Anibal Pauchard Web Page

Pauchard, A. Ugarte, E. and Millán, J. 2001. Biodiversidad y vegetación en la línea de base para la evaluación del impacto ambiental de proyectos de inversión en áreas silvestres protegidas de Chile. 757-773 pp. In: Sustentabilidad de la Biodiversidad. Un Problema Actual, Bases Cientifico Técnicas, Teorizaciones y Proyecciones. K. Alveal & T. Antezana (eds.). Editorial Universidad de Concepción. Concepción, Chile.


BIODIVERSIDAD Y VEGETACION EN LA LINEA DE BASE PARA LA EVALUACION DEL IMPACTO AMBIENTAL DE PROYECTOS DE INVERSION EN AREAS SILVESTRES PROTEGIDAS EN CHILE
Pauchard, Aníbal.(1), Ugarte, Eduardo.(2) & Millán, Jaime.(3)
(1)School of Forestry, University of Montana, Missoula MT 59812. (pauchard@forestry.umt.edu).
(2)Universidad de Concepción, P.O.Box 160-C, Concepción, Chile. (edugar@udec.cl)
(3)Universidad de Concepción, P.O.Box 164 - C, Concepción, Chile.
(jmillan@udec.cl)



ABSTRACT
The increase of tourism in the National Protected Areas of Chile (SNASPE) is affecting its capability to maintain ecological processes. Chilean law mandates that all new projects in the SNASPE must pass through an Environmental Impact Assessment (EIA). This research was aimed to design a method to describe vegetation as a biodiversity indicator for EIA baseline studies. The method application was tested in a tourist development project inside Conguillío National Park. Three stages were used: physiognomy, structure and composition. These stages are correlated with different scales at which the vegetation analysis can be done, allowing the method to capture a wide variety of ecological processes. Due to its flexibility and efficiency, the method can be applied with success in the SNASPE and other protected areas in developing countries.

RESUMEN

El incremento del turismo en el Sistema Nacional de Areas Protegidas del Estado (SNASPE) en Chile está afectando su capacidad de mantener los procesos ecológicos. Según la legislación vigente, los nuevos proyectos en el SNASPE deben ser sometidos al Sistema de Evaluación del Impacto Ambiental (EIA). Este trabajo tuvo por objetivo diseñar un método que permita utilizar a la vegetación como indicador de biodiversidad en estudios de Línea de Base para la EIA. La aplicación del método fue ensayada en un proyecto de construcción infraestructura turística en el Parque Nacional Conguillío en el Centro-Sur de Chile. Se utilizaron tres etapas para caracterizar la vegetación: fisonomía, estructura y composición. Ellas se pueden aplicar en forma progresiva de acuerdo al nivel de detalle requerido, las características del proyecto y del área impactada, y los recursos disponibles. Las etapas se asocian a diferentes escalas de análisis de la vegetación por lo que permiten capturar una amplia variedad de procesos ecológicos. El método propuesto puede ser aplicado con éxito en el SNASPE, y otras áreas protegidas en países en desarrollo, debido a su flexibilidad y eficiencia en la descripción de la vegetación.


INTRODUCCIÓN

El uso creciente de las áreas protegidas para el turismo (Ceballos-Lascuráin, 1996) disminuye la calidad del sistema natural (Rivas, 1994; Rivas & Villarroel 1995) y puede afectar seriamente su rol en la conservación de biodiversidad. Esta amenaza presente en otras regiones del mundo, también está afectando al Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) en Chile.

La Corporación Nacional Forestal (CONAF), responsable de la administración del SNASPE (Aravena, 1987; Lazo, 1996; Rivas, 1994), ha impulsado el desarrollo del ecoturismo mediante proyectos de inversión que incluyen concesiones a privados (Lazo, 1996). Según la legislación, estas iniciativas deben ser sometidas a Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), cuya Línea de Base debe considerar en forma integral el entorno, más allá de una simple descripción o colección de datos (Greene, 1984; Stork & Samways, 1995).

Entran en conflicto, entonces, dos demandas: la conservación de la biodiversidad y las actividades de esparcimiento de la población humana. Tres factores dificultan la toma de decisiones en el SNASPE: a) la heterogeneidad inherente al sistema en lo que se refiere a tamaño, distribución geográfica, naturaleza interna, ecosistemas protegidos, manejo etc. de sus unidades (Armesto et al., 1992; Villarroel, 1992; Lara et al., 1995); b) los niveles de organización o escalas en que debe considerarse la biodiversidad (Heywood, 1995) y c) la heterogeneidad en la calidad de la información disponible sobre estas áreas (Lara et al., 1995).

La biodiversidad, "la variabilidad de la vida en todos sus niveles y formas" (Heywood, 1995; Wilson, 1988), amplia el espectro de medición tradicional en ecología (Krebs, 1994) al abarcar desde genes y poblaciones, hasta comunidades y ecosistemas. Inventariar la biodiversidad, en los diferentes niveles y escalas en que debería ser considerada, equivale a evaluar todas las poblaciones de un área, lo que en la práctica es técnica y económicamente inviable. Por otro lado, tampoco resulta eficiente el uso de especies particulares o grupos de especies como indicadores ambientales. Como señala Noss (1990), es necesario disponer de esquemas jerárquicos, integrales en al menos cuatro niveles: genético, poblacional - específico, comunitario-ecosistémico y de paisaje.

Tres argumentos apuntan a sugerir que los "perfiles ambientales" (Cendrero, 1997; Cendrero & Fisher, 1997; Ministerio del Medio Ambiente, 1996) basados en sistemas de indicadores, configuran una via promisoria para resolver la situación. Ellos permiten: a) identificar la información más adecuada para la toma de decisiones; b) reducir la información científica a un número manejable de parámetros, y c) satisfacer la demanda de información al público (Cendrero, 1997; Cendrero & Fisher, 1997). Los tres elementos están presentes en el potencial conflicto indicado para el SNASPE en Chile.

