A Hugo Verdejo, alumno egresado de medicina con un puntaje promedio de
93 puntos, le correspondió hacer uso de la palabra en representación de todos sus
compañeros. Comenzó agradeciendo, en nombre de todos los alumnos, la distinción que se
les entregó. "El premio Universidad de Concepción representa el reconocimiento de
nuestros maestros por una carrera de pregrado culminada a cabalidad, dándole el máximo
realce al fin de una etapa que, sin duda dejará una huella indeleble en nuestras
historias personales".
Indicó que si bien sólo algunos alcanzaron el premio, en ese día "están
representados cada uno de aquellos de nuestros compañeros que dieron lo mejor de sí
durante los años de formación".
Verdejo destacó que la experiencia universitaria trasciende con creces el ámbito
académico y se extiende a todas las áreas de la persona, y de forma sutil, pero
invariable, modifica al estudiante dándole nuevas herramientas para conocer su entorno,
nuevas formas de ver el mundo y, finalmente, nuevos conocimientos para modificarlo según
dicte su razón".
En la parte central de su discurso, señaló que la Universidad tiene una vocación
paradójica. Es a la vez un centro llamado a concentrar en su interior la suma del
conocimiento y, al mismo tiempo, nacido para distribuir tal conocimiento de manera de
impregnar, y en última instancia, modificar profundamente a la vieja sociedad que la vio
nacer. "Esta paradoja ha sido resuelta a través del tiempo en cada uno de los
egresados; la filiación con la Universidad sólo cobra real sentido al abandonar su
alero, transformados cada uno en un agente de cambio, llamados a insertarnos en una
sociedad que requiere de la inyección constante de savia joven para mantenerse en los
estándares de competitividad que exige el mundo hoy en día". Es en la diáspora
cuando sale a relucir el vínculo que nos ata al Alma Mater".
Insistió en la necesidad que los egresados modifiquen su entorno en las
circunstancias, momentos y lugares en que les toque desempeñarse.
Concluyó sus palabras agradeciendo a padres, familiares, amigos, por el apoyo
incondicional y afecto generoso; a los profesores por la entrega de conocimientos sin
esperar reciprocidad, además de todas las personas que colaboraron a hacer Universidad.