Flora y fauna
La naturaleza que rodea nuestra región
No todo es autos, cemento e industrias en la Región Metropolitana. Existen a nuestro alrededor muchas especies nativas que hoy intentan sobrevivir frente al demoledor crecimiento de la población urbana. Una población que parece haber olvidado, hace mucho, que el ser humano no es la única especie que hbita estos parajes
La cuenca de Santiago es uno de los valles más fértiles de Chile, de hecho, gran parte de su millón 545 mil 333,6 hectáreas de extensión corresponde a suelos de calidad muy buena y totalmente aptos para sustentar la vida de todas las especies, tanto vegetales como animales... Lo que incluye, sin lugar a dudas, al hombre.
Problemáticas relacionadas
Las actividades de los humanos interfieren en los ecosistemas, en muchas ocasiones para mal. La Región Metropolitana no es la excepción y producto de lo poblada que ésta se encuentra se derivan varios problemas que inciden directamente en la población tanto animal como vegetal.
En este sentido, una amenaza sobre nuestra región es el proceso de desertificación que se produce por diversas causas, a saber:
El problema se agrava debido a que no existe una ley que proteja explícitamente la diversidad biológica, velando por los recursos genéticos únicos o endémicos. Por el contrario, los esfuerzos de la genética se concentran en mejorar los rendimientos de las especies de plantas domesticadas, desarrollando, entre otros aspectos, especies transgénicas sospechosas de futuros impactos adversos para la naturaleza.
Respecto a los incendios forestales, en nuestro país, a diferencia de muchos otros, no existe la posibilidad de incendios espontáneos, en los que las tempestades eléctricas y las combustiones producidas espontáneamente tienen gran importancia. En Chile la gran mayoría de estos siniestros se originan por la negligencia, descuido o maldad del hombre. Causas inverosímiles como no apagar bien una fogata o botar un cigarrillo encendido, provocan incendios forestales de magnitud. Otra de las causas son los roces de terrenos agrícolas, que en gran parte del Región Metropolitana está prohibido debido a la contaminación atmosférica que produce.
La Fauna
Las especies de fauna más estudiadas en la Región Metropolitana corresponden a vertebrados terrestres (mamíferos terrestres, aves, reptiles y anfibios). Existen algunos estudios sobre peces de agua dulce y algunos ordenes de insectos.
Habitantes típicos de la capital (como los perros o los gatos) son las palomas... Se encuentran en casi todas las urbes de Chile...
Puede decirse que la gran concentración de población -5,6 millones de habitantes en cerca de 1,54 millones de hectáreas- respecto a otras regiones del país hace que la fauna se encuentre bajo fuerte presión por destrucción de hábitats, actividades silvoagropecuarias inadecuadas e introducción de especies extranjeras que compiten con las nativas.
Luego, la destrucción de hábitat tiene diversas causas, tales como:
Según los zoólogos J. Rottmann, Hermán Núñez y José Yañez la Región Metropolitana tiene la tasa de incremento de vulnerabilidad de especies de fauna más alta del país. Es decir, es la región donde más rápidamente y en mayor número se reduce la población de fauna.
Ahora bien, en buena parte de la cuenca del río Maipo, los peces deben sobrevivir a condiciones de contaminación de las aguas que modifican su hábitat. Debido a la gran polución hídrica que sufre la región, el 100% de las especies de peces presentan problemas de conservación.
También los insectos y otros invertebrados, de importantes funciones ecosistémicas (polinización, degradación de residuos orgánicos, aireación del suelo, entre muchas otras), se ven afectados por las mismas causas que los otros animales. Es interesante consignar que cerca del 90% de los insectos chilenos son endémicos. Es decir, existen sólo en nuestro país.
En el caso de anfibios y reptiles la Región Metropolitana es la con mayor número de especies en riesgo y esta triste estadística se mantiene en constante aumento.(8 especies de anfibios y 15 de reptiles con problemas de conservación).