Básicamente, un indicador es una variable que provee información agregada, sintética, sobre un fenómeno (Westman, 1985; Ministerio del Medio Ambiente, 1996). Al designar a dicha variable como indicador se la dota de un significado adicional al determinado por su propia configuración científica. De esta manera el indicador refleja también la valorización subjetiva de la sociedad sobre el medio ambiente, lo que permite incorporarla en la toma de decisiones. Así, aunque la selección de la variable tiene sustento en el conocimiento científico, en cuanto a indicador, ella queda también determinada por su aporte en el proceso de toma de decisiones. (PARRAFO COMPLEJO)

En la búsqueda de indicadores eficientes de biodiversidad, la cubierta vegetal (vegetación sensu lato) emerge con gran potencial. Por su rol en la base de la cadena alimentaria y como estructurante físico de las condiciones y recursos del hábitat de las otras especies del ecosistema, resulta razonable ver en la vegetación un indicador confiable de biodiversidad (Krebs, 1994). Ella es integrador y medida del "ambiente total" (en el sentido de Billings, 1970) y por tanto un indicador muy sensible del estado del ecosistema.

Los niveles de organización de la vegetación, reconocibles en su expresión en distintas escalas espaciales (MOPT, 1992; Küchler, 1967; Mueller-Dombois & Ellenberg, 1974), resultan homologables con los niveles de organización en un sistema jerárquico de aproximacion a la biodiversidad.

La vegetación constituye también un indicador confiable y eficiente de cambios dinámicos, temporales (crecimiento, fluctuación, maduración, sucesión; ver Van der Valk, 1985) del sistema natural (Beeby 1993; Luken, 1990; Westman, 1982). Los patrones de cambio temporal son de extremada importancia en las evaluaciones ambientales. Ellos permiten establecer la capacidad de autoregeneración o de la factibilidad de rehabilitación o restauración del ecosistema (Beeby, 1993; Cairns, 1986; 1988; Luken, 1990), aspectos usualmente requeridos en proposiciones de mitigación o monitoreo (Beeby, 1993, Westman, 1982).

En relación con la identificación de variables que pudieran ser usadas como indicadores ambientales, esta contribución pretende enlazar la perspectiva científica, que proporciona la base objetiva en la selección de la variable, con la perspectiva de quién toma las decisiones según la demanda social. Para ellos se plantean los siguientes objetivos:

a) Diseñar un procedimiento metodológico para utilizar la vegetación como indicador de la biodiversidad en la Línea de Base de la Evaluación de Impacto Ambiental para proyectos de inversión en el SNASPE; que pueda satisfacer los distintos grados de detalle en que la información sea requerida dependiendo del tipo de proyecto y de las demandas sociales, a través de una aproximación multiescala.

b) Ensayar la aplicación del procedimiento metodológico utilizando como caso de estudio un proyecto licitado recientemente por CONAF. De este modo se espera resaltar limitaciones y potencialidades de la metodología propuesta. Dando además, las base estructural para la preparación de manuales de procedimientos para el personal a cargo de las unidades del SNASPE.



ORGANIZACION DE LA PROPUESTA METODOLOGICA Y DE SU APLICACION EN UN CASO DE ESTUDIO


1. Fundamentos

Las variables fueron seleccionadas de los criterios propuestos por Fosberg (Fosberg, 1967; ver también en Shimwell, 1972; Mueller-Dombois y Ellenberg, 1974; MOPT, 1992). Ellos son fisonomía, estructura, composición, dinámica, función, historia y hábitat. Las cuatro primeras fueron priorizadas por corresponder a características "visibles" o fácilmente detectables, cuyos indicadores no deberían requerir de períodos prolongados de observación o procedimientos o equipo sofisticado. Como indica Fosberg (1967), ellos corresponden a criterios basados exclusivamente en propiedades de la vegetación y no del medio físico, lo que es una ventaja para su aplicabilidad en distintas situaciones. Una descripción extensa de cada uno de ellos se encuentra en Fosberg (1967), Shimwell (1972) y Pauchard (1998). De las características funcionales, usualmente de más difícil utilización, se seleccionó sólo el carácter perennifolio o caducifolio del follaje.

La propuesta metodológica está organizada en tres bloques o etapas, a través de las cuales la información se profundiza desde la simple forma y apariencia externa (fisonomía; según Fosberg, 1967), pasando por la organización espacial de la biomasa (estructura según Fosberg, op.cit.); hasta el máximo nivel de detalle que se logra en el listado de especies y abundancias relativas (composición; según Fosberg, op.cit.).

A su vez, existe correspondencia entre las tres etapas y los componentes fundamentales en que se puede descomponer la diversidad (Cody, 1986; Pielou, 1975; Whittaker 1972), vale decir, desde unidades de paisaje o diversidad gamma, diversidad en gradientes de hábitat o diversidad beta, hasta el nivel de diversidad en una comunidad particular o diversidad alfa.

La naturaleza de los proyectos de inversión y sus áreas de impacto determinarán la escala y grado de detalle con que la información será requerida para cada uno de ellos. Para cada una se identifica y sugiere las variables más eficientes según los especialistas y se ilustra su uso mediante la aplicación en el proyecto que se utiliza como caso de estudio. Aun cuando en el presente estudio no se discuten los costos de cada etapa, es posible predecir que estos aumentarán en relación con el nivel de detalle deseado.

El caso de estudio corresponde a un proyecto licitado en el Parque Nacional Conguillío (38°38íS - 71°39íO) que involucra la construcción y dotación de servicios de 12 cabañas y una cafetería, en una de las zonas que el Plan de Manejo del Parque (CONAF 1982) define como de "uso intensivo" . El area de estudio, definida segun los impactos directos del proyecto, abarca 241 hectáreas donde las altitudes fluctúan entre 1.000 y 1.100 m. El clima es templado - frío, húmedo con meses secos en verano. La precipitación alcanza a 2.000 mm. La vegetación del área corresponde principalmente a bosques y matorrales dominados por Araucaria (Araucaria araucana), coihue (Nothofagus dombeyi) y ñirre (Nothofagus antarctica) (Donoso, 1993; Gajardo, 1994). Una descripción completa de la vegetación se encuentra en Pauchard (1998) y Pauchard et al. (en preparación). Los suelos se han formado predominantemente a partir de material volcánico depositado recientemente; la heterogeneidad en los suelos se debe principalmente a diferencias en la naturaleza del material parental (cenizas, pumicitas y lavas) y al tiempo transcurrido desde la depositación (Casertano, 1963; Peralta, 1975; Pauchard, 1998). La actividad del volcán Llaima y las inundaciones causadas por el lago Conguillío son las principales perturbaciones que afectan al área.


