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DAMSI FIGUEROA

Nace en Talcahuano en 1976. Su poesía figura inicialmente en antologías de ganadores de diversos concursos regionales, actualmente, en revistas universitarias. En 1995 publica su primer poemario, Judith y Eleofonte y colabora desde 2005 en la revista Litterae Nacional.

 

POEMA DE LENGUAS
Temo a la espina que surce tu lengua
y a ese hilo de azufre que te escurre
y amamanta el dócil canal
tus hendiduras

Así como a la muerte temo a tu arcilla
a la moldura que la sostiene
temo al diente que se te clava en la sombra

Temo a la boca que se traga tu lengua deliciosa
y como a hostia envenenada la devuelve a tu boca

Temo, pero aún así permanezco
triste en la desmesura
sola en mi amor por los espejos.

 

CONVITE
No sería mejor que nos quedáramos
sentados y solos, tardos y quedos
esperando la totalidad de un gesto.

No sería mejor que olvidáramos
a la vaca semiológica que pasta a la deriva
sudor rocío que nos entumeció los huesos sesos

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

LA IDEA DE ESTAR
Sé lo que soy
y aún sabiéndolo no me nombro
La idea de estar a medias en todas partes
como si las mitades no fuesen sólo dos
Soy tanto más cuando me sé
nombrarse es pertenecer
Y yo, yo no logro juntar las sílabas
que me atrapen
Me sé, es cierto, soy
y aún sabiéndome
no me nombro.


EL HOMBRE LOBO
No es un lobo el hombre cuando se salva
y brillan como agua sus ojos en el bosque
el hombre aún cuando ama y mata sigue siendo hombre
Es un lobo aquel hombre que aún salvándose
reconoce su designio
y sólo ama y mata a los de su especie
Hombre y lobo matan para romper los espejos
Sólo es un lobo aquel hombre
que vuelve a mirarse en el espejo roto una y otra vez
una y otra vez
aquel que tropieza con una soledad multiplicada
fracturada y equívoca, con el poema.
Yo no soy ni hombre ni lobo
soy la amante de ambos
por eso sé como baten la lengua
sé donde esconden la presa, el beso
los restos de mi carne
Yo soy de la especie a la cual pertenece
todo aquel que se sabe alimento
palabra, alimento
para perros
para hombres
para lobos.

PASEOS
Hacia dónde, dónde la cabeza de pez que lleva
sujeta con las manos y bajo la lluvia
el más ciego de los hombres
cuerpo amargo de cera que se arrastra
impiadoso de sí
Hacia dónde los pasos que desgajan el cuerpo
como a un racimo de pasas
Hacia dónde el hambre y el polvo
y para qué.

MÁS LUZ
He soñado el poema que dice al mundo
con su tumulto de palabras aladas
bandada de pájaros de fuego
que devuelve la luz a todas las praderas
He aquí al poema que quiere abrirse
el poema que quiere llegar al centro de la tierra
porque no desconoce el magma de su esencia
el ígneo y secreto elemento de su aliento
He aquí al poema que cantará para siempre con el mar.

CAUÑICÚ
Me transforme en pasto verde verde
De ladera o manto de mallín
En liquén vivo y reluciente
Y en su escarcha
En agua y en serpiente
Me transformé en el alma de un caballo
Para amar la flor perdida de la grieta
Me transforme en la velocidad de la nieve
Cuando traspasa las heridas de la tierra
En el poeta que soñamos
Sin asma ni estigma
Yo soy del aire
Del aire verde y alzado
Yo estoy más lejos de la sangre que de sol.


dLitterae internacional

01. Judith y eleofonte.
02. Cartografía del éter.

ACERCA DELAS ESTATUAS VENDADAS
Pigmentar la escencia. Hacerla visible a los ojos de los Hombres es otorgarle
el trauma del nacimiento, el shock de la luz. Darle vida a la belleza es,
por supuesto, atarla, es decir,
humanizarla.
Las vendas son la carne, la albura los espíritus hermosos. Cristal, agua o yeso
permanecen intactos bajo la piel llagada.
Ahora las formas se llaman espejos. La belleza que el Hombre alcanza a
contemplar sólo es aquella que sufre, como él, idéntico imbunchaje.

 

ABRAZO EN TAÚRIDES
Por una noche ácida y sin tregua
arrastro el cuerpo de mi amigo
por el hueco confortable de su pecho
mi noche y su lámpara y su mueble
la noche roja en la que escribo pasan
Tan lejos de mi puerta
silabarios de la lengua suya
cabalgan un poema que se inclina
sobre la espuma ensangrentada de mi boca
o el recuerdo de la espuma ensangrentada de mi boca
que en mi pecho hacen la lámpara y su mueble
la noche roja en la que él escribe.
( Para mi amigo Carlos Henrikson)



LA PIEDRA
Yo sé por qué te duele
atraer con furia la piedra hasta los dientes
y arrojarla después como si nada
a la danza magnética
donde acaba el milagro
Con el tiempo te haz vuelto ciega
encandiláronte los verbos
la incandescencia de los verbos dolorosos
Te aniquilaron las alimañas palabreras
el susurro esquizofrénico de la naturaleza del hombre
Yo sé
que tu lamento no cesará jamás
porque tu hambre es mi hambre
y ese pan se hizo carne
se hizo fuego imposible de llevarse a la boca.
(a Alejandra Pizarnik)..........


MENOS LUZ
Mira, tengo un sismo en la garganta
La herrumbre o el fantasma de tus ojos se pasea
por mi verso
Mira
El arcoiris trozado sobre el musgo no es un signo
Mírame por favor, ya no me leas.


ESTACIÓN
Maldigo la vena del vino que se llevó las palabras
la mano del hombre que le arrancó la lengua al vaso
afasia de los tristes y los locos
Blasfemo el silencio todo
el dolor arrojado en esta mesa
No quiero yo ver el látigo de las estatuas carnívoras
Ojos que no ven corazón ahogado en Leteo
He escrito un poema para resucitar a mi padre
pero el carruaje también encierra su cisma de diamante
y las almas prefieren, a veces, la cuenca vacía
para depositar el eterno olvido de sí mismas.


( Para Eduardo Hidalgo)

UNA MÁSCARA Y UN MANTO PARA CUBRIR AL
VERDADERO POEMA


Siento que lo único que puedo hacer es volver casa
para ordenar los libros que dejé tirados
para enderezar la lámpara y dormirme
a lo mejor olvido por un rato todo lo de este planeta
y las promesas, a lo mejor las olvido.
Una vida nueva sería cubrirse con un río
( No supe si traían magia las palabras
pero la luz se me caía a borbotones
vino la poesía y me dejó desnuda
en los huesos se inscribieron las heridas
y el poema se hizo nuevamente)

EL ÚLTIMO
Ando buscando un árbol
que de sombra
entre cuyas raíces repose un cuerpo
que ya no lo sea tanto
Ando buscando un árbol
que de una sombra larga
pero profunda
Ando buscando una humedad
que se hunda como un túnel
en la tierra negra
Ando buscando una humedad
olorosa
con olor a sombra y árbol
Ando buscando un libro, seguramente
no un libro abierto sobre dos rodillas
Ando buscando un libro
para no humedecerme las nalgas
cuando me siente bajo la sombra
del árbol que ando buscando.

 

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