Pauchard, A. 2000. La experiencia de Costa Rica en áreas protegidas. Revista Ambiente y Desarrollo. Chile. Noviembre.
La experiencia de Costa Rica
Aníbal Pauchard*
*Ingeniero Forestal. Estudiante de doctorado en Ciencias Forestales,
Universidad de Montana.
Resumen
Costa Rica es reconocida a nivel mundial por el manejo de sus
áreas protegidas. Con una alta diversidad biológica,
este país ha apostado a la conservación como pilar
de su desarrollo. Durante la última década el gobierno
ha impulsado un proceso de modernización del Sistema Nacional
de Áreas Protegidas (SINAC). La creación de las
Áreas de Conservación, como unidad territorial para
el manejo de los recursos, ha permitido establecer programas de
conservación más allá de los límites
de las áreas protegidas. Por otro lado, los incentivos
al ecoturismo han generado altos ingresos económicos para
el país, además de un creciente número de
visitantes a las áreas protegidas. Existe polémica
respecto a los impactos positivos y negativos del turismo en las
áreas protegidas. Para algunos, esta es la única
forma de obtener los recursos para la mantención de estas
áreas, mientras que para otros es un factor en la destrucción
del patrimonio natural. Tampoco, existe consenso respecto a los
efectos del turismo en las comunidades adyacentes a las áreas
protegidas. Los desafíos para el futuro de las áreas
protegidas de Costa Rica se centran en aumentar la conservación
de las áreas adyacentes incorporando en mayor grado a la
comunidad local, mitigar los efectos negativos del ecoturismo,
mantener el turismo de baja escala y, por sobre todo, promover
la investigación que le permita respaldar la sustentabilidad
de su desarrollo.
Abstract
Costa Rica is internationally recognized for its management
of its protected areas. With its high biological diversity, this
country has positioned conservation as a pillar of its development.
During the last decade, the government has stimulated a process
of modernization of the the National System of Protected Areas
(SINAC). The creation of Conservation Areas, as territorial units
for the management of resources, has permited the establishment
of conservation programs reaching beyond the limits of the protected
areas. Incentives for ecotourism have also generated high economic
returns for the country as well as an increasing number of visitors
to the protected areas. There is a polemic concerning the positive
and negative impacts of tourism in the protected areas. While
for some this represents a unique form for obtaining resources
for the maintenance of these areas, for others, it is a factor
in the destruction of the natural patrimony. There is also no
consensus concerning the effects of tourism on the communities
adjacent to the protected areas. The challenges for the future
of the protected areas in Costa Rica are centered on increasing
the conservation of the adjacent areas, increasing the incorporation
of the local community, mitigating the negative effects of ecotourism,
maintaing a low scale of tourism, and above all, encouring research
that will permit supporting sustainable development.
A nivel mundial, la importancia que un país otorga a sus
áreas protegidas se ha relacionado directamente con sus
recursos naturales y su estructura socio-económica. Aquellos
países que tienen satisfechas las necesidades básicas
de sus habitantes, pueden destinar mayores recursos para la protección
de su patrimonio natural, mientras que los países en desarrollo
priorizan la solución de sus problemas de pobreza por sobre
la conservación de su entorno. La mayoría de estas
naciones en desarrollo se ubican en zonas tropicales, las cuales,
irónicamente, contienen gran parte de la diversidad biológica
del planeta. Para estos países, la conservación
no ha sido ni es una prioridad en sus agendas, y la cooperación
internacional no ha logrado compensar las diferencias entre el
primer y el tercer mundo.
En este contexto, la experiencia de Costa Rica podría abrir
una puerta para impulsar un cambio de paradigma en el rol de las
áreas protegidas en los países en desarrollo. El
sistema de áreas protegidas, a diferencia de otros países
latinoamericanos, se ha convertido en el pilar fundamental de
la política ambiental costarricense que busca integrar
la conservación ambiental y el desarrollo económico.
Este pequeño país, de sólo 5.4 millones de
hectáreas y 3.4 millones de habitantes, abolió su
ejército en 1948 dirigiendo gran parte de esos recursos
a educación y salud1. Tradicionalmente, Costa Rica ha basado
su economía en el cultivo del café, el banano, la
caña de azúcar y la ganadería extensiva,
desarrollando una fuerte dependencia de los mercados estadounidense
y europeo. Como resultado de esta actividad económica extractiva,
ha enfrentado los mismos problemas ambientales que otros países
en desarrollo. Sus extensos bosques tropicales -húmedos
y secos- los arrecifes coralinos, los manglares y una gran variedad
de ecosistemas, han sido alterados fuertemente por la actividad
humana. La cobertura boscosa de Costa Rica declinó de un
99.8%, en tiempos prehispánicos, a un 53% en 1950, un 31%
en 1981 hasta un 29% en 19872. No obstante, el aislamiento administrativo
de algunas zonas geográficas y la rápida regeneración
de los bosques secundarios ha permitido mantener valiosos fragmentos
boscosos. Debido a las particularidades biogeográficas
de Costa Rica, que le permiten compartir la flora y fauna de Centro
y Sur América, es reconocido que estos remanentes conservan
alredor del 7% de la biodiversidad mundial3. La mayor parte de
estas áreas se encuentran actualmente bajo algún
tipo de protección pública o privada, constituyendo
uno de los patrimonios naturales y economicos más importantes
para Costa Rica. El desarrollo de este sistema de áreas
protegidas y su integración en el progreso económico
del país ha consitado la atención internacional.
Entre múltiples estrategias, Costa Rica a impulsado el
ecoturismo y otras actividades no extractivas como la prospección
farmaceutica y la venta de bonos por fijación de carbono
directa o indirectamente relacionadas a las áreas protegidas.
En este artículo se intentará enunciar los factores
que han determinado que las áreas protegidas de Costa Rica
se hayan convertido en centro de desarrollo del país, discutiendo
las implicaciones que este proceso ha tenido a nivel económico
y social, y por sobretodo en la integridad ecológica del
sistema de áreas protegidas .