2. Etapas.

2.1. Aproximación fisonómica.

La fisonomía está determinada por la apariencia externa (Fosberg, 1967) por lo que las categorías de clasificación son amplias, de poco detalle (por ejemplo bosque, matorral, pastizal). Es adecuada para escalas pequeñas y áreas amplias en las que se requiera de bajo grado de detalle, o bien en el nivel de levantamientos o reconocimientos globales que deben ser realizados por personas sin entrenamiento. La aplicación de este criterio se facilita utilizando fotografía aérea que permite cubrir rápida y sistemáticamente superficies extensas (Küchler, 1967).

Las acciones e impactos directos previsibles para el proyecto (construcción de las cabañas) requiere de información en el nivel local acerca de comunidades, ensambles poblacionales o gradientes de hábitat. En esa escala, la fisonomía por si sola resulta poco útil pues sus categorías son demasiado amplias. Sin embargo, ella permite, mediante la carta de vegetación, ponderar la importancia relativa del area impactada (por ejemplo como porcentaje de superficie en el tipo de comunidad o porcentaje de superficie del tipo de comunidad en todo el Parque) y en términos del carácter único que, como formación vegetacional, el área afectada puede tener para el Parque y la Región.

Con frecuencia este criterio se combina con estructura y dominancia, y proporciona una buena base para estratificar el muestreo de otros atributos de la vegetación o del ecosistema (Ej: hábitat para fauna, ciclo de nutrientes, etc).

En el caso de estudio, a través de interpretación de imágenes pancromáticas - SAF/JICA 1991 - en escala 1:20.000, se identificaron formaciones de bosques, matorrales y pastizal. Debido a la variabilidad del mosaico de vegetación y la relativa pequeña área de impacto del proyecto se decidío afinar esta clasificación combinando los atributos estructurales (ver detalle en la siguiente etapa).

2.2 Aproximación estructural

Se busca evaluar la disposición espacial de la biomasa, vale decir, organización en estratos, grados de apertura, tamaños de parches etc. Este criterio puede ser combinado con fisonomía, preparando categorías ad hoc de clasificación, y evaluado a partir de fotografía aérea. Como esta última no permite visualizar por debajo de la cubierta superior (el dosel en bosques), los estratos medios e inferiores deben ser controlados en el terreno.

Para el proyecto en Conguillío, la primera aproximación en la definición de tipos de vegetación se obtuvo de la fisonomía por fotointerpretación. Combinando fisonomía con las variantes estructurales que evidenciaba la fotointerpretación se definió tipos fisonómico-estructurales los que, a su vez, fueron denominados según las especies dominantes, en el caso de estudio, aquellas de mayor cobertura en el estrato superior. Se delinearon un total de ocho tipos fisonómicos: cuatro tipos de bosques, tres de matorrales y un pastizal (figura 1; tabla 2).

2.3. Identificación y caracterización de tipos fisonómico-estructurales. Preparación de la carta de vegetación

En la tabla 2 se indica las características principales de los tipos de vegetación. La tipología puede ser asimilada a clasificaciones a nivel mundial (Fosberg, 1967 ; Mueller-Dombois y Ellenberg, 1974). El carácter funcional caducifolio/perennifolio fue incorporado por su relevancia para la dinámica del bosque. Por ejemplo en el caso de estudio, la regeneración de Araucaria, presenta patrones muy diferentes cuando forma bosques mixtos con Coigüe, especie de hoja perenne, que con cuando se asocia a ñirre que es caducifolio.

La elaboración de una carta de vegetación con los tipos fisonómico-estructurales del área del proyecto permite realizar análisis espaciales del impacto del proyecto. Usando planimetría o Sistemas de Información Geográfica (SIG) se puede cuantificar el cubrimiento de cada uno los tipos vegetacionales y determinar con precisión en que medida serán impactados por las acciones del proyecto. Otras capas de información espacial pueden ser sobrepuestas para tomar decisiones sobre áreas de interés especial según indique el Plan de Manejo de la Unidad, o aquellos ensambles comunitarios vulnerables o de algún interés para conservación. Un ejemplo para Chile de las potencialidades del ánalisis espacial en área protegidas, es el trabajo de Finckh (1996) para el Parque Nacional Villarrica.

El empleo de georeferenciación, cartografía digitalizada y SIG facilita la transferencia de información a otras bases de trabajo, con objetivos diferentes (Westman, 1985; Hobbs, 1990); por ejemplo, para evaluación del riesgo de incendios forestales (Ugarte et al., 1996).cartografía de biotopos (Küchler, 1967), cartografia de hábitat (Westman, 1985), restauración de ecosistemas (Beeby, 1993)

2.4. Diseño de muestreo: Definición de puntos permanentes.

La carta de vegetación facilita y objetiviza eficientemente el diseño del muestreo. Las unidades muestrales pueden ser asignadas en forma estratificada a los distintos tipos vegetacionales. De esta manera, se optimizan los recursos para el muestro de aquellas variables de la vegetación que son consideradas de interés para la EIA.

Las parcelas de muestreo pueden ser establecidas en forma permanente dando una mayor utilidad a la información obtenida. La ubicación y consolidación en el terreno de puntos permanentes en sitios representativos, permite no solo el examen para la línea de base, sino también la definición de las parcelas que se utilizarán en las etapas siguientes. Además, puntos y parcelas designados con carácter de permanentes se pueden utilizar en planes de vigilancia ambiental y monitoreo.

