Eduardo Vera Wandersleben
Estudió en la UdeC para desarrollar su área humanista
“Me ha servido el pragmatismo en el modo de ejercer la profesión, en la manera de enfrentar los problemas sociales políticos y buscar soluciones sobre el exceso de retórica que veo en colegas de la misma generación que se educaron en otras universidades”
En 1978, Eduardo Vera Wandersleben abandonó la casa de sus padres, ubicada en de Ancud para venir a estudiar Derecho a la Universidad, lugar donde hizo muy buenos amigos y cultivó grandes valores éticos.
Muchas han sido las funciones que ha desarrollado a lo largo del tiempo en Coyhaique, donde vive actualmente, entre las que se pueden mencionar ser director del Centro de Investigaciones de Ecosistemas de la Patagonia, asesor en la industria del salmón, consejero regional, dueño del diario El Divisadero, etc.
¿Por qué su opción fue UdeC?
Estudie aquí porque, cuando era estudiante de enseñanza media, veía como horizonte de estudio superior la Universidad Austral de Valdivia, la Frontera de Temuco y de Concepción. Santiago era un mundo bastante inhóspito para los sureños, por eso opté por Concepción, además mi decisión coincidió con haber conocido en vacaciones de verano a un grupo de mochileros que recorrían Chiloé y estudiaban Derecho y, que con los años, se han convertido en mis mejores amigos.
En aquella época, para los jóvenes que tenían aptitudes por el área social lo óptimo era estudiar leyes, ya que ésta servía como campo de amplitud. “Quien estudiaba derecho podía ser hasta un buen periodista o cientista político, te daba más oportunidades en el área humanista, no tenía una especial vocación por la justicia, pero debo reconocer que derecho ofrecía una gran amplitud de desarrollo intelectual”.
¿Cómo vivió la transición a la democracia dentro de la Universidad?
En esa época los que estábamos en los mejores lugares de rendimiento académico y éramos de provincia, en realidad nos abstrajimos mucho de participar en política, teníamos un deber familiar antes que un deber ciudadano-político. No obstante, con el correr de los años, conocí a los políticos de la época y, sin tener una vocación política tan fuerte, participé en el acto de constitución de los 24, primera organización que se creó en Chile para avanzar a la democracia con la reticencia de los autoridades de la época.
Considera que la carrera le entregó principios fundamentales basados en el pragmatismo, un cultivo muy fuerte de valores éticos y una vivencia muy cercana de los profesores con los alumnos.
“Me ha servido el pragmatismo en el modo de ejercer la profesión, en la manera de enfrentar los problemas sociales políticos y buscar soluciones sobre el exceso de retórica que veo en colegas de la misma generación que se educó en otras universidades. Además, gracias a un profesor que me estimó mucho, salí con una gran capacidad para ejercer la profesión vinculada a la gestión empresarial, que en ese entonces era un área abandonada por otras universidades”.
Al terminar sus estudios regresó al sur. Su destino fue Coyhaique donde, gracias a una práctica profesional meritoria, la Asistencia Judicial le dio la oportunidad de crear un consultorio jurídico.
Con el pasar de los años los motivos que lo llevaron a estudiar Derecho se fueron haciendo realidad, ya que ha logrado desarrollarse en diversos ámbitos dentro del área humanista.
Mirta Barramuño
Alumna en Práctica
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