SINAC: sustentabilidad y áreas protegidas
Aun cuando la primera área protegida pública
de Costa Rica fue creada en 1963. Sin embargo, fue sólo
en 1970 cuando el gobierno, bajo la presión ejercida por
destacados ambientalistas costarricenses encabezados por Mario
Boza y Alvaro Ugalde, creó el Servicio de Parques Nacionales
bajo la administración del Ministerio de Agricultura. Durante
las décadas del 70 y 80, el sistema de parques nacionales
fue conducido en base a los criterios clásicos de preservación.
Este modelo ampliamente extendido en el mundo, consideraba a la
áreas protegidas como "islas pristinas" aisladas
del resto del territorio, tanto a nivel ecológico como
social.
A comienzos de los 90, el gobierno costarricense impulsó
un proceso de modernización de su sistema de administración
de áreas protegidas. La tendencia internacional en el manejo
de áreas protegidas había evolucionado desde un
modelo de preservación estricto, a otro, en el cual la
integración de la comunidad local y la multifuncionalidad
de las áreas protegidas tomaban importancia. A esto se
sumaba el surgimiento del concepto de sustentabilidad que enfatiza
en la integración de los componentes ecológicos,
sociales y ecónomicos en el manejo de los recursos naturales.
Nuevamente, el activismo ejercido por científicos nacionales
e internacionales se consolidó en la creación del
Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC)
en 1991, bajo la dirección del Ministerio de Ambiente y
Energía (MINAE). Este sistema tiene por objetivo planificar
y ejecutar procesos dirigidos a lograr la sustentabilidad en el
manejo de los recursos naturales. Su creación buscó
democratizar la administración de las iniciativas para
la conservación y la gestión de las áreas
silvestres protegidas.
El funcionamiento del SINAC ha estado en constante revisión.
Es así como, en 1997, el gobierno junto a un conjunto de
organizaciones elaboró un paquete políticas institucionales
que venían a reforzar las funciones de conservación
y manejo de los recursos naturales4. Estas políticas buscan
promover:
-la consolidación y desarrollo institucional;
-los incentivos de manejo
-la protección y control forestal;
-la planificación y ordenamiento territorial;
-la investigación;
-el turismo; y
-la educación ambiental y extensión comunal.
Este nuevo marco institucional intenta integrar, en forma realista,
los conceptos teóricos de conservación biológica,
las demandas sociales y la funcionalidad económica de las
áreas protegidas. Estas herramientas administrativas no
sólo le permiten al SINAC mejorar la conservación
de sus áreas protegidas, sino también promover un
tipo de desarrollo tendiente a la sustentabilidad por sobre los
límites de las áreas protegidas.
Las Áreas de Conservación: un enfoque territorial
El concepto de Áreas de Conservación (AC) es
uno de los avances más significativo en la modernización
del SINAC. Bajo este esquema, la totalidad de la superficie de
Costa Rica se clasifica en 11 Áreas de Conservación
(Ver Figura 1). Según la definición gubernamental,
"un área de conservación es una unidad territorialmente
delimitada, en donde se interrelacionan actividades tanto privadas
como estatales y se buscan soluciones conjuntas, orientadas por
estrategias de conservación y desarrollo sostenible de
los recursos naturales y culturales"5. Las áreas protegidas
(públicas y privadas) se encuentran insertas en estas AC
y representan en la actualidad un 29% de la superficie nacional,
con un total de 79 unidades6. Con las AC se reemplaza la idea
del área protegida como un ente aislado de la matriz territorial,
integrando en el esfuerzo conservacionista a todo el territorio
sin importar su naturaleza forestal, ágricola o urbana.
La idea de AC proviene de una extensión del concepto de
reserva de la biósfera que la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha promovido
internacionalmente como una forma de integrar conservación
y desarrollo en una escala territorial.
Con la introducción de las AC se pretendio la descentralización
y democratización de la conservación. Para ello,
se crearon las oficinas por AC, las cuales integran las iniciativas
privadas y comunitarias a la labor estatal, en torno a la conservación.
Cada oficina de AC es administrada por un director y un conjunto
de profesionales y técnicos asignados a los departamentos
de Fomento, Protección y Control, y Áreas Silvestres.
Lo novedoso de esta estructura administrativa es que permite integrar
y aplicar las funciones de conservación, fomento y protección
del patrimonio ecológico en las AC como unidad territorial.
Las AC permiten establecer redes de cooperación público-privada
más allá de los límites de las áreas
protegidas, impulsando un modelo de desarrollo ambiental basado
en la planificación territorial. Bajo este modelo, acciones
de manejo como el diseño de corredores biológicos
y la reforestación con especies nativas, se pueden realizar,
cruzando las barreras administrativas impuestas por la tenencia
de la tierra.
Antecedentes históricos y financiamiento del SINAC
El auge del sistema de áreas protegidas de Costa Rica
es relativamente reciente. En 1970 sólo existían
tres parques nacionales en el país; para 1978 su número
había aumentado a 17, llegando a 24 en la actualidad7.
Gran parte de esta expansión se debe a los canjes de deuda
externa por áreas protegidas, más conocidos como
"deuda por naturaleza" 8. Estos canjes, otorgados por
los bancos internacionales a países en desarrollo altamente
endeudados, le permitían a Costa Rica reducir su deuda
externa comprometiéndose a crear nuevas áreas protegidas.
Los recursos obtenidos por esta vía eran administrados
por la Fundación Neotrópica, que se encargaba de
la adquisición y manejo de las nuevas áreas protegidas.
Con este sistema, el gobierno de Oscar Arias organizó el
Plan de Conservación y Deuda de Costa Rica, logrando para
1991 disminuir en US$ 40 millones la deuda externa del país9.