Para el proyecto estudiado se realizó un muestreo estratificado aleatorio (Bonham, 1989; Jolly, 1954), en que las variables para estratificar fueron el número de estratos de la vegetación y la superficie de cada tipo en la carta (Pauchard, 1998).



2.5. Levantamiento de perfiles estructurales.

Los perfiles estructurales corresponden a la representación esquemática de la vegetación presente en una franja del terreno (Bonham, 1989; Mueller - Dombois & Ellenberg, 1974). La ventaja de este método es que permite una rápida visualización del arreglo de la biomasa tanto horizontal como verticalmente. Estos perfiles deberían localizarse en los puntos determinados para el muestreo aleatorio.

En la Fig. 2 se puede apreciar en forma comparativa diferentes arreglos estructurales. Cada uno tiene carácter único reflejando microhabitats diferentes; cada caso puede ser asociado a diferentes perfiles de temperatura desde dosel al piso, curvas de extinción de la luz, relaciones de evapotranspiración (Donoso, 1993).

2.6. Muestreo en parcelas rectangulares y de regeneración. Atributos poblacionales.

Estas parcelas constituyen una "expansión" de la franja representada en el perfil (ver 2.5) y están orientadas a evaluar variables de interés específico que requieran aleatorización. Para el proyecto en el P.N.Congullío interesaba conocer la situación actual de A. araucana y Nothofagus spp. y disponer de una base cuantitativa para formular una proyección en terminos dinámicos. Ello se puede lograr utilizando la distribución de edades o de tamaños de los individuos; estas últimas acompañan a los perfiles de vegetación en la figura 2. Las parcelas permanentes pueden incluso ser cartografiadas individuo a individuo, utilizando un sistema de coordenadas y fotografía con lo que el monitoreo puede ser extremadamente preciso. También se las puede integrar en el diseño de parcelas anidadas para medición de diversidad específíca (Shmida, 1984; Whittaker, 1967) y los valores resultantes ser comparados con los proporcionados por el muestreo preferencial según la aproximación de Braun-Blanquet (ver 2.8).

Para la estimación de la regeneración del estrato arbóreo en bosques, parcelas de menor tamaño se distribuyen aleatoriamente al interior de la parcela permanente. Esto debido a las dificultades que implica el conteo de plántulas y juveniles de pequeño tamaño. Con las parcelas de regeneració se submuestrea las parcelas para atributos poblacionales y se puede evaluar el potencial de regeneración del bosque.

Para la realización de esta etapa se puede eventualmente adaptar información proveniente de tablas de rodal o inventarios forestales (Donoso, 1993) lo que permitiría dar uso adicional, con énfasis ambiental, a la considerable masa de información que se acumula en esos procedimientos. También puede adaptarse estas prescripciones a rodalizaciones o zonificaciones dispuestas en planes de manejo o tratamientos silviculturales. Particularmente relevantes son aquellas referidas a bosques de crecimiento secundario (Carey & Johnson, 1995) o silvicultura de bosque nativo (Donoso y Lara, 1999). En el mismo sentido es utilizable la información generada por el Catastro del Bosque Nativo recientemente finalizado (INFOR, 1993).


2.7. Aproximación por composición.

En esta fase, el análisis se orienta a establecer que especies y en que proporciones de abundancia integran las comunidades presentes en el área. De este modo se alcanza el fundamento de la diversidad, según se la define en ecología (Whittaker, 1972; Pielou, 1975; Cody, 1986), y la información alcanza su mayor grado de detalle. El enfoque propuesto es esencialmente fitosociológico y el procedimiento es básicamente tabular según corresponde y se describe en los manuales de análisis de vegetación (Mueller-Dombois & Ellenberg, 1974; Shimwell, 1972).


2.8. Relevamientos fitosociológicos.

Una vez reconocidos en terreno las distintas comunidades vegetales del área de estudio, para lo cual resultan de gran ayuda la carta de vegetación y la topografía y suelos, se procede a muestrear en forma preferencial aquellas áreas de interés. Estas pueden corresponder a una particular combinación de especies, por las características de hábitat abiótico o por alguna otra razón de interés en la evaluación, por ejemplo un sector que se sabe será afectado directamente por el proyecto. En cada punto se utiliza una parcela de área superior al área mínima (Shimwell, 1972) en que se enlista todas las especies presentes en cada estrato y se les estima su abundancia según la escala de Braun-Blanquet o una modificación de la misma que permita estimaciones con un número mayor de subdivisiones (Shimwell, 1972; Mueller-Dombois & Ellenberg, 1974).

2.9. Tabla fitosociológica inicial.

En la primera tabla fitosociológica que se prepara, se anotan las especies (filas) y su abundancia en cada estación de muestreo (columnas) para cada estrato. En la segunda tabla las especies se ordenadan según su frecuencia de mayor a menor, manteniendo las especies separadas por estratos.

En este nivel del análisis ya se dispone de la información suficiente para satisfacer a la mayoría de los proyectos. Se cuenta con una lista completa de especies, de su número y abundancia por unidades de area (diversidad) y por estratos. El análisis comunitario puede llegar hasta este nivel si se utiliza como base de clasificación los tipos de dominancia fisonómico-estructurales definidos en la etapa anterior. A este nivel es factible la aplicación de análisis más complejos, por ejemplo de aglomeración (Romesburg, 1984) o de ordenación (Shimwell, 1972) si la naturaleza del estudio así lo requiere.

2.10. Tabla fitosociológica diferenciada.

De acuerdo con la metodología, por reordenamiento de filas y columnas se llega a la tabla diferenciada en que emergen las comunidades identificadas por grupos de especies características o diferenciales (ver Mueller - Dombois & Ellenberg, 1974 para detalles del procedimiento). En la Tabla 2 se entrega las comunidades determinadas segun la aproximación tabular en el area del caso de estudio. Estas pueden ser denominadas dentro o fuera de un sistema jerárquico. En este nivel se ha alcanzado el máximo de detalle que es factible según la metodología.

