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nro 591 Jueves 12 de octubre de 2006

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  • CONTRIBUCIÓN ACADÉMICA

Vemos con mucha preocupación,que nuestra especialidad se ve amenazada pues en los planes y programas de ministerio de Educación, en formación de adultos, la filosofía no es considerada como una materia obligatoria sino optativa.

Con ello, no sólo se elimina una plaza laboral, sino que, más grave aun, se disocia al ciudadano de una formación acabada y plena, llevando a la falta de espíritu crítico a las futuras generaciones, y entrando en franca contradicción con lo que el Ministerio dice difundir y promover a cabalidad.

Desde hace un tiempo, hemos venido apreciando cómo la disciplina ha ido desapareciendo del currículo, al punto de que en la educación técnico profesional, no existen horas para la reflexión.Nos resistimos categóricamente a pensar que el Ministerio quiera el día de mañana sujetos acríticos y autómatas, que sólo realicen una función, como si fueran un diente más de un engranaje. Sin embargo, auxiliándonos de la ironía socrática, vemos con tristeza, cómo la filosofía ya ha desaparecido de este tipo de enseñanza. Hoy por hoy, ya no sólo los jóvenes salidos de ese marco curricular, no tienen elementos de juicio crítico, precisamente, porque el estado consideró que las herramientas que le permitían aprender a cavilar no eran necesarias, sino que ahora hay que extenderlo a los adultos que buscan terminar sus estudios incompletos mínimos de 12 años.

Vemos con preocupación un doble estándar; por un lado, los colegios privados incrementan las horas de filosofía, y por el otro, en la educación pública se recortan cada vez más las horas. Está claro, hay dos Chiles, el privado que le asigna a la aprehensión de la filosofía un lugar de excelencia, y otro que la mira con sospecha.

Perentoriamente, aspiramos como académicos de la disciplina que la filosofía vuelva a tener el espacio y la importancia que siempre tuvo en Chile; que la especialidad sólo sea impartida por los pedagogos en Filosofía; que se restituyan las horas que han sido eliminadas de los planes y programas de la enseñanza técnico profesional y de adultos; que en la medida de lo posible, la filosofía se implemente y promueva con mayor cantidad de horas en todos los establecimientos públicos y subvencionados, tanto de enseñanza básica como media, para igualar la calidad de la educación con los establecimientos privados, para crecer con equidad como reza la divisa del supremo gobierno.

Marco A. Martin, pedagogo en Filosofía, estudiante del magíster en Historia Universidad de Concepción, y Mario Signorelli pedagogo en Filosofía, director regional de profesores de Filosofía.

Marco A. Martin, pedagogo en Filosofía, estudiante del magíster en Historia Universidad de Concepción, y Mario Signorelli pedagogo en Filosofía, director regional de profesores de Filosofía.

   

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