Parte del éxito de Costa Rica en este plan se debe al apoyo
de Holanda y Suecia, quienes le condonaron su deuda externa, y
al haber tenido la oportunidad de ser el tercer país en
participar en este innovador sistema. Otros aportes privados consolidaron
la creación o ampliación de numerosas áreas
protegidas en Costa Rica, alcanzando para comienzos década
de los 90 una extensión similar a la que tienen actualmente.
Durante esta última década, la buena situación
económica de Costa Rica en el contexto centroamericano
limitó fuertemente el flujo de la cooperación internacional,
forzando a los organismos de conservación a recurrir a
fondos alternativos de financiamiento. Una de las iniciativas
costarricenses más conocida para hacer frente a esta escasez
de recursos, ha sido la venta de bonos ambientales permutables
por la fijación de carbono a empresas contaminantes de
países desarrollados. El dinero de estos bonos se ha utilizado
tanto en la forestación con especies nativas y exóticas,
como en la instauración de áreas protegidas bajo
el concepto de costo alternativo, es decir, cancelando a los propietarios
el costo de oportunidad de no utilizar económicamente su
territorio. En 1996, Noruega le compró a Costa Rica el
equivalente a 200 mil toneladas de oxígeno, a 10 dólares
la tonelada, convirtiéndose en el primer país del
mundo en exportar servicios ambientales10. Por otra parte, el
15% de impuesto a la gasolina en Costa Rica va en directo beneficio
de los programas de reforestación. Esta medida a nivel
nacional permite "exportar" una imagen consecuente con
la política de fijación de carbono.
Para los próximos años se espera que las áreas
silvestres protegidas obtengan, en promedio, un 50% de sus recursos
en forma autosuficiente11, a través del ingreso directo
por turismo, los royalties de productos comerciales derivados
de las especies nativas, el cobro de servicios ambientales y las
concesiones o permisos de uso a privados. No obstante, una parte
importante de los fondos deberá provenir de la ayuda internacional,
de los intereses de los fideicomisos12 y del presupuesto gubernamental.
Áreas protegidas privadas.
Las áreas protegidas privadas en Costa Rica antecedieron
al sistema estatal de áreas protegidas. En 1950, ambientalistas
y científicos ya habián dedicado tierras a la preservación.
En las próximas tres décadas, el número de
reservas privadas creció lentamente. Sin embargo, desde
1980 a 1996 hubo un auge que ha permitido que alrededor de un
3% de la superficie de Costa Rica esté bajo protección
privada13. El tamaño de estas áreas varía
desde 10 a 5.000 ha siendo, en la mayoría de las veces,
adquiridas con fondos extranjeros donados por grandes organizaciones
como Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF), Conservación
Internacional o Rainforest Alliance. El gobierno también
ha incentivado el desarrollo de estas reservas privadas a través
de una serie de beneficios, que incluyen la liberación
de impuestos y asistencia técnica, que son otorgados a
estas iniciativas especialmente cuando incluyen el fomento del
ecoturismo14.
Dentro de las numerosas reservas privadas de Costa Rica, dos resaltan
por su importancia internacional y su rol como catalizadores de
la conservación ambiental: El Bosque Nuboso de Monteverde
y la Estación Biológica La Selva. Ambas reservas
han sido utilizadas intensamentes para el desarrollo de investigaciones
científicas sobre el funcionamento de los bosques tropicales
y su biodiversidad. Pero también, han servido como experiencias
pilotos en el desarrollo del ecoturismo como una manera de proteger
los ecosistemas naturales.
La Reserva de Monteverde se ubica en las Montañas de Tilarán,
donde debido a la alta humedad y más bajas temperaturas,
domina el bosque nuboso tropical. Inmigrantes quakeros que abandonaron
los EEUU crearon la reserva con una superficie inicial de 554
ha. Con la ayuda de fondos internacionales la reserva actualmente
cuenta con 10.522 ha incluyendo una variedad de zonas ecológicas15.
La reserva es manejada por el Centro Científico Tropical,
una Organización No Gubernamental (ONG) que realiza actividades
tanto al interior de Monteverde como a nivel nacional. Inicialmente,
Monteverde fue creada con fines de conservación e investigación.
Sin embargo, desde 1974 un creciente número de turistas
visitan la reserva, llegando a un promedio 50 mil por año
durante la década pasada. Hoteles y otras facilidades se
han abierto alrededor de la reserva para acomodar la demanda turística.
Grupos locales se han beneficiado del creciente tráfico
turístico. No obstante, algunos líderes locales
se han quejado de la falta de apoyo de la reserva en el desarrollo
integral de la comunidad16.
Otras iniciativas de conservación se han ubicado alrededor
de Monteverde, también en manos de ONGs independientes.
Uno de sus objetivos es disminuir la brecha entre la comunidad
y los organismos que manejan las reservas privadas. El Bosque
Eterno de los Niños, financiado con donaciones de niñós
de escuelas primarias de 44 países, esta iniciando innovadores
programas para incluir a la comunidad en esfuerzos de conservación.
Entre ellos se cuenta la creación de corredores biológicos
en áreas privadas y la reforestación con especies
nativas, proyectos que unen la iniciativa local con la asistencia
técnica dada por las ONGs. El impacto del turismo en la
reserva no ha sido estudiado, pero algunos científicos
han advertido sobre sus efectos en la flora y fauna. La concentración
de los visitantes en sólo el 2% de la reserva es un factor
que contribuye a la agudización de los impactos. Un estudio
realizado en 1992, arrojó que 25% de la población
de Monteverde había inmigrado en los últimos 5 años17,
generando mayores tasas de contaminación e impacto ambiental.
