las diferencias económicas en los estratos sociales. Pero también en tales diferencias pueden influir diferencias culturales en las que se encuentran por ejemplo, diferentes concepciones de “lo que es alimento obliga a un niño a comer por razones nutricionales.

            En realidad un enfoque antropológico del problema nutricional debe abordar el nivel de las relaciones económicas (producción, distribución) del grupo en cuestión y los aspectos de cultura (ideal y material) ligados a la ingestión de alimentos (tabúes, costumbres, valores entre otros. Debe establecerse la interrelación entre estos factores, para decidir la aplicación de planes de mejoría de la nutrición. Se ha criticado a algunos antropólogos la aseveración de que un nivel de nutrición puede elevarse exclusivamente actuando sobre los valores o creencias, olvidando las condiciones económicas y sociales de un grupo.

            En general se sabe que una constelación de factores culturales, sociales, ecológicos, afecta al ser humano a través de todo el proceso de su desarrollo, produciendo diferencias biológicas que pueden ser reflejo de patologías que afecten a individuos o a grupos subculturales completos. La observación oportuna de tales diferencias puede contribuir a prevenir más eficazmente algunas patologías.

            La mera elaboración de tablas somatométricas que describen la variabilidad de los individuos de diferentes grupos sociales y étnicos y los patrones de cambio de sus medidas a través del proceso de desarrollo, tienen también utilidad práctica. En efecto, la constelación de desviaciones de las medidas de un grupo (peso, estatura, etc.), pueden poner en alerta acerca de procesos patológicos condicionados por factores culturales y sociales (relativos a la madre y al niño por ejemplo) que están teniendo lugar en una subcultura, por ejemplo en un barrio de una ciudad o en un sector rural.

            La investigación transcultural muestra que las percepciones de buena y mala salud, junto con las amenazas y problemas de la salud, están culturalmente construidos. Grupos étnicos y culturas diferentes reconocen diferentes dolencias, síntomas y causas, y han desarrollado sistemas distintos de sanidad y de estrategias de tratamiento.

            La enfermedad también varía entre las culturas y con el tipo de cultura. Los cazadores recolectores y/o pescadores tradicionales y antiguos, debido a su pequeño número, a la movilidad y a su relativo aislamiento de otros grupos, carecían de la mayoría de las enfermedades infecciosas epidémicas que afectan a las sociedades agrarias y urbanas. Las enfermedades epidémicas como el cólera, el tifus y la peste bubónica tienen mayor incidencia en las poblaciones densas, y por lo tanto entre los agricultores y los habitantes de las ciudades. La difusión de la malaria ha sido asociada al crecimiento de la población y a la deforestación que acompaña a la producción de alimentos.

            Ciertas enfermedades se han extendido con el desarrollo económico, como la esquistosomiasis (trematodos en el hígado) propagada por caracoles que viven en charcas, lagos y vías de agua, generalmente las creadas por proyectos de irrigación. Un estudio realizado del Delta del Nilo en Egipto, ilustra el papel de la cultura (religión) en la difusión de la esquistosomiasis. La enfermedad es más común entre los musulmanes que entre los cristianos debido a la práctica islámica de las abluciones antes de rezar.

            La antropología juega un papel importante en dar una visión más humanista del cambio social, respetando el valor de la diversidad cultural.

            Ella nos enseña que las respuestas para adaptarse del ser humano pueden ser más flexibles que las e otras especies, debido a que nuestros principales medios de adaptación son socioculturales. Pero, las formas, instituciones, valores y costumbres culturales del pasado siempre influyen en la adaptación subsiguiente, produciendo una continua diversidad y dando un cierto sentido único a las acciones y reacciones de los diferentes grupos.

            La antropología nos enseña que las respuestas adaptantes humanas pueden ser más flexibles que las de otras especies, debido a que nuestros principales medios de adaptación son socioculturales. Sin embargo, las formas, instituciones, valores y costumbres culturales del pasado siempre influyen en la adaptación subsiguiente, produciendo una continua diversidad y dando un cierto sentido único a las acciones y reacciones de los diferentes grupos

 

 

 

Introducción

 

Campos de la ciencia antropológica

 

Hombre biológico Hombre cultural

 

Definiciones clásicas del área

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