Aldea Periodismo
 

Universidad de Concepción
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Concepción, 17 de abril 2003año IV nº 38
 




 
 

 

 

 

Cincuenta años...

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En la escuela nos recibieron jóvenes ayudantes, Silvia Machiavello y Luis Osses Guíñez. Director era Alfredo Pacheco que nos instaba a descubrir el mundo cada mañana; don Armando Lazcano Herrera, ex director de El Sur, enseñaba Historia del Periodismo. En su afán por transmitir lo que sabía del arte, llegaba en silla de ruedas a dictar la clase. Nunca pudo pronunciar Olea, siempre fui “Ojeda”. Carlos Godoy Rocca, nos entrenó para reportear, aparte de calarnos varios unos “por anotar datos a la diabla, mijo”. Hernán Osses, enseñó a poner en duda los dichos de las fuentes, también a producir buenas historias. Nos marcó Edgardo Henry que nos obligó a hacer miles, millones, billones, trillones de ejercicios, hasta que pudimos escribir como la gente. Eduardo Hyde, Bob, dictaba Historia de la Cultura. Conservo, como hueso de santo, el certificado del examen final. Aprobé con tres distinciones. Menos suerte hubo con don Jorge Dagnino, inglés. Me cargaba la lengua del imperialismo. Dios castiga ... años más tarde, Oh my God, tuve que tomar un curso en el chileno norteamericano. Nuestra elegancia y distinción proviene de las clases de RR.PP. de Rudy Guerrero.

Algunos de mis compañeros: Pedro Soto, Eduardo Molina, Hernán Alvez, Pancho Curilem, María Ester Martínez, Pilar Espinosa, hoy de Vidal, Ana María de Goyeneche, Cecilia Sandoval Gouet. Con Marta Inostroza estudiábamos juntos ante la recelosa mirada de su madre. Le parecía extraña tanta dedicación. Recuerdo a Lucy Viedma. En taller Pacheco ordenó: “Lucy, enriquezca el grupo de Olea”. “Puchas que va a quedar rico”, mi objetiva respuesta. Me dio una mirada que no les explico. Clivio León, profesor primario, asistía poco. Armando Lazcano pasaba lista, mencionaba “León” e invariablemente Tulio Astudillo, hoy representante de la Enciclopledia Británica, muy comedido, respondía “ausente, don Armando, es que este niño trabaja en una escuelita del Cerro La Pólvora”... Cada vez que Clivio faltaba el curso recitaba en coro “es que este niño trabaja...

¿Por qué tanto recuerdo? . Es que se cumplen 50 años del inicio de clases en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Concepción. Ella ha sido, y es, muy importante en mi vida.

 

En esta edición:
 
Cincuenta años de la Escuela de Periodismo
 
Estados Unidos, omnipresente
 

 
 
Carrera de Periodismo
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