Por otro lado, con un 65% de los ingresos generados por el turismo,
la economía local es altamente sensible a las variaciones
de la demanda turística. Por otro lado, disputas sobre
los títulos de dominio han surgido entre las distintas
ONGs que protegen tierras en Monteverde. Paradójicamente,
el alto interés de la sociedad en los últimos fragmentos
de bosque nuboso tropical estaría afectando su conservacion,
no sólo por los impactos directos del turismo sino también
por el desgaste de la cooperación entre ONGs.
La Estación Biológica La Selva se ubica en la zona
Atlántica de Costa Rica, donde protege remanentes de bosque
húmedo tropical. La estación es parte de la red
de reservas de la Organización para Estudios Tropicales
(OTS), organismo integrado en su mayoría por universidades
norteamericanas, a excepción de unas pocas latinoamericanas.
La Selva es un claro ejemplo del creciente proceso de fragmentación
de los ecosistemas en Costa Rica. Con una extensión original
de 619 ha en 1968, el desarrollo agrícola de sus alrededores
forzó a la OTS y al gobierno costarricense a crear un corredor
biológico que actualmente la conecta con el Parque Nacional
Braulio Carrillo18. La división de la tierra hace que la
reserva limite con más de diez mil familias colonas, por
lo que la conservación es una tarea que requiere de la
cooperación e integración de la comunidad local.
Alrededor de 100 personas de la comunidad trabajan en la reserva19.
Entre ellos, guías, asistentes de investigación
y extensión. Probablemente, la reserva ha cumplido su mayor
rol en el área de la investigación científica.
Los estudios desarrollados en La Selva han sido difundidos en
revistas científicas de renombre internacional y han servido
para exaltar la importancia de la investigación de los
ecosistemas tropicales. La Selva ilustra la grave amenaza que
por el creciente deterioro de las áreas aledañas
impone a la funcionalidad de las áreas protegidas, y resalta
la importancia de abordar la conservación por sobre los
límites administrativos.
Ecoturismo y enfoques de manejo
Desde los años 80, Costa Rica apostó al turismo
como una fuente complementaria de ingresos. Sin embargo, en sus
inicios, esta actividad estuvo dirigida a satisfacer la demanda
turística tradicional. Sólo en estos últimos
diez años el gobierno ha impulsado el ecoturismo como la
principal atracción de Costa Rica para los visitantes extranjeros.
El plan incluía numerosos incentivos a las inversiones
en turismo y una campañana publicitaria de US$ 15 millones
para atraer a turistas norteamericanos y canadienses. Actualmente,
al sector turismo es la segunda fuente de ingresos del país,
con un total de 829 millones de dólares para el año
1998 y 1.002 millones para el año 1999, lo que representa
un incremento de 13, 3% (Ver Figura 2)20. Sin embargo, aun cuando
la mayoría de los turistas expresan interés en los
atractivos naturales del país, no existen cifras que permitan
clarificar exactamente que porcentaje de los ingresos es producto
del ecoturismo. La relación entre el turismo y las áreas
protegidas de Costa Rica ha sido puesta en tela de juicio. ¿Cuán
importantes son las áreas protegidas para la industria
turística?, ¿Es Costa Rica un destino "ecoturístico"
o es sólo otro lugar de playa y sol?, y más importante
aún ¿Esta el turismo poniendo en peligro la conservación
del patrimonio natural?, o por el contrario, ¿Es el turismo
la única opción para financiar a las áreas
protegidas?.
Aun cuando por ley las áreas protegidas públicas
tienen como principal objetivo la preservación del patrimonio
ecológico, la mayoría de las reservas públicas
o privadas consideran al ecoturismo como parte fundamental de
sus planes de desarrollo. La importancia del ecoturismo en cada
área protegida varía debido a la flexibilidad del
SINAC y a las múltiples organizaciones privadas involucradas,
cada una con un enfoque diferente.
Definir que actividades forman parte del ecoturismo y no son sólo
variantes del turismo tradicional es complejo. En 1990, 63% de
los turistas extranjeros visitaron al menos un parque nacional21y
39% consideraron a los atractivos naturales de Costa Rica como
la razón primaria de su visita22. La tendencia ha sido
a un alza en el número de visitantes extranjeros y nacionales
a las áreas protegidas (Ver Figura 2). Sin embargo, no
existen estadísticas respecto a que tipo de actividades
realizan los turistas cuando visitan un área protegida.
Según Weaber23, el mercado ecoturístico de Costa
Rica puede ser caracterizado como "popular, casual, pasivo
y diversificado". Frente a la carencia de definición
universal de ecoturismo, sólo es posible concordar en que
éste debería incentivar la conservación,
reducir el impacto negativo del turismo tradicional y estimular
el desarrollo local24. En este contexto, la estrategia costarricense
ha sido criticada por no evaluar si estas premisas básicas
se están cumpliendo.
La magnitud de los beneficios económicos que las áreas
protegidas reciben del turismo es difícil de cuantificar
y por lo tanto objeto de polémica. Desde 1996 en todas
las áreas protegidas públicas, el gobierno costarricense
ha optado por establecer una tarifa de ingreso de US$ 6 por extranjero
y US$ 1 para los nacionales. Esta decisión fue precedida
por un aumento a US$15 del valor de la entrada en 1995, lo que
disminuyó considerablemente el número de visitantes
(Ver Figura 2), pero generó un aumento de las ganancias
del SINAC25. Ese año se logró recaudar, por concepto
de entrada, US$ 2.6 millones cifra casi irrelevante comparada
con los US$ 718 millones que ingresaron al país por concepto
de turismo26. Un 75% del ingreso de cada unidad va directamente
al AC respectiva, el resto va en apoyo de AC más deprimidas.
Como se discutió anteriormente, los ingresos directos no
alcanzan a financiar la actividad del SINAC y aun se depende en
otras formas de financiamiento.
