Vegetación.

La escasa vegetación existente se ve constreñida por la aridez y las bajas temperaturas de la Puna. Con todo, saca partido de la magra humedad del desierto para hacerse un lugar en este medio. Sin embargo, el balance vegetacional es siempre desolador.
Vegetación costera. Desde la desembocadura del Loa, hasta los 24º 30' de latitud sur, se extiende una formación desértica costera, que trepa por la ladera occidental de la cordillera de la Costa cubriendo las planicies litorales y adentrándose por las estrechas quebradas.
Esta cubierta vegetacional esta dominada por arbustos, cactácea y varias plantas herbáceas perennes, que se desarrollan preferentemente en invierno y primavera. Abundan entre las cactáceas el guillave, copao, sandillones y leonsitos. Entre los arbustos destacan Escañar arbustivo, la chamicilla tipia, lechero y cola de zorro.
Al sur de los 24º30', inconcordancia ala mayor humedad imperante, los faldeos barlovento de la cordillera de la costa se cubren con el jaral costero, asociación vegetal de mayor jerarquía, formada por un tapiz de hierva y por un matorral abierto de arbustos xerofíticos (adaptados a la aridez), que se yerguen hasta 1,20 m de altura.
Aparecen también cactáceas junto a arbustos siempre verdes, entre los que destacan el amací, lechero, cacho de cabra, churco y pingopingo.
La pampa del tamarugal. Al norte del rió Loa en la provincia de Tocopilla, subsiste una formación abierta de asociaciones de tamarugos, algarrobos y molles, acompañados de algunos pastos salobres a nivel del suelo. Esta vegetación sobrevive aprovechando de las napas de aguas subterráneas.
Al sur del Loa se encuentra la desnudes inconfundible del desierto de Atacama.
El Jaral desértico. En los faldeos inferiores de os Andes y en la parte alta del desierto marginal surge esta formación vegetacional esta condicionada por la topografía y por las exiguas precipitaciones. Conforma un estrato discontinuo con marcado carácter xerofítico, de unos 50 cm. De altura y asociado con un feble tapiz de plantas en estado latente (semillas o bulbos), que esperan las erráticas lluvias para crecer y fenecer rápidamente. Abundan las jarillas, cachillullos, pingopingo, brea, guañil y cola de zorro, en el estrato superior; y mal villas y ortigas, en el interior.
El Tolar y la estepa andina. A mayor altura, en los faldeos, mesetas y sierras interiores, aparece el Tolar: conjunto de arbusto de hojas y ramillas resinosas, de forma achaparrada y de color oscuro, que constituye un matorral de cierta densidad hasta 1 metro de estatura, asociada con gramínias y plantas perennes. La composición florística esta dominada por tolas, tolillas, pingopingo y especies rastreras.
En las altas mesetas andinas y faldeos de los cordones que la cruzan, aparece la estepa andina: conjunto de graminias duras que forman champas asociadas con arbustos enanos y hiervas perennes. De carácter xerofítico y abierta, es interrumpida por emergencias boscosas, paramos asotados por el viento, y por los bofedales o vegas, donde surge una vegetación mucho más densa y jugosa para la escasa ganadería de auquénidos. Entre las especies mas conocidas destacan los coirones, festucas y hierva blanca.