Debe indicarse que en todo el país se registran 43 especies de anfibios y 93 de reptiles en distinto grado de conservación. Es preocupante la situación de los anfibios, ya que cerca del 70% de las especies se encuentran en estado de conservación crítico y una proporción semejante es endémica (sólo existe en nuestro país).
Es menester señalar que para proteger el patrimonio de fauna se deben proteger sus hábitat. Asimismo, parte importante de sus hábitats corresponde a territorios aconsejables de proteger por su riqueza en vegetación, especialmente los humedales.
Si bien las gaviotas son aves marinas... remontan el curso de los ríos en invierno en busca de alimentos... El Mapocho no es la excepción.
Ambiente biótico (flora, fauna, ecosistemas)
Vegetación
La vegetación es parte fundamental en la vida de los ecosistemas. Nuestra legislación no la protege del todo, existiendo innumerables vacíos que en la práctica significan un menoscabo para las especies vegetales de la región. A continuación se presenta unn cuadro con antecedentes de la superficie de vegetación nativa, según tipo, y su tamaño respecto a la región.
Superficie con vegentación nativa.
Cerca de la mitad de la región se encuentra con vegetación nativa, pero sólo una pequeña fracción (cerca del 10%) es reconocida y protegida por la legislación forestal como "bosque". Debe tenerse en cuenta que un 80% de nuestro territorio está compuesto de montañas y el resto son suelos de valle donde compite la ocupación urbana con una agricultura intensiva. Es este sentido, aproximadamente el 33% del territorio regional estaría constituido por suelo desnudo, nieve y agua (cursos y cuerpos de agua).
Las plantaciones forestales no tienen relevancia en nuestra región, principalmente por la poca precipitación, que no permite el desarrollo de una industria forestal rentable. En nuestros cerros crecen fundamentalmente especies vegetales típicas del bosque y matorral esclerófilo, suculentas y praderas. Se trata de especies adaptadas a condiciones templado cálidas, semidesérticas, propias de nuestra latitud en que precipitan cerca de 300 mm de agua anuales (promedio).
Por otra parte, los humedales son territorios con alto contenido de humedad en el suelo, refugio de gran diversidad de especies de flora y fauna. Se estima que cerca del 50% de toda la fauna (tanto en cantidad como en diversidad) vive en esos terrenos, que sólo constituyen cerca del 1% de todo el territorio regional. Convenios internacionales firmados por Chile, refrendados en su propia legislación, protegen estas áreas.
La Ley de Bosques vigente protege los bordes de quebradas, pero los pantanos o zonas húmedas del valle o de la cordillera no se encuentran salvaguardados de actividades que puedan modificar su humedad o afectar las comunidades de flora y fauna. Por esta razón aquellos que se ubican en el valle tienen una fuerte presión urbana como es el caso de Aculeo y Batuco.
Como triste conclusión tenemos que no existe un cuerpo legal que proteja al hábitat, integrando la protección de flora y fauna.
Paisajes
Aunque el paisaje más percibido por sus habitantes es de valle, con vegetación de cultivos típicos de clima templado cálido o el urbano (más del 97% de la población regional vive y trabaja en la ciudad de Santiago), el paisaje predominante de la región es de montaña (cerca de 85% de toda su superficie son montañas).
De este modo, dentro de la región existen variados paisajes montañosos y de valle, que no han sido suficientemente descritos. Se conoce, a grandes rasgos, la originalidad de paisajes de valle como los existentes en la Laguna de Aculeo, en el valle de Mallarauco, en el Cajón del Maipo, en Lipangue, en Pirque, en Isla de Maipo y en San Vicente de Naltahua, entre otros.
Paisajes de montaña propios de la Cordillera de los Andes tienen aprovechamiento turístico como los complejos de Farellones, La Parva y Valle Nevado. Existen otros, en cambio, de gran naturalidad que debieran conservarse para fines de protección de flora y fauna o para recreación como la parte alta del río Volcán, cuenca alta del río Maipo y río Colina, Caleu, parte alta del Puangue, Altos de Cantillana y Tantehue.
Además, se cuenta en la RM con paisajes singulares de terrazas marinas, como los existentes en partes de la comuna de San Pedro.
