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Con los típicos vaivenes que tiene la agenda pública que se discute en los medios de comunicación, los temas de la calidad de la educación, de la Ley Orgánica Constitucional de Educación, LOCE, de la Comisión Asesora Presidencial, han quedado relegados a un segundo plano; mientras los diarios, radios y emisoras de televisión sólo parecieran encontrar motivo de discusión en la seguridad ciudadana y en las delincuencia.
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Sin dejar de entender que es una situación real que aqueja a parte de la población, es importante mantener en la discusión pública los problemas de la educación para así llegar a buen puerto con las medidas de fondo que se deben adoptar.
Según la UNESCO, una educación de calidad es una condición previa a la educación para el desarrollo sostenible en todos los niveles y en todos los medios de enseñanza.
La educación debe desarrollar no sólo los aspectos cognitivos, que se son los que se miden a través del SIMCE y la PSU, sino también abocarse a la educación de las capacidades para aprender a conocer, a vivir juntos, a hacer y finalmente a ser.
El informe Delors, que plantea los desafíos para el siglo XXI, señala que mundialmente se enfrentan divergencias como son globalización versus localización, universalización versus individualización, tradición y modernidad, teniendo presente que con esta modernidad muchas veces se pueden perder aquellas cosas más humanizadoras.
Otra discrepancia que enfrenta la educación está dada entre las soluciones a largo y corto plazo. Actualmente todo se debe resolver de hoy para mañana. Este es un tema de importancia capital para la educación, porque en la formación de la persona se debe trabajar durante mucho tiempo.
Tal vez, en la imagen del público quedó definido que con llamada agenda corta se habían solucionado los problemas urgentes de la educación, sin embargo los de fondo están vigentes y presentes, a la espera de una solución radical. |
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