Estados
Unidos, omnipresente
por Ángela Sáez
Después de la segunda guerra
mundial, el mundo dejó las armas y comenzó la
guerra económica y política: la llamada guerra
fría. Fue en este periodo que Estados Unidos se alzó
como la gran potencia económica y militar que es hoy.
Se ha convertido en el nuevo imperio, instaurando su modelo
económico a nivel planetario, su estilo de vida, su
cultura, su ideología.
Actúa como el padre del resto
de los países, pero como aquel padre autoritario, restrictivo,
de los que predica pero no practica, de esos padres represores.
Se inmiscuye en cuanto asunto puede, sin tener siquiera injerencia,
pues sólo el hecho de ser la gran potencia mundial
se lo permite. Se cree dueño, amo y señor del
planeta Tierra. Se dan el lujo de decidir, cuál es
la ideología, la filosofía de vida más
correcta, y la que debe tener el mundo entero. Las ideologías
según ellos erróneas, serán exterminadas,
tal como acabaron con los regímenes comunistas, ahora
pretenden hacerlo con los musulmanes.
Lo quieren dominar todo, ayudados por
la revolución de las comunicaciones que ellos mismos
inventaron, la llamada globalización o americanización.
Manejan el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial
(BM), la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
la Organización de tratados del Atlántico Norte
(OTAN) y cuanto organismo conveniente exista.
Estado Unidos actúa escudado
en la lucha contra el narcotráfico en Colombia; contra
el terrorismo en el Medio Oriente (Bush hace creer que la
seguridad del mundo depende de la guerra contra “el
mal” ); por la defensa de las democracia en Venezuela,
Chile y varios otros. Ha ido avanzando sistemáticamente
en la estrategia destinada a subordinar a las fuerzas armadas
del resto de los países.
Los propósitos no son sólo
eminentemente económicos y comerciales. En el caso
de América del Sur, existe en el fondo una intencionalidad
política, la de la creación futura de una unidad
del subcontinente que podría concretarse con la conformación
de los Estados Unidos de Sudamérica.
Mientras el imperio yanqui enriela
a los gobiernos del mundo bajo sus políticas de guerra,
comienza a sentirse con más fuerza el urgente llamado
a la paz que hacen los pueblos del mundo.
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