La relevancia en el plano regional y nacional de los sectores impactados se pone en evidencia solo cuando se les considera en el marco de un sistema nacional de clasificación. Para Chile se encuentran disponibles los de Oberdörfer (1960), Pizano (en Fuenzalida, 1965) y Gajardo (1994); de ellos, sólo el primero sigue con rigurosidad las normas que dan formalidad a la aproximación europea.

La realización de esta etapa dependerá del grado de conocimiento fitosociológico que exista sobre la región y que se encuentre disponible en la literatura. En la medida que avance el conocimiento fitosociológico sobre Chile esta fase será aplicable con más facilidad. En este sentido se sigue las recomendaciones de Mueller-Dombois y Ellenberg (1974), quienes proponen utilizar combinaciones de las especies dominantes para denominar las comunidades en forma transitoria hasta contar con el esquema jerárquico fitosociológico.

2.11. Indices de diversidad y análisis multivariado.

Los índices de diversidad usualmente se calculan con el fin de disponer de herramientas numéricas que faciliten la comparación entre comunidades; para su elaboración se utilizan los resultados de los levantamientos florísticos o de los perfiles estructurales. Sin embargo, su capacidad es limitada ya que expresan diversidad como una variable unidimensional.

La aplicación de métodos de análisis multivariado es ampliamente justificada en la literatura como una alternativa que, al estar basada sólo en números, permite un grado de control y contrapartida para examinar los resultados de la tabulación fitosociológica, donde prevalecen el juicio y experiencia del investigador. Este tipo de análisis es particularmente interesante cuando el área de estudio corresponde a un ecotono o un gradiente de vegetación donde no es posible describir comunidades discretas. Para el caso de estudio, los análisis de aglomeración y ordenación realizados por Pauchard (1998) y Pauchard et al (en preparación) confirmaron lo establecido en la tabulación fitosociológica añadiendo nuevos antecedentes sobre el comportamiento de las especies a través del gradiente edáfico.

Adicionalmente, para caracterizar la riqueza específica, se preparó un listado florístico del área de estudio recolectando aquellas especies existentes fuera de las parcelas fitosociológicas. De esa manera se puede asegurar el registro de especies raras o que no fueron muestreadas debido a su distribución espacial agregada. Con esta información, es posible calcular la diversidad táxica expresada en el nivel de familias, géneros y especies (Bisby, 1995).


DISCUSION

La ventaja del método propuesto reside en la combinación de tres aproximaciones para captar la diversidad de comunidades vegetales; la mayoría de los estudios utilizan una sola. Estas aproximaciones son además correlacionables con distintas escalas para analizar la vegetación. Dado que los procesos ecológicos dependen de la escala en que se manifiesten, el análisis a escalas diferentes permitirá cubrir un mayor rango de procesos.

Para demostrar las ventajas y limitaciones del método propuesto se discutirá a continuación las implicancias para la evaluación de la biodiversidad a la luz de los resultados del caso de estudio.

La fisonomía permite evidenciar y analizar patrones espaciales en los tipos de vegetación. La cartografía y procesamiento de los datos con sistemas de información geográfico (SIG) permite evaluar posibles impactos del proyecto en la vegetación. Las clasificaciones con base fisonómica son potencialmente útiles en la escala de paisaje por la rapidez y efectividad con que pueden ser aplicadas.

Las clasificaciones fisonómicas pueden utilizarse en análisis espacial a nivel de paisaje; en la definición de elementos del paisaje como parches, corredores y matriz y en consecuentemente en la toma de decisiones para la conservación biológica. Por ejemplo, la carta de vegetación muestra para el caso de estudio un complejo mosaico en que el bosque, matorral y pastizal ocupan diferentes sitios definidos por atributos relacionados con la geomorfología y las perturbaciones volcánicas.

Otra ventaja de la clasificación fisonómica es que permite la utilización de cartografías elaboradas con diversos objetivos. En este sentido el Catastro de Vegetación Nativa administrado por CONAF debe resultar de gran utilidad para la conservación biológica y resulta pionero en cuanto a clasificación de la vegetación en los países en desarrollo

El análisis estructural permite realizar predicciones acerca de la dinámica de vegetación así como de las características del hábitat de otras especies; es posible identificar relaciones entre tipos de vegetación y fases sucesionales o regímenes de perturbación. En el caso de estudio, los patrones estructurales en bosques y matorrales confirman las hipótesis de Veblen (1982) y Veblen et al. (1995) acerca de la dinámica del bosque de Araucaria - Nothofagus. A. araucana llega a ser dominante en ausencia de perturbaciones de gran magnitud y aprovecha para crecer los periodos en que las perturbaciones son de baja intensidad.En ausencia de perturbaciones N. dombeyi suprime el crecimiento de Araucaria y logra dominar el dosel superior.

En la fase de análisis estructural de nuestro método, parámetros como abundancia de troncos en descomposición, número de estratos y densidad permiten formular predicciones acerca de diversidad de habitats, de microhabitats y dinámica del ecosistema. La regeneración y distribución de tamaños de los arboles dominantes son indicadores de patrones sucesionales. En general, para algunos autores, la estructura es la variable más importante debido a que determina fuertemente la función del ecosistema.

.

El método florístico propuesto demuestra ser eficiente en capturar la riqueza específica (diversidad alfa) y los patrones de distribución de las comunidades. Allí se recoge la información sobre especies raras, indicadoras o sobre la abundancia relativa de las especies. Se puede mejorar el muestro, sin alterar las ventajas originales asociadas a la rapidez y facilidad, mediante la aleatorización y estratificación. De esta manera, se pueden realizar inferencias cuantitativas sobre la diversidad específica. Por otro lado, las comunidades vegetales pueden ser clasificadas en sistemas fitosociológicos jerárquicos, pero esta opción se ve limitada si se carece de clasificaciones regionales.

