TV: a tontas y a locas
por Ángela Sáez
En un gesto
de trascendental importancia para el devenir patrio, Carlita
Ochoa reconoció que su hija María José
no fue el fruto de su amor con Miguel Piñera. Una noticia
parecida ya había conmovido tiempo atrás lo
más profundo de nuestra alma nacional, cuando Ivette
Vergara destapó la olla de sus intimidades y dio a
conocer que no era Kosak, sino Solabarrieta el autor del polvo
generatriz de un niño cuyo nombre no recuerdo.
Por esos días, en el no
tan cálido seno de su hogar, Denisse Campos era agarrada
a charchazos por su segundo marido, el publicista Benjamín
Echeverría, de una lista que suma y sigue. A la par,
el Negro y la Carlita eran el corazón enamorado de
la noche y la farándula santiaguina. Más o menos
por aquellos años Daniella terminaba su romance con
Bam Bam y se agarraba de las mechas con la Titi Ahubert, todavía
bastante desconocida, una primeriza en estas ligas, pero promesa
al fin y al cabo. Promesa que llegó a consagrarse durante
los meses del verano antes pasado, cuando nadie sabe cómo
consiguió engancharse al afeminado Cristián
Castro y, con su madre de escolta.
Luego el romance de Paulina Nin
y el “Peta”, más tarde el trágico
fallecimiento de “la Cosita”, esa mascota que
llegó a ser más conocida que no se qué.
Por su parte el Chino y su casamiento, sus engaños,
su smoking blanco, su hija, etc.
<sigue>
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