El efecto del auge ecoturístico en las comunidades locales
ha sido tan diverso como la misma Costa Rica. Por un lado, existen
experiencias positivas en las cuales áreas deprimidas han
podido enfocarse al turismo, aumentando la calidad de vida de
la comunidad sin detrimento considerable del ambiente. No obstante,
otras áreas han experimentado las consecuencias de un turismo
industrial con poco o ningúna preocupación por el
ambiente o la comunidad local. El Parque Nacional Cahuita, ubicado
en la costa atlántica, considerada una de las áreas
mas deprimidas de Costa Rica, es un ejemplo de las externalidades
positivas producidas por un área protegida en la comunidad
aledaña. La mayoría de los turistas que llegan a
Cahuita buscan una experiencia alternativa al turismo tradicional.
Este tipo de turismo favorece directamente a los habitantes del
área, que ven crecer sus ingresos en base a su participación
en la prestación de variados servicios ecoturísticos.
No obstante, el cambio de las preferencias turísticas en
los últimos años ha disminuido el número
de visitantes afectando la economía local. También
en el Caribe, pero al norte de Puerto Limón, la experiencia
de Tortuguero pone de manifiesto la importancia del ecoturismo
en permitir la conservación de habitat crucial para la
vida silvestre. Para algunos sin embargo, el rol de la comunidad
de Tortuguero ha sido diezmado por la fuerte inversión
extranjera en el área27.
En algunos casos la comunidad se favorece indirectamente del ecoturismo
al involucrarse en proyectos de conservación de recursos
naturales28. Ejemplos de este tipo de proyectos son la protección
de las tortugas marinas, las actividades de reforestación
y otras actividades que requieren del trabajo local. Al parecer,
existe una tendencia en la cual las comunidades son especialmente
fortalecidas y beneficiadas en las primeras faces del desarrollo
ecoturístico, pero que pierden esos beneficios a medida
que el área se vuelve un destino turístico reconocido
e interesante para los grandes capitales o por el contrario, deja
de ser una alternativa atractiva para el visitante.
En el otro extremo del espectro, la Costa Pacífico es reconocida
por atraer la mayor parte del turismo tradicional. Uno de los
centros de atracción en torno al cual se establece el turismo
tradicional es el Parque Nacional Manuel Antonio. Considerado
el último fragmento de bosque tropical costero, este parque
posee una superficie de sólo 600 ha, completamente rodeada
por plantaciones agrícolas. Dada su ubicación, a
orillas del Pacífico, y la abundancia de animales emblemáticos
-como el mono cara blanca-, este lugar se ha convertido en uno
de los parques más visitados de Costa Rica, con alrededor
de 250 mil turistas en 199429. La belleza de las playas adyacentes
ha permitido la instalación de lujosos hoteles y resort,
destinados al turista europeo o norteamericano. La capacidad de
carga del sistema ha sido fuertemente sobrepasada. La ciudad de
Quepos y el área adyacente al parque no poseen ningún
sistema de tratamientos de aguas servidas, arrojandolos directamente
al mar. Muchos animales se han acostumbrado a ser alimentados
por los turistas o a depender de la basura, consecuencia lógica
del flujo no controlado de 1.000 turistas diarios en la temporada
alta30. La situación ha llegado a un extremo en el cual
el parque ha tenido que ser cerrado y el número de visitantes
regulado. Para Alvaro Ugalde, ex-director del parque, señales
como estas advierten de la fragilidad del recurso natural y hacen
necesaria una mayor regulación, control de los planes de
manejo y la presentación de estudios de impacto ambientales31.
Lo que para muchos es un resultado inesperado del turismo, es
para otros la consecuencia lógica de la sobreutilización
del recurso natural.
Entre los factores responsables de los impactos ambientales negativos
del turismo se encuentran32: 1) la exclusión del turismo
dentro de las prioridades de las áreas protegidas, 2) el
aumento constante de los visitantes y su concentración
en las áreas más "atractivas" y 3) la
falta de regulación de las actividades turística
tanto al interior de las áreas protegidas como en las áreas
aledañas. A este crecimiento no planificado ni regulado
de la actividad turística en torno a las áreas protegidas,
se suma la falta de recursos del SINAC y otras áreas privadas
para mantener proyectos y personal a un nivel adecuado. La fuerte
dependencia de recursos extranjeros aumenta la inestabilidad en
el manejo de las áreas protegidas. Rivalidades y falta
de coordinación entre las múltiples ONGs involucradas
en la conservación dificultan la definición de metas
de largo plazo, incluidas las restricciones al ecoturismo.
Múltiples funciones de las áreas protegidas
El gobierno costarricense ha buscado diversificar los beneficios
de las áreas protegidas tanto a nivel nacional como internacional.
La incorporación de la comunidad, el incentivo a la actividad
científica y la creación del corredor mesoamericano
han logrado situar a las áreas protegidas en un rol preponderante
para el desarrollo de Centroamérica.
- Rol de la comunidad en la conservación. La
experiencia costarricense en la asociación comunitaria
es reconocida internacionalmente. Es más, una parte importante
de su estructura productiva la constituyen las asociaciones de
trabajadores o cooperativas. Esta característica social
le ha permitido al país enfrentar el desafío de
la conservación considerando e integrando a la comunidad
local en el manejo de las áreas protegidas. La instauración
de reservas en base al aporte de privados y del Estado, ha resultado
ser una herramienta poderosa en la resolución de conflictos
en el uso de la tierra. La percepción de las áreas
protegidas como un patrimonio de toda la comunidad, que además
puede contribuir al bienestar social, ha marcado una fuerte diferencia
con aproximaciones más clásicas respecto al manejo
de estas áreas.
