Como hemos cambiado
Carlos Baquedano Venegas
Concepción, de Agosto de 2007
Casi sin darnos cuenta y a diario nos vemos enfrentados a nuevos productos y servicios que prácticamente nacen como algo natural, lógico y cuya existencia raras veces es cuestionada por cuanto se considera que así tienen que ser las cosas. Indudablemente las sociedades y por ende los consumidores evolucionan y cambian, desplazando antiguos formatos y costumbres, que imperceptible y cotidianamente, por lo menos a los que contamos con algunos años más de vida, nos hacen pensar en lo diferente que somos a los consumidores de antaño.
Si tan sólo algunos años atrás era muy difícil encontrar departamentos de uno o dos ambientes, hoy no lo es. Es más, bastante de la oferta de departamentos nuevos corresponde a estos tipos de habitaciones. Las familias son menos numerosas y cada vez son más las personas que retardan su decisión de adquirir hábitos matrimoniales y que cuentan con la característica de disponer de suficientes ingresos ya sea para adquirir o para arrendar esta clase de departamentos. También se incluyen en este segmento las familias monoparentales.
En las grandes tiendas, prácticamente ya no existe la tradicional sección para "matrimonios jóvenes". Ha sido reemplazada por sectores de artículos específicos y de marca para estos jóvenes con poder de compra y que buscan cierta diferenciación en un mundo sumamente estandarizado. Sobre el particular, existe un número creciente de egresados de educación superior, que aún cuando se encuentren trabajando o realizando otros estudios, viven en casa de sus padres, con muchas facilidades prácticamente sin costo: sábanas limpias, comida, cariños y besos paternos, no pago de cuentas de servicios básicos, ropa planchada, etc. Disponen de su ingreso personal para satisfacer sus necesidades y por lo tanto constituyen un mercado muy atractivo para muchos productos y servicios. Son los denominados canguros. Por otra parte y aún cuando el mercado de artículos para niños sigue siendo atractivo, cada vez más cobran fuerza, a la luz de las disminuciones a nivel mundial de las tasas de natalidad, la atención de segmentos claramente definidos entre lo que normalmente entendíamos por niños. Surgen productos y servicios para personitas más independientes, con capacidad de decidir y que incluso muchas veces poseen una gran capacidad adquisitiva. Si antes se pensaba que a los niños entre los ocho y los trece años sólo les interesaban los juguetes, hoy en día ese pensamiento ha cambiado. Este grupo no sólo se preocupa de muñecas y autitos de colección, sino también les interesa la música, los productos tecnológicos y la ropa para estar a la moda.
Antes, las grandes casas comerciales, tenían en primera línea o en primer piso, la sección destinada a varones pero ahora son las secciones orientadas a las damas las que ocupan esa primera ubicación, léase perfumes y vestuario femenino. Las mujeres se han incorporado masivamente al trabajo y a las decisiones de compra y por ende constituyen un atractivo segmento de mercado debido a que el poder adquisitivo matrimonial ya no necesariamente recae en sólo uno de sus componentes.
Después de jubilar, nuestros abuelos y padres descansaban en casa. Hoy es posible verlos llenar un avión, sobre todo en temporada baja, dirigiéndose hacia un lugar remoto de destino en plan de vacaciones. Es que las expectativas de vida están aumentando, y lo seguirán haciendo y ello implicará nuevas y emergentes demandas de productos y servicios para estas personas que dispondrán de una largo tiempo para llenar una vez que cesen de trabajar. Sin embargo en nuestro país existe una casi completa red para niños, incluso jardines infantiles y escuelas que tienen baja demanda en desmedro de las redes necesarias para cubrir y satisfacer carencias de las personas mayores, que constituyen y constituirán un importante segmento de consumidores.
De antaño, el mejor candidato político, era el de mejor discurso. Los avances en los medios de comunicación han desplazado ese centro de gravedad a un complejo conjunto de características que definen la intención de voto. De la masificación se ha pasado al "puerta a puerta" - microsegmentación del mercado- entendiendo que problemas similares para un determinado sector, no son percibidos de igual manera por sus componentes. Lo mismo ha hecho la gran empresa. De grandes conglomerados de consumidores, a los cuales se les estandarizaba con necesidades y hábitos homogéneos, se ha pasado a un esquema personalizado. Así no es difícil recibir una carta, correo electrónico u oferta con nuestro nombre, nuestro RUT y con una detallada descripción de lo que representamos para dicha empresa u organización.
Ir de un lugar a otro para adquirir determinados productos, ha pasado a ser un deporte poco practicado. La gente se está preocupando cada vez más de la administración y optimización de su tiempo y sus preferencias apuntan a encontrar la mayor cantidad y variedad de productos en un solo lugar. De ello se han encargado los grandes centros comerciales, que además añaden valor con elementos culturales, sociales y recreativos de muy variada miscelánea.
Si la vida, la sociedad y las leyes nos acostumbraron a cierto paternalismo en el sentido de que "alguien" tiene que encargarse de administrar el dinero destinado a la vejez o a la salud, también hemos encargado la administración de nuestro tiempo libre a un determinado sector. Así, la oferta de distracción, entretenimiento y cultura ha sido una de las de mayor crecimiento en estos últimos años. Los ejemplos abundan, nos ha cambiado la idea que teníamos del cine, prueba de ello es que no existe ninguno en Concepción, la televisión local pasó a ser mundial a través del cable el satélite y la internet, el periódico paso del papel a la interactividad, el desarrollo físico pasó del aire libre al gimnasio, etc,.
Nuestros hábitos de alimentación también cambiaron. Se come fuera del hogar con mayor frecuencia y de la atención personalizada mediante un garzón se pasó a la autoatención. Al cocinar en casa, nuestras mascotas comían lo mismo que nosotros. Hoy, los alimentos para mascotas ocupan varios metros cúbicos en estanterías de supermercados.
Son sólo algunos cambios. La mayoría de ellos imperceptibles para los consumidores más jóvenes, pero algún día ellos recordarán como en estas líneas cosas tales como el dinero de papel, el talonario de cheques, la fila para pagar, el neumático pinchado, el automóvil para cinco personas, la propaganda electoral, el computador con teclas y las profesiones tradicionales…