De
la quinta a la décima regiones, temporal inclemente
Preguntas de invierno
Cuando
empezábamos a bajarnos
del bote y sacarnos los chalecos salvavidas, arremetió nuevamente
el clima invernal. Unos se alegran otros sufren,
pero todos claman a san Isidro.
por Ángela
Sáez
La gente en la calle no perdona. Al
primer par de gotitas invernales ya está poniendo
el grito en el cielo, reclamando por las calles inundadas, por sus casas mal
construidas, por su cama flotando entre un caudaloso torrente que eligió su
pieza para dar rienda suelta su cauce. El invierno tiene sus propias interrogantes,
me decía un amigo la otra vez. Yo no soy muy dada a tragarme la retórica
semi politiquera que algunos tienen, pero reconozco que con su caso debí hacer
una excepción.
“Parece el mismo cuento de todos
los años, y es que al parecer todos se
quedan dormidos con la historia porque aún a sabiendas de lo que nos espera
para cada invierno, esperamos estar con el agua hasta el cuello para limpiar
alcantarillados, sacar las hojas y parchar los techos. Mientras en el verano,
vamos construyendo mediaguas, vamos haciendo tomas, vamos dándole a la
gente casa en terrenos prohibidos. Eso si se les da casas, porque si el presupuesto
fiscal no alcanza lo más seguro será que tendrán que conformarse
con unos cuantos pedazos de plástico para tratar de disimular lo indisimulable:
la indigna miseria”, decía mi amigo gesticulando un poco exageradamente.
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