Hasta comienzos de los 90, la presencia humana en las áreas
protegidas era vista como un agente indeseado. Recientemente,
se ha enfatizado la inclusión del componente social en
los planes de manejo de las unidades siguiendo la tendencia internacional
impulsada por la UICN. La Reserva de Hojancha, en la Península
de Nicoya en el AC Tempisque es producto de esta nueva aproximación
hacia el rol de las áreas protegidas. La cooperación
entre la comunidad, agentes privados y el Estado, representado
en la oficina del AC Tempisque, lograron crear esta área
protegida. Junto con permitir la conservación de bosques
secundarios, la reserva pretende ser un centro de extensión
ambiental y ecoturismo. Los beneficios para la comunidad de Hojancha
incluyen la habilitación de un área de reunión
destinada a mantener su cultura y tradiciones, y la protección
de la cuenca que abastece el agua potable33. Los recursos necesarios
para la administración del lugar y la adquisición
de nuevas propiedas adyacentes se basa en la mantención
de fideicomisos productos de la donación internacional.
- Ciencia e investigación: El caso del INBio.
El escenario natural y administrativo de Costa Rica hace de
este país un lugar privilegiado para el desarrollo de investigación
científica, sobre todo considerando las dificultades que
suelen enfrentar los investigadores en otros países tropicales:
inestabilidad política, falta de infraestructura, presencia
de guerrillas, entre otras. Aprovechando esta ventaja comparativa,
durante la última década Costa Rica ha formalizado
numerosos convenios de cooperación entre las AC y los investigadores.
El desarrollo de la actividad científica ha permitido la
creación y fortalecimiento de estaciones biológicas
y centros de investigación al interior de las principales
unidades del SINAC. Esta modalidad de trabajo asegura a los científicos
el uso de las facilidades y laboratorios disponibles en la unidad,
comprometiéndose éstos a compartir los resultados
obtenidos en su trabajo y a considerar las sugerencias de la unidad
en sus investigaciones. En este proceso de interacción,
las unidades van mejorando la información básica
sobre sus recursos protegidos, lo que les permite tomar mejores
decisiones de manejo.
Uno de los ejemplos más reconocidos de cooperación
científica ha sido la creación en 1989 del Instituto
Nacional de Biodiversidad (INBio), el cual tiene como misión
"promover una mayor conciencia sobre el valor de la biodiversidad
y mejorar la calidad de vida del ser humano"34. Para ello
se considera la realización de un inventario exhaustivo
(o bioprospección) de la biodiversidad de Costa Rica, poniendo
énfasis en las áreas protegidas, la búsqueda
y promoción de usos sostenibles del recurso biológico
y la organización y difusión de la información
generada. Para lograr esta meta, el INBio entrenó a numerosos
costarricenses como "parataxónomos". Los parataxónomos
no son científicos entrenados; generalmente son estudiantes
universitarios, empleados públicos o individuos de la comunidad
que son instruidos para colectar y clasificar los especímenes
biológicos35. Esta innovadora iniciativa ha provocado polémica
en círculos científicos, pero ha tenido el apoyo
de la comunidad nacional e internacional al incorporar a los costarricenses
en el inventario de su propios recursos biológicos36. Se
espera que con 100 ó 200 parataxónomos el INBio
pueda catalogar cerca del 95% de su biodiversidad en 10 años37.
El éxito del INBio se basa en el fuerte apoyo político
de parte del gobierno costarricense. A esto se unela creación
de una atractiva opción para los países desarrollados
interesados en invertir en conservación biológica
o en la mitigación de sus impactos ambientales. La prospección
química ha sido el pilar fundamental para el financiamiento
del INBio. En 1992, la compañía farmacéutica
Merck le pagó al INBio un millón de dólares
para la investigación de componentes químicos que
pudieran ayudar en la cura del SIDA y la enfermedad de Alzheimer,
entre otras38. Para algunos, esta filosofía de vender la
naturaleza puede ser peligrosa, al dejar las decisiones de conservación
en manos del mercado. Sin embargo, la experiencia del INBio es
observada con interés por otros países, como Chile
y China, que han visitado el instituto y desean iniciar un catastro
de su biodiversidad39.
- Conservación cruzando fronteras: el Corredor Mesoamericano.
Costa Rica no sólo ha promovido la conservación
dentro de sus fronteras, sino que también ha impulsado
la creación del Corredor Biológico Centroamericano.
La idea del corredor biológico surgió en 1994 con
la consolidación de la Alianza Centroamericana para el
Desarrollo Sostenible, que establece el compromiso de crear el
corredor y de promover la conservación de la biodiversidad
entre los países firmantes40. Esta iniciativa entre Panamá,
Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Belice, El Salvador y Guatemala,
intenta enfrentar en forma conjunta el desafío de la protección
del patrimonio biológico. Para consolidar este objetivo
se han propuesto 391 nuevas áreas protegidas, las que junto
a las 411 ya existentes sumarán 802 unidades, aumentando
de un 18.6% a un 24% la superficie protegida de los países
que forman parte de esta iniciativa41. La finalidad del corredor
es formar un puente entre América del Sur y Norte América
que permita la mantención de los procesos biológicos
de estos ecosistemas. El corredor también considera el
resguardo de las culturas indígenas, para lo cual propone
la participación de las comunidades indígenas en
la toma de decisiones sobre el manejo de las áreas protegidas,
incorporando sus necesidades dentro de los objetivos del corredor
biológico42.
Claves del éxito
Honey43 establece siete razones que han permitido a Costa
Rica situar a sus áreas protegidas como centro de la actividad
ecoturística y mantener un buen registro a nivel internacional
como destino ecoturístico. A continuación se describen
y discuten estas razones.
1. Costa Rica es un destino natural: existen numerosas
posibilidades de visitar áreas protegidas tanto públicas
como privadas. La organización del SINAC y las reservas
privadas aseguran la calidad de la experiencia ecoturística.
2. Turismo de pequeña escala y bajo impacto: aun
cuando existen grandes cadenas hoteleras, el 73% de los hoteles
registrados de Costa Rica tienen menos de 7 piezas. Esto se asocia
a un bajo impacto ambiental y a un beneficio para la comunidad.
