Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 402 

JUEVES 28 DE MARZO DE 2000

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Editorial
Científicos alemanes y chilenos reconstruyen historia paleoclimática a lo largo de la costa

* El crucero -que se llevará a cabo a bordo del buque del gobierno alemán Sonne bajo el nombre SO 156- se extenderá hasta el 14 de mayo, cubriendo un recorrido que va desde Antofagasta al sur de Chiloé.

Investigaciones geológicas, que pueden dar luces sobre las condiciones climáticas existentes hasta hace unos 100 mil años, concentrarán la atención de científicos alemanes y de esta casa de estudios que, a partir de hoy, se embarcan en un crucero que hará un muestreo en una extensa área de la plataforma continental a lo largo de las costas chilenas.

Esta gran empresa científica está destinada a recoger nuevos antecedentes sobre las características climáticas actuales y pasadas en las costas chilenas para complementar la información acumulada hasta hoy -tanto oceanográfica como continental- y reconstruir así el historial paleoclimático de la región y su relación con la productividad marina.

Hasta el 14 de mayo, el Sonne (en la foto) sostendrá las investigaciones de los científicos del Instituto Max Planck de Microbiología Marina de Bremen, del Instituto para la Investigación Polar y Marina, Alfred Wegener, de las universidades de Bremen y de Oldenburg, y los 10 investigadores de esta casa de estudios. El jefe científico del crucero por la parte alemana es Dierk Hebbeln, del departamento de Geociencias de la Universidad de Bremen.

El crucero -que se llevará a cabo a bordo del buque del gobierno alemán Sonne bajo el nombre SO 156- se extenderá hasta el 14 de mayo, cubriendo un recorrido que va desde Antofagasta al sur de Chiloé.

Las investigaciones reúnen a más de 40 científicos, que se dividirán en tres etapas de trabajo. La primera, hasta el 6 de abril, cubrirá una transecta de Valparaíso a Antofagasta, con estudios en geología marina, biología bentónica y microbiología. Entre el 6 y 17 de abril se hará el trayecto inverso, recogiendo muestras para análisis geológicos y de microbiología; para emprender finalmente el recorrido más extenso: desde Valparaíso al sur, que se prolongará hasta el 14 de mayo, con intenso trabajo en las tres áreas.

Para el jefe científico del crucero por la parte chilena, Víctor Ariel Gallardo, la trascendencia de estos estudios –que originalmente estaban programados para el año pasado en el marco del Fondap-Humboldt- se debe a la posibilidad de avanzar en la reconstitución de las relaciones entre fenómenos continentales y marinos, su influencia en el comportamiento productivo del mar en el pasado, la predicción de situaciones futuras y los cambios en determinados patrones por la influencia del hombre a través del tiempo.

Estudios realizados en 1995 en la zona alta de la corriente Chile-Perú, también a bordo del Sonne y que se han remontado hasta el último máximo glacial, han ayudado a determinar que en ese período la productividad en la cuenca de Valparaíso fue mayor que en el Holoceno y por el contrario, más al norte, fue menor. Esto sugiere que puede haber diferencias regionales importantes en los patrones productivos a lo largo de la corriente y esta variabilidad es la que –a juicio de Gallardo- impide hacer una estimación real de la paleoproductividad glacial "ya que los muestreos en el pasado no han sido de lo mejor". La idea de este crucero es aumentar la densidad de las muestras sobre el talud continental chileno para entender la variabilidad espacial y la evolución de la paleoproductividad en la corriente Perú-Chile, afirma Gallardo.

Por ello resalta que un aspecto importante del crucero está relacionado con el desarrollo de la paleoceanografía, que ayudará a saber qué ha ocurrido con la oceanografía en la corriente Chile-Perú. "Esto está relacionado con la paleoproductividad de la región. Estos estudios se concentran en los últimos 70 mil años, para lo cual se trabajará con testigos largos para recoger los sedimentos".

De ahí la relevancia de la confluencia de los tres tipos de estudios que se realizarán en esta ocasión, pues se trata de fenómenos que van interrelacionados.

En la parte microbiológica, a cargo del Max Planck Institute, Mpi, los estudios están dirigidos a profundizar en la fisiología y biomasa de bacterias gigantes, como la thioploca, así como a establecer sus relaciones con el medioambiente. En esta parte participan dos investigadores de esta casa de estudios, mientras que en el área de estudios en geología marina está el grueso de los científicos del departamento de Geociencias de la Universidad de Bremen.

El grupo de bentos, a cargo de Gallardo, es el que cuenta con el mayor volumen de investigadores de esta casa de estudios, quienes trabajarán asociados con el Instituto Alfred Weneger.

Aquí se recogerán antecedentes sobre la distribución de las comunidades animales de fondo marino y su relación con variaciones latitudinales de productividad, lo que ayudará a entender la presencia o ausencia de recursos pesqueros en determinadas zonas.

Según Gallardo, este crucero representa una gran oportunidad para el equipo de investigadores de esta Universidad: los estudios en biología y microbiología, servirán para completar los mapas de distribución de recursos bentónicos y de bacterias gigantes (especialmente de thioploca) cuyos muestreos, dentro de las investigaciones universitarias, han sido más bien puntuales y siempre asociados a la Bahía de Concepción y áreas cercanas.

Una expedición cooperativa

La planificación de este crucero se llevó a cabo en octubre de 1998 en Bremen, en una reunión que contó con la asistencia de delegados de las instituciones participantes, a excepción del Mpi.

En la reunión se acordó que la expedición tendría un carácter cooperativo e integrador de las contrapartes científicas chilena y alemana. De esta manera, se determinó que además de las investigaciones a bordo del buque Sonne, los científicos trabajarán en forma conjunta en el estudio de muestras, la realización de talleres de análisis de datos y la producción de publicaciones sobre los resultados, considerando además el intercambio de científicos. Todos estos acuerdos, así como el establecimiento del número de participantes en el crucero –que reservó un cuarto de la tripulación científica para los investigadores chilenos- y la nominación de un jefe científico por cada país, están contenidos en el llamado protocolo de Bremen.

Según Víctor Gallardo –quien suscribió el acuerdo junto a Dierk Hebbeln- es este protocolo, especialmente en lo que dice relación con el carácter cooperativo de la expedición, lo que ha permitido que la embarcación de bandera alemana pueda navegar y realizar las operaciones de muestreo dentro del área de las 12 millas del mar territorial.