La Mochila
Durante la marcha se exige al cuerpo la ejecución simultánea de varias funciones, como son el movimiento de brazos y piernas, balanceo de los hombros y del tronco, rotación de las caderas, etc. Por este motivo, para un óptimo transporte, la mochila debe adaptarse a nuestra morfología y a la utilización que vayamos a darle.
El desarrollo de una mochila eficaz, exige profundos conocimientos de los principios de biomecánica y ergonomía, así como intensas pruebas sobre el terreno para comprobar el resultado.
El sistema de porteo ideal requiere repartir bien la carga y evitar la presión de ésta sobre nervios, vasos sanguíneos, músculos y huesos. De este modo obtenemos comodidad y al limitar el movimiento de la carga, mejoramos nuestra estabilidad y aprovechamiento de la energía.
Existen diversos materiales que se utilizan para la confección de una mochila, aunque el más utilizado, devido a su ligereza y resistencia a la abrasión, es la Cordura®. El Kevlar es mucho más resistente, pero al ser mucho más caro se utiliza en muy poca proporción.
Los bolsillos laterales aumentan la capacidad de carga, aunque, por contra, desestabilizan la marcha y dificultan el paso por lugares estrechos. Algunos modelos disponen de bolsillos accesorios que pueden adaptarse a las cintas porta-esquís.
CLASIFICACIÓN
Dependiendo del uso que le demos a la mochila, podremos clasificarlas en distintos grupos:
Mochilas Lady. Aunque cualquier mochila puede resultar satisfactoria para una mujer, las de este grupo están adaptadas explicitamente a las morfologías femeninas. Espaldas más cortas, caderas más anchas y pecho más expuestos son las principales diferencias en relación a anatomías masculinas.
Mochilas estancas. Un grupo de mochilas de reciente aparición. Son totalmente estancas al agua y sumergibles, disponiendo a la vez de las mejores regulaciones. Ideadas para descenso de barrancos, rafting, travesías en nieve o con mucha lluvia, etc.
DENIER
Es la unidad utilizada para indicar la finura de los hilos de un tejido. Expresa el peso en gramos de 9000 m de hilo o fibra. A modo de ejemplo, 500D significaría 500 Deniers.
Como norma general, un denier pequeño será agradable al tacto y poco resistente (la seda tiene 2 deniers), lo contrario de un denier grande, que será más resistente y más rugoso al tacto.
La resistencia también se incrementa al disminuir la distancia entre hilos en el tejido. Por eso, un saco de patatas tiene un Denier muy alto, siendo poco resistente a consecuencia de la gran distancia entre hilos. En cambio, determinados tejidos confeccionados con seda pueden llegar a ser muy resistentes gracias al tramado compresivo entre hilos.
Por tanto, un buen tejido con alto denier y una distancia entre hilos muy pequeña será muy resistente y a la vez abrá disminuido la rugurosidad al tacto.
VOLUMEN
La capacidad de carga de una mochila (volumen) se calcula en Litros. También hay que tener en cuenta que los bolsillos añaden volumen a la mochila.
PARTES DE UNA MOCHILA | |
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CÓMO AJUSTAR LA MOCHILA AL CUERPO
Una vez cargada a la espalda, la cruz formada por el inicio de las hombreras debe coincidir entre los homoplatos de la espalda (fig.1). En los modelos que no dispongan de estabilizadores, esta zona podrá quedar un poco más elevada, dependiendo de la morfología de cada usuario.
Cerraremos el cinturón (fig.2). Su posición corresponderá con la parte superior de la pelvis. Tensaremos de forma que exista contacto por todo el contorno de la cintura.
Tensaremos los ajustes laterales del cinturón (fig.3), hasta que no exista balanceo de los bajos de la mochila.
Tensaremos las hombreras (fig.4) hasta notar que existe contacto en toda la zona del pecho, hombros y preferiblemente también el inicio de la espalda.
Tensaremos los tirantes superiores de las hombreras (estabilizadores), de manera que se anule el balanceo de la parte alta de la mochila y teniendo la precaución de que no moleste al giro de la cabeza (fig.5). Para mejorar la inmovilización de la carga resulta muy útil la cinta de pecho.
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CONSEJOS
A causa de las costuras, es imposible que una mochila tradicional sea completamente estanca. La utilización de bolsas interiores estancas o el empleo de una funda exterior impermeable (cubre-mochilas), garantizará mantener su contenido seco.
Distribuir el material en bolsas de plástico de distintos colores, mejora la disposición en el interior de la mochila y facilita una rápida localización.
Impermeabilizar la mochila periódicamente ayudará a su conservación, evitando la penetración de la humedad.
En determinadas ocasiones (en caso de alud o caída al agua), sistemas que te permitan desembarazarte rápidamente de la mochila, pueden ser de gran utilidad.
Las varillas metálicas extraíbles que tienen en sus espaldas algunos modelos de mochilas pueden ser utilizadas para una emergencia para improvisar una tablilla inmovilizadora en caso de romperse el hueso de una extremidad
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