Esta generalización es en la mayoría de los casos
correcta, pero la falta de estudios de impacto ambiental impide
conocer el grado de cumplimiento de esta premisa. Además,
un creciente número de mega-inversiones está intentando
ganar el mercado del turismo en Costa Rica. Ejemplos de este proceso
es el complejo Papagayo, inversión de US$3 mil millones
en la costa Pacífico, que a pesar de dificultades con el
Ministerio del Ambiente fue finalmente aprobado en 1995. Después
de esta controversia se ha fortalecido, entre los costarricenses,
la idea de impulsar el turismo de baja escala.
3. Creación de una conciencia ambiental: desde la
educación primaria los costarricenses han impulsado una
conciencia de país "verde". Lo que se grafica
en los programas de viverización y reforestación
que se generan a nivel de escuelas. Otro hecho significativo es
la voluntad política que ha permitido que parte importante
de los impuestos a la gasolina y los vehículos se destine
al SINAC. Por último, el número de nacionales que
visita los parques nacionales ha aumentado durante los últimos
años (Ver Figura 2).
4. El ecoturismo beneficia la conservación: los
ingresos por ecoturismo han permitido ampliar las posibilidades
para la conservación e investigación de los recursos
naturales. Nuevamente, no existen cifras exactas en relación
a que monto es destinado a conservación. Sin embargo, existe
un número de programas de conservación que no serían
viables sin el ecoturismo.
5. Beneficios para la comunidad: como se describio anteriormente,
puede no ser la regla, pero es reconocido en la literatura que
el ecoturismo brinda beneficios a las comunidades locales.
6. Respeto a la diversidad: Aun cuando el turismo
no ha logrado eliminar la cultura tradicional de Costa Rica. Si
es posible distinguir un cambio cultural, especialmente bajo la
fuerte influencia de EEUU. Será interesante observar las
tendencias a futuro.
7. Liderazgo de Costa Rica en derechos humanos y democracia:
La ausencia de ejército y el rol preponderante de Costa
Rica en la búsqueda de la paz en Centroamérica le
ha dado un renombre internacional. La etiqueta de "no violencia"
permite al país ser considerado un destino seguro, sobretodo
considerando la inestabilidad que caracterizó a Centroamérica
durante la década de los 80.
Conservación biológica y desarrollo: más
que áreas protegidas
Lograr incorporar la conservación del patrimonio natural
al desarrollo de Costa Rica no ha sido un proceso fácil
y está lejos de concluir. Aun cuando el panorama parezca
tan prometedor, existen todavía grandes desafíos.
La actividad extractiva forestal, la agricultura intensiva y la
ganadería siguen provocando estragos a la integridad de
los ecosistemas naturales. Problemas como la fragmentación
del hábitat, que traspasan cualquier barrera administrativa,
complican el futuro de las áreas protegidas del SINAC.
La puesta en marcha de la nueva ley forestal de 1996 ha significado
lidiar con la falta de poder fiscalizador para combatir la corta
ilegal, sumado a una burocracia que entorpece la adecuada entrega
de permisos de manejo44. A esto se une el creciente uso de químicos
en las plantaciones agrícolas, que por su deriva y percolación,
están afectando tanto a zonas boscosas como a los ya escasos
arrecifes coralinos. El incentivo de la agroforestería
o la agricultura orgánica de productos tradicionales como
el café, junto a una planificación de las actividades
humanas alrededor de las áreas protegidas, abre nuevas
oportunidades para lograr la sustentabilidad del SINAC y, por
lo tanto, la mantención del patrimonio natural de Costa
Rica.
Los impactos del turismo han ido en aumento, poniendo en riesgo
la base de esta actividad. Nuevas estrategias de manejo y mayor
control se requieren para asegurar que la industria turística
no exceda los límites del recurso. Asímismo, la
incorporación de la comunidad al desarrollo de las áreas
protegidas debe transformarse en una prioridad, y no sólo
en una externalidad positiva del turismo. Esta puede ser la única
vía de terminar con los problemas de ocupación ilegal
y explotación de recursos dentro de las áreas protegidas,
que subsisten en áreas deprimidas económicamente.
A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años
para democratizar y hacer más eficientes las acciones de
conservación, aún existen problemas. Una mayor coordinación
entre las comunidades, ONGs y el gobierno se requiere para evitar
el malgasto de recursos y la ineficacia en la conservación.
En orden de poder concluir cuales son las prioridades para el
futuro del SINAC y la conservación en Costa Rica resulta
imprecindible estimular la investigación. No sólo
a nivel biológico, sino en todos los aspectos sociales
y económicos envueltos en la protección ambiental.
Resulta muy difícil evaluar objetivamente el resultado
de la política de Costa Rica en áreas protegidas
sin estos antecedentes. La información es escasa y en su
mayoría anecdótica. Universidades, instituciones
de gobierno y ONGs deberían fijar una agenda de prioridades
para la investigación.
La experiencia de Costa Rica sirve a otros países latinoamericanos
para cuestionarse nuevas formas en la integración de la
conservación biológica al desarrollo. La imagen
de seriedad y compromiso que Costa Rica ha logrado exportar al
mundo ha sido el mejor camino para obtener el apoyo y la cooperación
internacional. Este país ha sabido impulsar la creatividad
para buscar soluciones realistas a la conservación biológica.
Su rapidez en reaccionar frente a las demandas ambientales le
permitieron situarse a la vanguardia de la conservación
de ecosistemas tropicales a nivel mundial. No exento de costos,
este proceso ha traido beneficios para la conservación
y el desarrollo integral del país.
Agradecimientos
Mis profundos agradecimientos a Freddy Rojas, Director
del Departamento Forestal del Instituto Tecnológico de
Costa Rica, y a Carlos Brenes, del programa FAO-FTTP, quienes
hicieron posible mi pasantía en Costa Rica. Gracias a todos
los funcionarios del SINAC que me ayudaron en la recolección
de antecedentes, en especial a Emel Rodríguez, Director
del Area de Conservación Tempisque. Finalmente, gracias
a Pablo Villarroel por sus valiosos comentarios que sirvieron
para mejorar versiones anteriores de este artículo.
