Con miras al período 2011-2015, nueve profesores más decidieron unirse a un proyecto que ya lleva 10 años trabajando.

Participación voluntaria, compromiso, cooperación, solidaridad y horizontalidad en la interacción, son los principios que desde 2001 guían a un grupo de académicos de la Universidad de Concepción a trabajar en el Programa de Estudios sobre la Responsabilidad Social Universitaria.

A través del Decreto U. de C. Nº 069, el programa fue formalizado el 20 de marzo del 2002. Desde entonces, un grupo de 19 académicos ha destinado parte de sus agendas para investigar, promover y fijar criterios de responsabilidad social al interior de la UdeC. Encabezados desde su origen por la actual directora del programa y docente de la Facultad de Ciencias Sociales, Doctora Gracia Navarro; y por la profesora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Medicina, Ingrid Soto, esta iniciativa ha contado con el apoyo de docentes de diversas disciplinas.

Nuevos integrantes

El 25 de abril fue el turno de darle la bienvenida a un nuevo grupo de académicos, nueve, que voluntariamente decidieron ingresar al programa. De esta manera, son 28 los especialistas que contribuirán por cumplir los objetivos fijados en el proyecto, los cuales son: la construcción de conocimiento en y desde la responsabilidad social; la formación de personas socialmente responsables, y la gestión organizacional y académica con responsabilidad social.
A sabiendas de la escasez de tiempo, la lógica apunta a promover y ejecutar ideas pro responsabilidad social desde cada una de las disciplinas, destinando una hora semanal o la sumatoria de éstas en un día específico, para alinear los fundamentos de responsabilidad social con sus labores académicas, ya sea docencia o investigación. La premisa es no trabajar con presiones y aportar lo posible desde cada campo de estudio.
“Yo diría que se ha logrado bastante en comparación a cuando empezamos”, apunta Ingrid Soto. Añade que con el aporte de los nuevos integrantes, “esperamos aportar de una forma bastante más rápida, porque somos muchos más los que lo conocemos (el concepto de responsabilidad social), y más los docentes que estamos preparados”. También sobre las nuevas incorporaciones, Gracia Navarro señaló que “es un equipo de primer nivel, con gente no sólo valiosa en lo académico o investigación, sino que también en lo humano, y yo creo personalmente que ésa es la gente que saca adelante los proyectos”.

Avanzando

“Hemos tenido avances que son pioneros en el mundo”, recalca la profesora Navarro, puntualizando que la universidad tiene “las únicas publicaciones que existen sobre comportamiento socialmente responsable, el único modelo que existe hasta el día de hoy en que se adapta a una organización universitaria el esquema de responsabilidad social empresarial o corporativa; y el único modelo educativo que existe en el mundo para la formación de profesionales socialmente responsables, que fue validado con diseño científico”. En esa línea, nuestra institución dispone de asignaturas complementarias de responsabilidad social y un diplomado en la materia, además de haberse inserto el concepto en la formación de alumnos de diversas carreras.

El interés genuino, el desarrollo libre del espíritu

Cabe destacar, que según apuntan los valores del programa, el desarrollo de éste está visado y apoyado por la universidad, pero sus principios no son de aplicación obligatoria al interior de ésta. Esto, pues se contradice con el lema de la universidad, “Por el desarrollo libre del espíritu”, indica Gracia Navarro. “Eso significa que la universidad genera oportunidades para que las personas, especialmente las mas jóvenes, vayan descubriendo formas de vivir, formas de hacer ciencias, formas de generar conocimiento y de desempeñarse profesionalmente, pero no va obligando a adoptar determinados valores”, explica.

Paso a paso, este grupo de voluntariosos académicos avanza desde el mundo universitario con el fin de combatir la inequidad social, velar por el desarrollo y la superación de la pobreza.