Padre Hurtado: La fuerza del amor
¿Por qué nos dedicamos a analizar en Liderazgo a un padre que no tuvo ninguna autoridad formal en la Iglesia? Era sólo un cura con propuestas para la comunidad. En los párrafos siguientes el lector se podrá dar cuenta de las razones del análisis. Pero yo quiero ahondar más en su ser, en su esencia como persona, por eso es que me pregunto ¿fue un líder o un santo?
El padre Alberto Hurtado es un ejemplo ideal para identificar a un líder. Sus motivos para movilizar masas eran los más puros que se pueden concebir: el amor y fraternidad. Le otorgo todos los méritos posibles, porque sus acciones fueron tan valiosas que trascendieron en el tiempo. Un solo ejemplo de esto es su obra más conocida, la creación del Hogar de Cristo. Antes de crear al hogar, el Padre Hurtado ya demostraba su interés por ayudar al prójimo, y no sólo eso, pretendía persuadir a la gente común y corriente a desarrollar sus virtudes de bondad, fraternidad y ayuda, para así crear una cadena de amor que traspasara todo tipo de barreras. Con ayudas tan simples como recoger a alguien de la calle, las acciones se fueron masificando hasta que llego un punto en que había que crear una institución; esto es remarcable ya que estamos hablando de las década de los 40, así que podemos decir que son acciones pioneras en su ámbito, por que a fin de cuentas, el Hogar de Cristo es una organización sin fines de lucro.
Yo soy católica, y también creo en los valores que promovía el Padre Hurtado, pero soy más escéptica en algunas cosas. Es cierto que el pobre tiene muy pocas posibilidades de surgir, y para mi tampoco es concebible ver gente que vive en las calles, y que ni siquiera tiene algo para comer – necesidad básica de existencia; pero a veces hay personas que se aprovechan de la bondad de los demás, quizá los pobres no encajen perfectamente dentro de la palabra “aprovechar” pero es cierto que se pueden acostumbrar a que se les entregue algo gratis. Como dice el refrán “al pobre no le des un pescad, enséñale a pescar”. Creo mucho en la acción del hogar, y la admiro pero pienso que a veces son sólo soluciones “parche” que no entregan verdaderas oportunidades de surgir a los más necesitados.
Lo anterior yo sólo lo aplicaría a la gente que está sana y goza de relativa juventud, pero por supuesto que no enmarco dentro de ello a la gente enferma y a los ancianos. Hay cosas en esta vida que no tienen respuesta lógica. ¿Por qué hay gente que sufre, y no ha hecho nada para merecerlo? ¿Por qué cuando los más pobres se enferman casi no tienen oportunidades de mejoría? ¿Todo se hace con dinero? ¿Los ancianos ya no importan en nuestra sociedad? Para mi una vida tiene el mismo valor que cualquier otra, pero a veces las circunstancias no permiten que se les dé lo que necesitan. La gente enferma y desvalida que va al hogar de cristo se sana espiritualmente, porque recibe el amor mas fraterno y desinteresado que se puede recibir; lo mismo digo de los ancianos, es impresionante como algunos de ellos se enferman y son hospitalizados, luego al darlos de alta ¡nadie los recoge!, son abandonados por sus propios familiares… afortunadamente ese amor perdido lo recuperan por otros lados, por gente voluntaria que quiere ayudar al prójimo, sea cual sea su situación y edad. Porque una vida vale SIEMPRE.
Como podemos ver al ayudar siempre surgen situaciones complejas, pero eso nunca detuvo al Padre Hurtado. El tenía su propia visión de los pobres y nunca les habría atribuido algo de escepticismo como yo. Esto se visualiza en uno de sus pensamientos: “Si no se conoce la situación real del pobre, se puede tener la tentación de juzgar como exageradas e infundadas todas sus peticiones de mejoramiento de vida”.
Quizá tuvo razón, si yo no me pongo en el lugar del pobre, no lo puedo comprender al cien por ciento. Él tenía esa capacidad, entendía, comprendía, y no juzgaba. Lugar donde iba era escuchado y seguido – con esto no sólo enmarco a los católicos.
En 1952 el Padre Hurtado fallece, pero esto no es un impedimento al crecimiento del Hogar de Cristo. Su poder de liderazgo, de guiar masas por un objetivo común: ayudar al prójimo, traspasa las fronteras de la vida y la muerte. Él sigue vivo en espíritu dentro de la institución, y son sus palabras las que estimulan a cada uno de nosotros para así motivarnos a ayudar, las ganancias que obtendremos sin sólo espirituales, pero pueden ser las más valiosas posibles de concebir. ¿Por qué tanta satisfacción?, porque como dijo el fallecido recientemente, papa Juan Pablo II, “El amor es más fuerte”.
Esa era la motivación más fuerte del Padre Hurtado
para ayudar, el amor. Esto se visualiza hoy en la misión del Hogar de Cristo:
-“Acoger con dignidad a los más pobres entre los pobres”: Esto quiere decir que la ayuda es para los que de verdad no tienen oportunidades, y que cada persona tiene una dignidad mínima, y ésta no se le puede quitar.
- “Difundir los problemas de los más pobres con el fin de generar una cadena de solidaridad”: Expandir el amor entre la sociedad para promover la ayuda voluntaria. No cabe duda de que se ha logado esta misión.
¿De qué sirve el análisis anterior?, en realidad permitió explicar la realidad de la situación que vive el Hogar de Cristo, y poder que tuvo el Padre Hurtado. Pero ¿podemos responder nuestra tesis? El padre Alberto Hurtado ¿Fue un líder o un santo? La respuesta para mí es obvia, ¡fue un líder, y es un santo! Bueno, técnicamente todavía no es declarado santo por el Vaticano, pero luego será canonizado.
Es cierto que se pueden formar líderes, pero siempre hay algo innato dentro de los líderes que perduran en el tiempo, esa capacidad de llegar al corazón de las personas con el poder de la palabra, de transmitir amor, y enseñar a transmitirlo no se puede enseñar tan fácilmente. Y debemos saber que él sólo le enseñaron a ser cura, a predicar, pero nunca a estimular de la forma en que lo hizo.
Su liderazgo fue con fines tan puros y benevolentes que no cabe en otra categoría que no sea la de santo. Porque el amor es más fuerte, el puede seguir ejerciendo sus virtudes ya luego de fallecido. Han acontecido milagros que han sido analizados por la Iglesia, y pueden declarar que si fueron realizados por él; éstas son razones por las cuales será declarado santo, se declarará que está en el cielo y en la compañía de Dios. Quizá eso es lo que necesitamos en nuestras vidas para liderar eficientemente en el futuro, la fuerza del amor interno y la vocación de estimular a los demás, para que se motiven, y consigamos así objetivos comunes y una sociedad mejor basada en el amor y la fraternidad.
Camila Sánchez Zemelman.
Imágenes Ensayo San Alberto Hurtado