La ingeniería aplicada a la agricultura fue el eje en torno
al cual se desarrolló el Cuarto Congreso Internacional de Ingeniería Agrícola, Ciach
2001, que convocó en el campus Chillán a más de un centenar de profesionales,
académicos e investigadores de Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, México, Estados
Unidos, España y Chile.
Entre el miércoles y el viernes, se presentaron cerca de 160 trabajos -orales y
poster- en las áreas de mecanización y energía, agroindustrias, riego y drenaje, a
través de los cuales se conocieron los últimos avances en tecnología e innovación y
las tendencias que deberá seguir la especialidad en este nuevo siglo, tanto en el ámbito
formativo como en la investigación. Además de estos temas que tradicionalmente se han
ligado a la ingeniería agrícola, se analizaron otros, que cobran cada vez mayor fuerza
en esta área: la contaminación de recursos naturales y la sustentabilidad de los
procesos productivos.
Conferencias La variable medioambiental cruzó las exposiciones del ciclo de conferencias
del Congreso, a cargo de destacados especialistas extranjeros. El uso de tecnologías
agrícolas apropiadas para minimizar los posibles daños en suelos, cultivos, animales y
medioambiente fue el tema tratado por Jaime Ortiz-Cañavete (Universidad Politécnica de
Madrid). Claudio Stockle (Universidad del Estado de Washington) en la fotografía-
se refirió a los impactos ambientales del riego. La eficiencia en el uso de los sistemas
de suministros de agua, es a juicio de Stockle, la solución para una agricultura
sostenible en el largo plazo. Por su parte, Manuel Lagunas-Solar (Universidad de
California-Davis) expuso sobre el uso de tecnologías limpias en la agroindustria, un tema
que se asocia a la disminución de riesgos de contaminación asociados a la producción,
preservación y distribución de productos agrícolas de exportación. |
Para el coordinador del encuentro, Mario Ibáñez, Ciach se ha consolidado como un
espacio de reflexión en torno a la realidad de la ingeniería agrícola, especialmente en
el ámbito latinoamericano. Ibáñez señaló que este encuentro cobra una relevancia
mayor cuando se analizan los nuevos escenarios de la economía. Las nuevas exigencias en
el campo productivo indica- también están tocando a la agricultura y el desarrollo
futuro de la actividad depende del tipo de profesionales que formen las universidades.
"El intercambio de conocimientos entre académicos es fundamental para actualizar
conocimientos y conocer perspectivas de otros países y otras universidades", algo
que afirmó- también tiene impactos en la actividad académica y en las soluciones
que se puedan dar a los problemas que plantea la especialidad.
Etica, tecnología y educación
Al inaugurar el Congreso, su presidente, Eduardo Holzapfel, se refirió a la creciente
incorporación de la tecnología en los procesos productivos agrícolas y advirtió la
necesidad de reflexionar sobre todo en el ámbito universitario- en torno al papel
de estos avances en la sociedad. «El hombre, el investigador o el académico debe retomar
con decisión el avance de un camino equilibrado de la tecnología y de la ética, del
saber y de la moral, del afecto y la equidad, para que cuando las enseñe, las transmita o
las use, le ponga ese poderoso ingrediente que le corresponde a la dignidad del ser
humano».
La deber de las instituciones formadoras de profesionales fue el tema que abordó en su
intervención, durante el acto inaugural, el director del Centro de Capacitación y
Educación, Cecap, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura
(Iica), José Luis Parisi. Para Parisi, el actual escenario "un cambio de
época", donde la incertidumbre es el entorno natural- demanda una acción proactiva
de las universidades en su contribución al desarrollo del país y en la reflexión de los
cambios que ocurren en la sociedad.
En su función formadora, dijo, las universidades están obligadas a la pertinencia y
por ello se acepta la prevalencia del enfoque bajo demanda. Esto no se trata de dar
respuesta a las señales del mercado, sino de estructurar todos la oferta de la
Universidad en función de la necesidad social de desarrollo.
Por eso llamó a los asistentes al congreso a pensar la formación de las futuras
generaciones, a dar un sentido a la práctica profesional del ingeniero agrícola,
dotándola de un sistema de valores que permita avanzar hacia un mundo solidario,
participativo, tolerante. "Sin esto dijo- es mentira que podamos avanzar hacia
una calidad de vida".