En general falta una descripción más pormenorizada de nuestros paisajes (a escala 1:50.000 y de más detalle), que incluya una valoración de su diversidad, naturalidad y originalidad. Todo ello, contribuiría a una mejor protección y aprovechamiento de los mismos.
Áreas con ecosistemas de especial interés
Existen áreas de la RM que cuentan con ecosistemas de alta naturalidad. Constituyen refugio de fauna y especies vegetales, que juegan una importante papel en el ciclo hidrológico, en los procesos atmosféricos locales y constituyen un bien paisajístico de importante valor escénico y de potencial aprovechamiento científico, cultural y turístico.
Algunos de esos espacios están bajo protección oficial y otros no. Los que no lo están padecen mayores presiones por actividades productivas (agropecuarias, turísticas informales, mineras, urbanas), que aquellos con restricciones legales a usos diversos.
Sólo algunas de ellas cuentan con estudios parciales de su patrimonio florístico y faunístico. La mayor parte de esos territorios son de propiedad privada y se encuentran en la Cordillera de Los Andes y la Cordillera de la Costa. También existen importantes espacios que son de propiedad de organismos o empresas del estado (CODELCO, CORFO, Bienes Nacionales y FF.AA.).
Las iniciativas privadas de conservación de ecosistemas no reciben estímulos económicos por parte del estado, lo que reduce la materialización de proyectos de este tipo.
En la Región Metropolitana se han identificado diversas áreas colocadas bajo protección oficial, comprendidas dentro de las categorías que a continuación se señalan y tienen como finalidad la protección, conservación, incremento, manejo y aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales renovables de la región, en beneficio de nuestro patrimonio natural y cultural:
Existen otras áreas que se considera necesario restringir a actividades urbanas, para preservar los equilibrios ecológicos de la región. En particular los humedales. Para ello, es importante considerar la opinión de servicios competentes y proteger esos territorios.
Según la Ley Nº 17.288 sobre monumentos nacionales, se considera Santuario de la Naturaleza a todos aquellos sitios terrestres o marinos que ofrezcan posibilidades especiales para estudios e investigaciones geológicas, paleontológicas, zoológicas, botánicas o de ecología, o que posean formaciones naturales, cuya conservación sea de interés para la ciencia o el Estado.
Un Parque Nacional, en tanto, es un área extensa, donde existen diversos ambientes únicos o representativos de la diversidad ecológica natural del país, no alterados significativamente por la acción humana y capaces de autoperpetuarse.
Espacio verdes urbanos
Los espacios verdes urbanos en Santiago fueron catastrados en 1992 (existe un nuevo catastro en ejecución) y resultó que en ese entonces habían 2.686 hectáreas de espacios verdes públicos y 2.625 ha. privadas, que representaba un 2,5% del área urbana consolidada.
En este lugar había un vertedero llamado Pozo La Feria... Hoy es un parque de nombre André Jarlán...
Estas cifras permitirían concluir que existen 5,7 m2 de área verde por habitante. Sin embargo, cerca de la mitad son áreas café, incluidos cerros isla como Cerro Blanco, Cerros de Renca y otros que casi no tienen vegetación.
Asimismo, debe considerarse la desigualdad en la distribución de los espacios verdes que está detrás de la cifra promedio de 5,7. Mientras comunas del sector oriente de Santiago tienen más de 20 m2 de áreas verdes por habitante, comunas del sector sur, poniente o norte de Santiago tienen menos de 1 m2/hab.
La ciudad se ha expandido a razón de 1000 hectáreas por año y sólo se han construido 8 hectáreas de áreas verdes públicas en igual período de tiempo, por lo que el déficit ha aumentado, especialmente en comunas del sur y del poniente de Santiago (Pedro Aguirre Cerda, Cerrillos, etc.), que tienen menos de 1 m² de área verde por habitante.
Debe considerarse que la Organización Mundial de la Salud recomienda 9 m² de áreas verdes públicas por habitante para los asentamientos humanos y en Santiago habría cerca de 1,5 m² de áreas verdes públicas constituidas.