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La
nueva formación técnico profesional
Un efecto multiplicador
A
juicio del académico, experto en transferencia de
conocimientos universidad/industria, Abelardo Castro,
la nueva organización de la enseñanza técnico profesional
“va a revolucionar el sistema de la educación en
Chile, incluso las formas de ingreso a la universidad”.
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Con
la articulación –dice- “estamos marchando hacia una nueva
perspectiva de la educación, a una educación realmente
permanente y continua”. Esto
permite que las personas, independientemente del nivel
educativo en que se haya formado (incluso aquéllas que
desempeñan un oficio sin haber tenido instrucción formal),
tengan una opciones de avanzar en una carrera profesional
de manera flexible y de acuerdo a sus posibilidades, obteniendo
el reconocimiento de sus saberes y experiencias como una
base de la nueva etapa formativa.
Dentro de esta perspectiva, según Castro, la actividad
de las personas –su experiencia laboral, intelectual-
cobra sentido, porque “se prioriza la producción, por
sobre las profesiones de cuello y corbata”, explica haciendo
referencia a la estructura de la fuerza laboral del país,
donde la proporción profesional/técnico es de 7 a 1. Con
el nuevo esquema de formación, dice Castro, se puede revertir
la estructura de la pirámide laboral, ampliando la base
de obreros calificados, destinados a la producción, centrando
la capacidad de profesionales, como los ingenieros, a
la generación de tecnologías para agregar valor a los
productos.
Un
número mayor de obreros calificados –como existe en los
países desarrollados- favorece la creación de nuevas empresas
y el aumento de la producción, y puede incluso tener incidencia
en el estímulo a la inversión extranjera.
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