HIDROGRAFIA

La ausencia de lluvias en la costa impide la formación de escurrimientos permanentes. Pero al interior, en el antiplano y la Cordillera Andina, las precipitaciones de nieve y lluvia forman algunas lagunas, ríos y quebradas de singular belleza que corren hacia Bolivia, como sucede con el Lauca, el Caquena y el Isluga, o forman quebradas que surcan la planicie intermedia y que rara vez llegan al mar (corrientes endorreicas), o bien forman oasis gracias al afloramiento de aguas subterráneas. El gran problema es que la mayor parte del agua se pierde por evaporación, infiltración o por que llega suelo salinos que no pueden utilizarse para la agricultura. Algunas de estas quebradas y oasis han sido aprovechados por el hombre desde tiempos inmemorables como única forma de obtener agua y riego para las escasas tierras cultivables, como por ejemplo: Lluta, Azapa, Camarones, Vítor, Tarapacá y Guatacondo.
Hasta la época colonial, el norte grande sólo estuvo habitado por pueblos indígenas que tuvieron una población poco numerosa; por ello el problema de la falta de agua no se hizo sentir en la forma dramática que se plantea hoy, cuando existen más de 250.000 habitantes; es por esto que desde los tiempos del salitre, la búsqueda de fuente de agua ha sido permanente. Se ha realizado así, costosas obras de ingeniería para captar y aprovechar la mayor cantidad posible de agua. Un ejemplo es la infraestructura de regadío del valle de Azapa.
Otras obras de captación de agua son el embalse de Caritaya construido al oriente de Arica y que riega áreas del valle de Camarones. Más al Sur esta el canal Cotina, que aprovecha aguas de la quebrada de Tarapacá. Por otra parte, es importante la captación de aguas subterráneas que ya fueron útiles en los tiempos del salitre, especialmente en los "puquios", o vertientes de la región, como Pozo Almonte, Pica y Matilla. Pero aunque estas posibilidades son prometedoras, existe el problema de la falta de energía para perforar nuevos pozos y explotarlos, lo que podría superar con la aplicación de otras fuentes: como la eólica, la solar o la de los geysers, afloramientos de vapor de agua, como los de Puchuldiza y Surire.