La agenda pública ha estado centrada en los últimos tres meses en el tema del transporte urbano de Santiago, sin embargo muchos analistas desde diversos sectores piden un cambio en el debate para abordar temas que, aunque no de extrema urgencia para los santiaguinos, requieren ser analizados por la sociedad en su conjunto.
Han existido atisbos por incorporar a la discusión pública temas como educación, crecimiento económico, impuestos, previsión, derechos laborales, distribución del ingreso, concentración económica. Además se vislumbra el deseo de algunos grupos por debatir acerca de la noción de Estado, de libertad, de la naturaleza del hombre.
En medio de la pobreza que ha afectado el debate público, que se ha centrado en farandulización del mismo, estos temas responden a demandas fruto de las nuevas realidades en las que se desenvuelve la sociedad chilena y por los problemas y desafíos futuros que incuba ese desarrollo.
Algunos cientistas políticos señalan que la fugacidad de estas discusiones se debe a las dificultades o carencias que tienen los debates intelectuales en Chile en cuanto a tratar los asuntos sustantivos de la modernidad.
La noción que de hecho se impone considera la modernidad como una meta o etapa ya definida a la que hay que arribar y cuyo paradigma está definido por los países del hemisferio norte.
En el caso de los debates sobre calidad de la educación se la caracteriza a partir de lo requerido por el imaginario ideal de un país moderno y no se la conceptualiza desde las necesidades y capacidades de una nació en proceso modernizador.
Entre las diferencias se menciona el menor y distinto papel que desempeña la familia en el sistema educacional fruto de la mayor incorporación de la mujer al mundo laboral, sumado a la brecha educativo-cultural que se ha generado entre padres e hijos en virtud de la extensión promedio de años de estudios y de la más rápida inserción de las nuevas generaciones a las prácticas de la vida moderna cotidiana.
Estas realidades están presentes en nuestro mundo universitario y constituyen algunas de las variables que se deben tener presentes en el proceso educativo.
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