Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 407 

JUEVES 17 DE MAYO DE 2000

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Editorial
Ciach 2001
La ingeniería agrícola del siglo XXI

Mario Ibáñez, José Luis Parisi, Eduardo Holzapfel, el vicerrector Ernesto Figueroa y el decano Fernando Reyes presidieron el acto inaugural del congreso.

La ingeniería aplicada a la agricultura fue el eje en torno al cual se desarrolló el Cuarto Congreso Internacional de Ingeniería Agrícola, Ciach 2001, que convocó en el campus Chillán a más de un centenar de profesionales, académicos e investigadores de Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, México, Estados Unidos, España y Chile.

Entre el miércoles y el viernes, se presentaron cerca de 160 trabajos -orales y poster- en las áreas de mecanización y energía, agroindustrias, riego y drenaje, a través de los cuales se conocieron los últimos avances en tecnología e innovación y las tendencias que deberá seguir la especialidad en este nuevo siglo, tanto en el ámbito formativo como en la investigación. Además de estos temas que tradicionalmente se han ligado a la ingeniería agrícola, se analizaron otros, que cobran cada vez mayor fuerza en esta área: la contaminación de recursos naturales y la sustentabilidad de los procesos productivos.

Conferencias

La variable medioambiental cruzó las exposiciones del ciclo de conferencias del Congreso, a cargo de destacados especialistas extranjeros. El uso de tecnologías agrícolas apropiadas para minimizar los posibles daños en suelos, cultivos, animales y medioambiente fue el tema tratado por Jaime Ortiz-Cañavete (Universidad Politécnica de Madrid). Claudio Stockle (Universidad del Estado de Washington) –en la fotografía- se refirió a los impactos ambientales del riego. La eficiencia en el uso de los sistemas de suministros de agua, es a juicio de Stockle, la solución para una agricultura sostenible en el largo plazo. Por su parte, Manuel Lagunas-Solar (Universidad de California-Davis) expuso sobre el uso de tecnologías limpias en la agroindustria, un tema que se asocia a la disminución de riesgos de contaminación asociados a la producción, preservación y distribución de productos agrícolas de exportación.

Para el coordinador del encuentro, Mario Ibáñez, Ciach se ha consolidado como un espacio de reflexión en torno a la realidad de la ingeniería agrícola, especialmente en el ámbito latinoamericano. Ibáñez señaló que este encuentro cobra una relevancia mayor cuando se analizan los nuevos escenarios de la economía. Las nuevas exigencias en el campo productivo –indica- también están tocando a la agricultura y el desarrollo futuro de la actividad depende del tipo de profesionales que formen las universidades. "El intercambio de conocimientos entre académicos es fundamental para actualizar conocimientos y conocer perspectivas de otros países y otras universidades", algo que –afirmó- también tiene impactos en la actividad académica y en las soluciones que se puedan dar a los problemas que plantea la especialidad.

Etica, tecnología y educación

Al inaugurar el Congreso, su presidente, Eduardo Holzapfel, se refirió a la creciente incorporación de la tecnología en los procesos productivos agrícolas y advirtió la necesidad de reflexionar –sobre todo en el ámbito universitario- en torno al papel de estos avances en la sociedad. «El hombre, el investigador o el académico debe retomar con decisión el avance de un camino equilibrado de la tecnología y de la ética, del saber y de la moral, del afecto y la equidad, para que cuando las enseñe, las transmita o las use, le ponga ese poderoso ingrediente que le corresponde a la dignidad del ser humano».

La deber de las instituciones formadoras de profesionales fue el tema que abordó en su intervención, durante el acto inaugural, el director del Centro de Capacitación y Educación, Cecap, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica), José Luis Parisi. Para Parisi, el actual escenario –"un cambio de época", donde la incertidumbre es el entorno natural- demanda una acción proactiva de las universidades en su contribución al desarrollo del país y en la reflexión de los cambios que ocurren en la sociedad.

En su función formadora, dijo, las universidades están obligadas a la pertinencia y por ello se acepta la prevalencia del enfoque bajo demanda. Esto no se trata de dar respuesta a las señales del mercado, sino de estructurar todos la oferta de la Universidad en función de la necesidad social de desarrollo.

Por eso llamó a los asistentes al congreso a pensar la formación de las futuras generaciones, a dar un sentido a la práctica profesional del ingeniero agrícola, dotándola de un sistema de valores que permita avanzar hacia un mundo solidario, participativo, tolerante. "Sin esto –dijo- es mentira que podamos avanzar hacia una calidad de vida".

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