Chile Urgente: los deberes olvidados

Conferencias, mesas redondas, música y espectáculos en el foro forman parte de la Escuela de Verano 2012, cita acostumbrada de la época estival en Concepción.

“Esta Universidad es hija del discurso filosófico”, señaló María Nieves Alonso al referirse al ideario que fundamenta esta casa de estudios y que va más allá de sólo formar profesores y especialistas.

En ese escenario se desarrolla la Escuela de Verano que, cada temporada estival, convoca a profesores, intelectuales, artistas y pensadores para reflexionar sobre distintos aspectos de nuestra realidad. Y hoy, esta temporada, el llamado es a dar una revisión a las deudas, a los deberes que Chile ha postergado y que, de manera urgente, están pidiendo soluciones.

Es deber de la universidad abrir la utopía, el pensamiento activo, negando el tropismo deshumanizante que responde a demandas de la economía de mercado y no a aspectos éticos de la educación. Así continuó reflexionando Alonso, directora de Extensión de nuestra casa de estudios, al intervenir en la ceremonia inaugural de la Escuela de Verano, que hasta el 26 de enero convoca conferencias, mesas redondas y distintas manifestaciones artísticas en torno al título de Chile Urgente: los deberes olvidados, tareas no cumplidas en nuestra sociedad, como las deudas con la educación chilena, con los pueblos originarios y con la sexualidad, entre otros temas.

Por ello, y volcándose nuevamente hacia la filosofía, recordó las palabras de nuestro rector fundador, Enrique Molina Garmendia, para quien la universidad debe ser, en tiempos de trastorno, una República ideal para ofrecer a hombres y mujeres una orientación posible. Si no, no es universidad.

Como una manera de contribuir a abrirse al diálogo, al encuentro de verdades, la actividad estival (cuya programación completa puede encontrarse en http://extension.udec.cl/programa) responde al deber que una universidad como ésta, compleja, completa y humanista, tiene con su comunidad y con el país.

Crisis de representatividad

Si bien las actividades de esta Escuela de Verano se iniciaron la semana pasada, la ceremonia inaugural, que estuvo encabezada por el rector Sergio Lavanchy, se realizó el martes reciente bajo la mirada siempre actual del mural Presencia de América Latina y con las intervenciones musicales del Coro universitario y de la orquesta de cuerdas de la Universidad.

La clase magistral estuvo a cargo del abogado Fernando Atria, quien ofreció la conferencia Idea de representación política, en la que se refirió a la llamada “crisis de representatividad”, y se interrogó sobre la idea de que en toda forma de representación hay una forma de tergiversación.

Revisando distintos aspectos de nuestra historia, con ejemplos cotidianos y recurriendo a hechos recientes como las movilizaciones estudiantiles de 2011, Atria señaló que hoy existe una comprensión escéptica sobre la idea de la representación.

No obstante, aseguró que no podemos prescindir de esta idea. “La representación es un condición necesaria de la acción política”, dijo.

Luego de esta conferencia se realizó la performance relacional TransAmericana 2012, del académico del departamento de Artes Plásticas, Claudio Rivera.

 

Alta convocatoria tuvo Espinocho Cientos de asistentes disfrutaron de la obra Espinocho, presentada por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción y el taller de danza de Juanita Toro en el foro universitario, una de las actividades iniciales de la Escuela de Verano. Una versión moderna de Pinocho, escrita por René Ulloa músico de la orquesta, es una obra que mezcla la música de la orquesta sinfónica con el ballet clásico infantil, una historia de amor, manteniendo los rasgos del cuento original, la que debido al éxito que tuvo en su estreno en noviembre pasado en colegios de la zona, se volvió a montar al aire libre, lo que resultó todo un éxito. Escenográficamente es de forma simple, empero bastante llamativa, donde los juegos de alturas permitieron al espectador gozar de un dominio visual más allá del centro del escenario. En todo momento el espectador, principalmente lo niños y jóvenes, se siente parte de la historia gracias a estos efectos. Luis Salvo, estudiante de Arquitectura de nuestra casa de estudios destacó la calidad de la Orquesta: “fue notable, además del buen sonido que generó un popurrí consistente y que al mismo tiempo deleitó a los niños. Una experiencia colorida más que un espectáculo de danza”. Francisco Darmendrail, estudiante de Periodismo en prepráctica