2/El mapuchito Redacción Lunes 11 de Noviembre de 2002 |
QUÍMICA DEL SUELO.
El suelo ha sido comparado con un laboratorio
químico muy complicado, donde tienen lugar un gran número de reacciones que
implican a casi todos los elementos químicos conocidos. Algunas reacciones se
pueden considerar sencillas y se comprenden con facilidad, pero el resto son
complejas y de difícil comprensión. En general los suelos se componen de silicatos
con complejidades que varían desde la del sencillo óxido de silicio -cuarzo-
hasta la de los silicatos de aluminio hidratados, muy complejos, encontrados
en los suelos de arcilla. Los elementos del suelo más importantes para la nutrición
de las plantas incluyen el fósforo, el azufre, el nitrógeno, el calcio, el hierro
y el magnesio. Investigaciones recientes han mostrado que las plantas para crecer
también necesitan cantidades pequeñas pero fundamentales de elementos como boro,
cobre, manganeso y cinc.
Las plantas obtienen nutrientes de los coloides del suelo, partículas diminutas
parecidas a la arcilla que se mezclan con el agua, aunque no se disuelven en
ella. Se forman como producto de la meteorización física y química de minerales
primarios. Consisten en cantidades variables de óxidos hidratados de hierro,
aluminio y silicio y de minerales cristalinos secundarios como la caolinita
y la montmorillonita.
Los coloides tienen algunas propiedades físicas marcadas que afectan fuertemente
las características agrícolas de los distintos suelos. Los suelos de las regiones
con precipitación escasa y poca agua subterránea están sometidos a lixiviación
moderada y, por tanto, contienen gran cantidad de compuestos originales, como
calcio, potasio y sodio. Los coloides de este tipo se expanden en gran medida
cuando se mojan y tienden a dispersarse en el agua. Al secarse toman una consistencia
gelatinosa y pueden, tras un secado adicional, formar masas impermeables al
agua.
Donde el terreno queda cubierto por bosques, los coloides inorgánicos y orgánicos
penetran en la tierra transportados por agua subterránea después de lluvias
o inundaciones; forman una capa concentrada en la parte inferior del suelo y
consolidan otras partículas de él para producir una masa densa y sólida.
Una de las características importantes de las partículas coloidales es su capacidad
para participar en un tipo de reacción química conocida como intercambio de
bases. En esta reacción un compuesto cambia al sustituir uno de sus elementos
por otro. Así, los elementos que estaban ligados a un compuesto pueden quedar
libres en la solución del suelo y estar disponibles como nutrientes para las
plantas. Cuando se añade a un suelo materia fertilizante como el potasio, una
porción del elemento requerido entra en la solución del suelo de forma inmediata,
y queda disponible, mientras que el resto participa en el intercambio de bases
y permanece en el suelo incorporado a los coloides.
Uno de los ejemplos de intercambio de bases más simple y valioso para la agricultura
es la reacción que se produce cuando la caliza (CaCO3) se utiliza
para neutralizar la acidez. La acidez del suelo, que puede definirse como la
concentración de iones de hidrógeno, afecta a muchas plantas; las legumbres,
por ejemplo, no pueden crecer en un terreno ácido.
Anterior
|