CLIMA E HIDROGRAFÍA.

La Región de Antofagasta constituye una de las áreas más áridas del territorio nacional, con precipitaciones muy escasas. Dicha aridez se debe a la posición casi permanente del anticiclón del Pacífico a esas latitudes, formado por masas de aire frío y seco, provenientes del área ecuatorial y la presencia de la corriente de Humbodlt. Un fenómeno que se presenta a diario son las neblinas costeras o camanchacas.
Las variaciones climáticas y la orografía comparten responsabilidades en la hidrografía, que presenta en esta Región rasgos bien definidos. Se hacen presentes aquí el arreísmo dominante (no hay escurrimiento superficial organizado); el endorreísmo (cursos efímeros que no llegan al mar); el exorreísmo (cursos superficiales que llegan al mar) y el providencial (curso de las aguas subterráneas).
El arreísmo dominante. La ausencia de precipitaciones en el llano central y las disposiciones de cordones antepuesto a la cordillera, hacen que la mayor parte de la región no cuente con una hidrografía organizada. Por el contrario domina el caos.
El arreísmo dominante. La ausencia de precipitaciones en el llano central y las disposiciones de cordones antepuesto a la cordillera, hacen que la mayor parte de la región no cuente con una hidrografía organizada. Por el contrario domina el caos.
El arreísmo dominante. La ausencia de precipitaciones en el llano central y las disposiciones de cordones antepuesto a la cordillera, hacen que la mayor parte de la región no cuente con una hidrografía organizada. Por el contrario domina el caos.
El endorreísmo. En las cuencas Intermontañas de los Andes, los cordones antepuesta a la Cordillera y en las planicies altas, los macizos y sierras que la irrumpen encierran la escasa agua superficial que converge esporádicamente siguiendo la topografía hacia los lugares mas deprimidos, en cuyo seno se albergan los salares.
El endorreísmo. En las cuencas Intermontañas de los Andes, los cordones antepuesta a la Cordillera y en las planicies altas, los macizos y sierras que la irrumpen encierran la escasa agua superficial que converge esporádicamente siguiendo la topografía hacia los lugares mas deprimidos, en cuyo seno se albergan los salares.
Por último, en la Puna proliferan pequeños salares como los de Tara, Quiaquiro, Aguas Calientes, Laco, Purisunchi y Púlar; además de las lagunas de Agua Calientes, Miscanti, Talar y otras menores. Esos salares y lagunas posibilitan en sus alrededores la existencia de pequeños oasis de presencia humana.
Por último, en la Puna proliferan pequeños salares como los de Tara, Quiaquiro, Aguas Calientes, Laco, Purisunchi y Púlar; además de las lagunas de Agua Calientes, Miscanti, Talar y otras menores. Esos salares y lagunas posibilitan en sus alrededores la existencia de pequeños oasis de presencia humana.
A pesar de que su presencia es excepcional, ella es perfectamente explicable porque sus primeros 165 Km. de recorrido en dirección sur le permite barrer los aportes de la Cordillera del Medio, que lo encierra por el oeste, y la Cordillera de los Andes que lo enmarca por el este. Es justamente en esta zona donde se presentan las precipitaciones mas significativas.
El Loa posee una hoya de 34.000 Km2 y su recorrido alcanza a los 400 Km. Su curso se inicia en las faldas del volcán Miñio, dirigiéndose hacia el sur por 165 Km. Y recibiendo entre sus muchos aportes en las aguas del río San Pedro. Mas al sur recoge las aguas salobres del Salado, que nace en los cerros de El Tatio. Al llegar a angostura, premunido de todos los refuerzos cordilleranos se lanza hacia el oeste tras la conquista del desierto, manteniendo esta dirección por unos 90 Km., hasta enfrentarse con la cordillera de la costa que, en Chalanse, lo obliga a desplazarse hacia el norte por unos 140 Km.
En este codo recibe como aliado al río Salvador y avanza hacia el norte, captando aportes subterráneos hasta recostarse en el cordón La Encañada, de donde su curso sigue profundamente encajonado. A partir de Quillagua comienza a descubrir una amplia curva hacia el oeste derrotando a la cordillera de la costa en la proximidad de Calate. De allí se escurre hacia el mar por un profundo cañón de mas de 500 metros hasta desembocar en el Pacífico.
Los beneficios que el Loa aporta a la actividad regional son múltiples: sus aguas riegan la agricultura en las áreas de Conchi, Toconce, Aiquina, San Salvador, ChiuChiu, Calama y Quillagua. Su hoya abastece de agua potable a Chuquicamata, María Elena, Antofagasta y Tocopilla. Proporciona agua para la minería del cobre en Chuquicamata y para la actividad salitrera en María Elena y Pedro de Valdivia; y genera energía eléctrica en El Toco.
Las aguas subterráneas. Las precipitaciones no escurren en su totalidad por la superficie; parte de ella se filtra a través de capas permeables del subsuelo y, siguiendo la ley de gravedad, se desplazan por encima de mantos impermeables, surge así un escurrimiento subterráneo que es de gran valor de esta región azotada por la aridez.
Estas aguas aparecen en los faldeos andinos y en plena Pampa, formando aguadas o vertientes, al aflorar a la superficie los pisos impermeables que les impide seguir profundizándose. También las capta el hombre cavando pozos o galerías subterráneas. Las aguadas pintan de verde el desierto donde quiera que se asoman, pero son particularmente frecuentes en plena Cordillera de la Costa, entre Tocopilla y Pisagua, en la cuenca del Loa y en la cuenca de Taltal.