Los resultados del caso de estudio muestran que las comunidades florísticas están asociadas a los patrones de organización estructural (tabla 2), en algunos casos, sin embargo, en un mismo tipo fisonómico se presentan diferentes comunidades vegetales. El análisis de aglomeración ayuda a delimitar las comunidades vegetales y a validar los resultados de la comparación tabular. La riqueza específica es similar en todas las comunidades, solo los bosques secundarios de N. dombeyi y los pastizales tienen valores más bajos (tabla 2). Aún cuando la riqueza específica parece ser baja, la diversidad táxica presenta un inusual número de familias y géneros, lo que puede ser producto de una alta tasa de endemismo.


APLICABILIDAD DEL METODO
El ejercicio de aplicación demuestra que es posible la utilización del método en el Sistema Nacional de Areas Protegidas del Estado (SNASPE) así como en otras áreas protegidas fuera del Sistema. Existe suficiente información de sensores remotos para el país que hacen posible operar con gran facilidad en el nivel fisonómico. El Catastro de Vegetación Nativa ha puesto a disposición valiosa información ya procesada en escala 1:50.000. Los costos pueden aumentar si se utiliza SIG para procesar esta información, pero actualmente CONAF está desarrollando su infraestructura en SIG para todas las sedes regionales.

Los atributos estructurales son relativamente fáciles de muestrear, con un mínimo de entrenamiento y sin gran pericia técnica previa. Un diseño de muestreo adecuado permitiría cubrir áreas extensas con costos mínimos en instrumental y horas de trabajo. La evaluación basada en la composión florística requiere de mayor conocimiento taxonómico por lo que la disponibilidad de expertos y el estado actual de las colecciones nacionales que pueden facilitar la identificación de especímenes condicionará la rapidez y profundidad de las evaluaciones.

La principal limitación de la metodología reside en que se trata de una aproximación basicamente cualitativa lo que pudiera limitar la medición de cambios en la vegetación con rigor estadístico. Sin embargo la posibilidad de intensificar el muestreo se mantiene abierta en todas las etapas y, con toda probabilidad, las opciones tecnológicas basadas en sensores remotos contribuirán a subsanar esa dificultad en forma eficiente.

Al ofrecer diferentes niveles de aproximación, en complejidad y costos, el método permite subsanar limitaciones derivadas de factores externos, por ejemplo, restricciones económicas o politicas de las instituciones que manejan las áreas protegidas, lo que, en un país en desarrollo siempre será factor de relevancia.

CONCLUSIONES

La vegetación es un indicador útil de la biodiversidad para la línea de base de la evaluación del impacto ambiental en áreas protegidas del SNASPE. La funcionalidad y diversidad del ecosistema puede ser estimada a través del análisis de la vegetación. Para ello, la fisonomía, estructura y composicíon representan tres aproximaciones que se correlacionan bien con parámetros ecológicos tales como diversidad estructural, diversidad de hábitat, ecotonos, efectos de borde, dinámica de vegetación y otros que pueden ser evaluados utilizando el método propuesto.

La aproximación en escala multiple ha demostrado mayor eficiencia en la captura de la diversidad ecosistémica que los métodos que trabajan en una escala. Además, las tres fases dan flexibilidad al método. Por lo tanto, el nivel de detalle dependerá de los la naturaleza del proyecto y del área impactada. Esta versatilidad permite que el método sea aplicable en áreas protegidas de Chile u otros paises en desarrollo, que presentan una amplia diversidad de condiciones ambientales, sociales y económicas.

AGRADECIMIENTOS
Nuestros agradecimientos a los funcionarios de la Corporación Nacional Forestal IX Región, en especial a Sergio Meza y los guardaparques del Parque Nacional Conguillío. Gracias a Manfred Finckh por su colaboración en el análisis del caso de estudio.

BIBLIOGRAFÍA



Aravena, S.C., 1987. Estimación preliminar de la Demanda por Recreación en Chile y la Capacidad del Sistema de Areas Silvestres Protegidas para satisfacerla. Memoria de Título para optar al Título de Ingeniero Forestal. Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, Universidad de Concepción. Sede Chillán. 95 pp.

Armesto, J.J., C. Smith-Ramírez, P. León, Mary K. Arroyo., 1992. Biodiversidad y Conservación del Bosque Templado en Chile. Ambiente y Desarrollo. Vol. 8:19-24. Santiago, Chile.

Barbour M., J. Burk, & W. Pitts., 1987. Terrestrial Plant Ecology. The Benjamin/Cumming Publishing Company Inc.
California, USA. 633 pp.

Barkman, J.J., H. Doing, & S. Segal,. 1964. Kritísche Bemerkungen und Vorshläge zur Quantitativen Vegetationsanalyse. Acta Bot. Neerl. 13: 394-419.

Barzetti, V., 1993. Parques y Progreso. Areas Protegidas y Desarrollo Económico en América Latina y el Caribe. UICN & BID. Washington, USA.

Beeby, A., 1993. Applying Ecology. Chapman and Hall, London, 441 pp.

Benoit, I., 1989. Libro Rojo de la Flora Terrestre de Chile. Corporación Nacional Forestal. Ministerio de Agricultura. República de Chile. Santiago, Chile. 157 pp.

Billings, W.D. , 1970. Plants, Man, and the Ecosystem. Wadsworth Publ. Co. 160 pp.

Bisby, F. , 1995. Characterization of biodiversity. En: Global Biodiversity Assessment. Ed. Heywood, V.H. Uníted Nations Environmet Programme. Cambridge University Press. New York. USA. 1140 pp.

Blanco, H., 1996. La participación ciudadana en la Evaluación de Impacto Ambiental: Comparación de la legislación en Chile con la experiencia inglesa. Ambiente y Desarrollo - Marzo. Vol. XII. Santiago, Chile.

Bonham, Charles,D., 1989. Measurements for Terrestrial Vegetation. John Wiley & Sons
New York. 338 pp.

Burns, B.R., 1991 The regeneration dynamics of Araucaria araucana. Ph.D.Thesis. University of Colorado.
Colorado, USA.

Carey, A. & M.L. Johnson., 1995. Small mammals in managed, naturally young, and old-growth forests. Ecological Applications, 5: 336-352.

