A ESTE LADO DEL TÚNEL
A este lado del túnel: la montaña de la muerte.
Pero también la casa, la flor y el álamo.
Todo persiste: la luz dentro de la escarcha.
Yo, sin embargo, aún en este borde.
Cerca de la ola, de las algas, para extenderme y volver después del coral.
AL MÁSTIL DE LAS ESPIGAS NO LLEGA LA LUZ
Al mástil de las espigas no llega la luz.
Alguien hiló en el telar del ocaso el velo púrpura.
Alguien tensó la cuerda del violín.
Alguien arrojó el ánfora sin asa.
Y ese niño se acerca a la ventana.
Con sus dedos en el cristal dibuja una rama blanca.
Ahora, en el trigal,
una barca cargada con rojos corales.
He cerrado mis ojos
y en la luz ondea la espiga.
El CERROJO DEL CLARO DE LUNA
Las doce y media : claro de luna.
Las medusas de la luz se deslizan en la mente.
En la cortina verde el suave vuelo de pequeñas mariposas.
Como si todos los instantes en ellas estuvieran.
Los girasoles de oro en el prado de la noche
brillan, entre la niebla y el claro de luna, hasta el cáliz del sueño.
Entre el polvo y el frío, las mariposas en ceniza.
El cerrojo del claro de luna en la copa de los árboles.
RESPLANDECE LA LUNA DEL OLIVO
Mediodía. El sol del olivo se inmoviliza.
La vertiente fluye hacia los prados de ágata.
El palimpsesto de la piedra ha rodado hasta la cisterna más honda.
El espejo tiene como marco al arco iris luminoso.
Medianoche. Resplandece la luna del olivo.
La vertiente ya no fluye hacia los prados de ágata.
En la cisterna sólo se oye un único clamor.
El espejo tiene como marco al labio púrpura