Notas y referencias bibliográficas
(1) Actualmente, posee una de las más altas tasas
de alfabetismo en América Latina (93%) y el sistema de
salud es público.
(2) Weaver, D. B. (1998). Ecoutourism in the less developed
world. Chapter 4: Ecoutourism in Costa Rica. CAB International.
New York.
(3) Mc Carthy, R., Godoy, J.C., Salas, A. y Cruz, J.
C. eds. (1997). Buscando respuestas: nuevos arreglos para
la gestión de áreas protegidas y del corredor biológico
en Centroamérica. UICN. San José de Costa Rica.
(4) MINAE (1997). Políticas para áreas silvestres
de Costa Rica. Ministerio del Ambiente y Energía. San José
de Costa Rica.
(5) MINAE (1997). Ibid.
(6) Vaughan, C. y Rodreguez, C. M. (1997). Managing
beyond borders: The Costa Rican National System of Conservation
Áreas (SINAC). En: Principles of Conservation Biology,
Meffe, G. K., C. R. Carroll and contributors. Sinauer Associates,
Inc. Publishers. Sunderland, Massachusetts.
(7) Scheck, R. S. (1998). Costa Rica: Adventures in Nature.
John Muir Publications. Santa Fe, New Mexico.
(8) Evans, S. (1999). The green republic: A conservation
history of Costa Rica. University of Texas Press, Austin.
(9) Evans, S. (1999). Ibid.
(10) Evans, S. (1999). Ibid.
(11) Vaughan, C. y Rodreguez, C. M. (1997). Ibid.
(12) Fideicomisos: fondos privados o públicos que son destinados
a la conservación, pero de los cuales sólo puede
utilizarse el dinero generado por sus intereses.
(13) Honey, M. (1999). Ecotourism and sustainable development.
Who owns paradise? Chapter 5: Costa Rica on the beaten path. Island
Press. Washington DC.
(14) Honey, M. (1999). Ibid.
(15) Honey, M. (1999). Ibid.
(16) Honey, M. (1999). Ibid.
(17) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(18) Honey, M. (1999). Ibid.
(19) Honey, M. (1999). Ibid.
(20) Proyecto Estado de la Nación (1999). Estado
de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible: un análisis
amplio y objetivo de la Costa Rica que tenemos a partir de los
indicadores más actuales. Informe 5. , San José:
Editorama S.A.
(21) Datos de Instituto Costarricence de Turismo (ICT) en Honey,
M. (1999). Ibid.
(22) Muestreo del gobierno de Costa Rica sobre el 35% del total
de visitantes extranjeros (Menkhaus y Lober, 1996) en Weaver,
D. B. (1998). Ibid.
(23) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(24) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(25) Honey, M. (1999). Ibid.
(26) McCarthy et al, (1997). Ibid.
(27) Honey, M. (1999). Ibid.
(28) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(29) Honey, M. (1999). Ibid.
(30) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(31) Honey, M. (1999). Ibid.
(32) Weaver, D. B. (1998). Ibid.
(33) Rodríguez, E. (1998). Comunicación personal.
Area de Conservación Tempisque, Costa Rica.
(34) INBio (1999). Instituto Nacional de Biodiversidad.
Página Internet, http://www.inbio.ac.cr.
(35) Evans, S. (1999). Ibid.
(36) Janzen, D. H. (1992). A south-north perspective on
science in the management, use and economic development of biodiversity.
En: Conservation of biodiversity for sustanaible development.
Sundland, O., Hindar, K. and Brown, N. (eds). Scandinavian University
Press, Oslo.
(37) Evans (1999). Ibid.
(38) Evans (1999). Ibid.
(39) Evans (1999). Ibid.
(40) CCAD (1994). Alianza Centroamericana para el Desarrollo
Sostenible. Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo
(CCAD). San José, Costa Rica.
(41) McCarthy et al, (1997). Ibid.
(42) McCarthy et al, (1997). Ibid.
(43) Honey, M. (1999). Ibid.
(44) Evans (1999). Ibid.
Resumen
Costa Rica es reconida a nivel mundial por el manejo de sus
áreas protegidas. Con una alta diversidad biológica,
este país ha apostado a la conservación como pilar
de su desarrollo. Durante la última década el gobierno
ha impulsado un proceso de modernización del Sistema Nacional
de Áreas Protegidas (SINAC). La creación de las
Áreas de Conservación, como unidad territorial para
el manejo de los recursos, ha permitido establecer programas de
conservación más alla de los límites de las
áreas protegidas. Por otro lado, los incentivos al ecoturismo
han generado altos ingresos ecónomicos para el país,
además de un creciente número de visitantes a las
áreas protegidas. Existe polémica respecto a los
impactos positivos y negativos del turismo en las áreas
protegidas. Para algunos, esta es la única forma de obtener
los recursos para la mantención de estas áreas,
mientras que para otros es un factor en la destrucción
del patrimonio natural. Tampoco, existe consenso respecto a los
efectos del turismo en las comunidades adyacentes a las áreas
protegidas. Costa Rica ha utilizado otros novedosos mecanismos
para incentivar la conservación, ente ellos la venta de
bonos de carbono anaciones industrializadas y la bioprospección
farmaceútica. Con los recursos obtenidos se ha logrado
ampliar la cobertura y mejorar el manejo del SINAC y ampliar los
programas de reforestación. Los desafiós para el
futuro de las áreas protegidas de Costa Rica se centran
en aumentar la conservación de las áreas adyacentes
incorporando en mayor grado a la comunidad local, mitigar los
efectos negativos del ecoturismo, mantener el turismo de baja
escala y porsobretodo, promover la investigación que le
permita respaldar la sustentabilidad de su desarrollo.