Ceballos-Lascuráin, H., 1996. Tourism, ecotourism, and protected areas. IV World Congress on National Parks and Protected Areas. IUCN.

Cain,S. & G.Castro,. 1959. Manual of vegetation analysis. Harper & Brothers, Publishers. New York, USA.

Cairns, J. 1986. Restoration, reclamation, and regeneration of degraded or destroyed ecosystems. In Soulé, M. (de.) "Conservation Biology: the Science of Scarcity and Diversity". Sinauer Asoc. Sunderland., Mass. USA. 584 pp.

Cairns, J. 1988., Increasing diversity by restoring damaged ecosystems. In: E.O.Wilson (ed.) Biodiversity. National Academy Press. Washington D.C. USA.

Casertano, L. 1963., General characteristic of active andean volcanoes and a summary of their activities during recent centuries. Bulletin of the Seismological Society of America.
Vol. 53:6. USA.

Cendrero, A. 1997., Indicadores de desarrollo sostenible para la toma de decisiones. Naturzale 12:5-25.

Cendrero, A. & D.W. Fisher., 1997. A procedure for assessing the environmental quality of coastal areas for planning and management. J. of Coastal Research 13(3): 732 - 744.

Clutter, J., J. Fortson, L. Pienaar, G. Brister & R. Bailey., 1983. Timber Management: A quantitative approach. John Wiley & Sons. New York, USA. 125 pp.

Cody, Martin L. 1986., Diversity, Rarity and Conservation in Mediterran Climate Regions. In: Michel E. Soulé (ed.) Conservation Biology: The Science of Scarcity and Diversity. Sinauer Assoc. 584 pp.

CONAF, 1982., Plan de Manejo "Parque Nacional Conguillio". Corporación Nacional Forestal. Temuco, Chile.

Conesa, V., 1995. Guía metodológica para la evaluación del impacto ambiental. Mundí-Prensa. Madrid, España.

Convenio sobre la Diversidad Biológica., 1994. Diario Oficial de la República de Chile. Sábado 6 de Mayo. Santiago, Chile.

Donoso, C. 1980., Ecología Forestal. El bosque y su medio ambiente. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.

Donoso, C. 1993., Bosques templados de Chile y Argentina. Variación, estructura y dinámica. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.

Eskuche, U., 1973. Estudios Fítosociológicos en el Norte de Patagonia. Investigación de algunos factores del ambiente en comunidades de bosque y chaparral. Phytocoenologia. Stuttgart- Lebre. Vo 1 (1) 64-113. Deutschland.

Fínck, M., 1995. Die Walder des Villarrica-Nationalparks (Súdchile). Lebensgemeinsschaften als Grundíage fúr eín Schutzkonzept. Díssertationes Botanicae. Band 259. J. Cramer. Berlin-Stutgart. Deutschland.

Finckh, M. & A. Paulsch., 1995. Araucaria araucana - Die ókologishe Stategie emer Reliktkonifere. Flora (1995) 190. 365-382.

Fosberg, F.R. 1967., A classification of vegetation for general purposes. En Peterken, G.F. IBP Handbook N04. Guide to check sheet for IBP areas.
Segunda Edición. Blackwell Scientific Publications. Oxford, USA.

Fuenzalida, H., 1965. Biogeografía. En: Geografía Económica de Chile. CORFO. Santiago, Chile.

Gajardo, R., 1994. La Vegetación Natural de Chile. Clasificación y distribución geográfica. Editorial Universitaria. Santiago, Chile

Gómez, D. & V. Valdivieso., 1991. Identificación y evaluación de impactos ambientales sobre flora y fauna. En: Evaluación y corrección de impactos ambientales. Instituto Geológico Geominero dó España. Madrid, España.

Greene, S.E., 1984. Botanícal Baseline Monitoring in Research Natural Areas in Oregon and Washington. En: Research Natural Areas: Baseline Monitoring and Management. Proceedings of a Symposium in Missoula, Montana, March 21, 1984. General Technical report INT-173. Forest Service, USDA. Ogden, USA.

Hall, F., L. Bryant, R. Clausnitzer, K. Geier-Hayes, R. Keane, J. Keertis, A. Shlisky, & R. Steele., 1995. Definitions and codes for seral status and structure of vegetation. Gen. Tach. Rep. PNW-GTR-363. Portland, OR: U.S. Dept. of Agricul. Forest Service, Pacific Northwest Res. Sta. 39 p.

Hanes, T. 1980., Vegetation and wildlife impact analysis. En: Environmental impact analysís handbook. Ed. J.G. Rau y D.C. Wooten. Mc Graw-Hill Book Company. New York.

Hayek, E. & F. Di Castrí., 1975.
Bioclimatografía de Chile. Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.

Heywood, V.H. 1995. Global Biodiversity Assessment. United Nations Environment Programme. Cambridge University Press. 1140 pp.

Hildebrand, S.G. & J.B. Cannon. 1993., The scientific challenges of NEPA: Future directions based on 20 years of experience.
Lewis Pusblíshers. Florida, USA.

Hudson, W.E. 1991., Landscape Linkages and Biodiversity. Island Press. Washington D.C. USA.

INFOR., 1993. Catastro de Bosque Nativo, IX Región. Cartografía de Formaciones Vegetales. Chile.

Jaksic, F. 1988., Los inventarios de recursos naturales y su uso en las evaluaciones de impacto ambiental: el caso de Chile. Amb. y Des., Vol. V-N02: 13-24. Santiago, Chile.

Krebs, C.J. 1994., Ecology: The experimental analysis of distribution and abundance. Harper Collins College Publishers. USA.

Küchler, A.W. 1967., Vegetation mapping. The Ronald Press Company. New York, USA.

Lara, A., C. Donoso & J.C. Aravena 1995., La conservación del bosque nativo de Chile: problemas y desafíos. En: Armesto, J.J., Villagrán, C. y Arroyo, M.k. Ecología de los Bosques Nativos de Chile. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.

Lazo, A. 1996., La inversión más natural, impulso del ecoturismo en áreas silvestres protegidas. Chile Forestal, Abril. PP 34-36.

Luken, J. 1990., Directing Ecological Succession. Chapman and Hall. London, England. 252 pp.

MOPT, 1992., Guía para la elaboración de estudios del medio físico: contenidos y metodología. Serie Monografías. Madrid, España.

Mueller-Dombois, D. & H. Ellenberg, 1974., Aims and Methods of Vegetation Ecology. John Wíley & Sons. New York, USA.

Marticorena, C. & M. Quezada, 1985., Catálogo de la flora vascular de Chile. Universidad de Concepción. Gayana, Bot. 42 (1-2).

Matthei, O. 1995., Manual de las Malezas que Crecen en Chile. Universidad de Concepción. Concepción, Chile.

Naranjo, J.A. & H. Moreno, 1991., Actividad explosiva postglacial en el Volcan Llaima, Andes del Sur. Revista Geológica de Chile, Vol. 18, N01, p. 69-80.

Ministerio de Medio Ambiente. 1996., Indicadores Ambientales. Una propuesta para España. Ministerio de Medio Ambiente. Serie Monografías. Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental.

Noss, R. F. 1990., Indicators for monitoring biodiversity: a hierarchical approach. Conserv. Biology 4(4):355-364.

Oberdorfer, E. 1960., Planzensoziologishe Studien in Chile Rin Verqleich mit Europa.
Flora et Vegetatio Mundi. Verlag Von J. Cramer. Deutschland.

O'Neíl, T.A., R. Steidl, W. Edge, & B. Csuti., 1995., Using wildlife communíties to improve vegetation classification for conserving bíodiversity.
Conserv. Biology. 9( 6):1482-1491.

Pauchard, A. 1998., La linea de base en la evaluación de impacto ambiental en areas silvestres protegidas. Bases metodológicas para el componente vegetacional. Memoria de título. Ingeniería Forestal. Universidad de Concepción, Chile.

Peralta M. 1975., Tipificación de los Suelos en la formación forestal Araucaria-Lenga en el Parque Nacional Conguillio. Bol. N0 31. Universidad de Chile. Santiago, Chile.

Pianka, E. 1974., Evolutionary Ecology. Harper & Row, New York.

Pielou, E.C. 1975., Ecological Diversity, .Wiley & Sons. New York. 165 pp.

Pisano, E. 1956., Esquema de clasificación de las comuníddes vegetales de Chile Agronomía 2 (1): 30-33. Santiago, Chile.

Proceso Montreal, 1995., Criterios e Indicadores para la Conservación y el Manejo Sustentable de los Bosques Templados y Boreales. Declaración de Santiago. Santiago, Chile

Quintanilla, V. 1977., A contribution to the phytogeographícal study of temperate Chile. Biogeographíca VIII, The Bague, 31-41.

Ramírez, C. 1978., Estudio florístico y vegetacional del Parque Nacional Tolhuaca (Malleco-Chile). M.N.H.N publicación ocasional 24:3-23. Santiago, Chile.

Rivas, H. 1994., Hacia un desarrollo turístico de los ambientes naturales en Chile. Ambiente y Desarrollo Diciembre. Santiago, Chile.

Rivas, H. & Villarroel, P. 1995., El turismo en espacios naturales como alternativa estrategica de desarrollo regional. Ambiente y Desarrollo vol XI (4): 7 - 13.

Romesburg, H.C. 1984., Cluster Analysis for Researchers. Wadsworth, Inc., Belmont. California, USA.

Shimwell, D.W. 1972., The Description and Classification of Vegetation. Sidgwick & Jackson. Londres, Inglaterra.

Shmida, A. 1984., Whittaker's plant diversity sampling method.
Israel J. Botany 33:41-46.

Stork, N.E. & M.J. Samways, 1995., Inventoryíng and Monitoring. En: Global Biodiversity Assessment. Ed. Heywood, V.H. United Nations Environment Programme. Cambridge University Press. New York. USA.

Ugarte, E., J.C. Barrientos & R. Burgos, 1996. Proposición y ensayo de una metodología basada en un sistema de información geográfico para la evaluación del riesgo de incendios forestales. Medio Ambiente 13(1): 33-41.

Van der Valk, A.G. 1985., Vegetation dynamics of prairie glacial marshes. In: White, J. (ed.) The population structure of vegetation. Dr. W.Junk Publishers, Dondrecht. Pp. 293-312.

Veblen, T.T. 1982., Regeneration patterns in Araucaria araucana forest in Chile. Journal of Biogeography Vol. 9:11-20.

Veblen, T.T., D.H. Ashton, F.M. Schlegel & A.T.Veblen 1977., Plant succession in a timberline depressed by vulcanism in south-central Chile. Journal of Biogeography. Vol. 4: 275:294.

Veblen, T.T., T. Kitzberqer, B.R. Burns & A.J. Rebertus.
1996., Perturbaciones y dinámica de regeneración en bosques andinos del sur de Chile y Argentina. En: Armesto, J.J., Villagrán, C. y Arroyo, M.k.Ecología de los bosques nativos de Chile. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.

Villarroel, P. 1992., Areas silvestres protegidas: ¿Bienvenida a capitales privados?. Ambiente y Desarrollo -Diciembre. Santiago, Chile.

Werger, M.J. & J.T. Sprangers. 1982., Comparison of floristic and structure classifícation of vegetation. Vegetatio 50: 175-183. The Hague, Netherlands.

Westman, W. 1985., Ecology, Impact Assessment and Environmental Planning. J. Wiley & Sons, New York. USA.

Whittaker, R.H. 1967., Gradient analysis of vegetation. Biol. Rev. 42:207-264.

Whittaker, R.H. 1962., Clasification of natural communíties. Botan. Rev. 28:1-239

Whittaker, R.H. 1972., Evolution and measurement of species diversity. Taxon 21: 213 - 251.

Wilson, E. O. 1988., Biodiversity. National Academy Press. Washington D.C. 521 pp.



pauchard@udec.cl



Back to Publications

Back to Main Page