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  Nº 691 jueves 15 de diciembre de 2011

 

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EDITORIAL

El 2011 será recordado por muchas cosas y fundamentalmente porque cuando se anunció que sería el año de la Educación Superior nadie imaginó hasta donde iban a llegar los cuestionamientos y cambios al sistema que nos rige desde 1981.

Ahora que se produce esta dicotomía entre un segundo semestre académico que se encuentra en fases iniciales por una parte, y un año calendario que está por finalizar, es oportuno revisar cuáles fueron los aspectos que estuvieron en el debate y de manera especial detenerse en todos aquellos que significaron cambios y avances en diversos tópicos.

Tal como lo plantea Educación 2020, hay plena conciencia de que la enorme inequidad en Chile hace muy improbable que un niño de una población marginal pueda aspirar a las mismas oportunidades educativas y laborales que un niño de barrio acomodado, de allí que las demandas presentadas y las soluciones que se han adoptado apunten –en algunos sentidos- en esta dirección.

Un aspecto que fue abordado en forma parcial fue el de los aranceles de la educación superior, en el que la ayuda del Estado se extendió hasta los seis deciles. Por otra parte, el arancel de referencia del Crédito con Aval del Estado, CAE, del Crédito Solidario y de las Becas, alcanza en el mejor de los casos el 85% del arancel real. Un gran avance fue una disminución significativa de los intereses del CAE dejándolo en 2% y por lo tanto igualando al crédito solidario, con lo que se disminuyen las mochilas de las familias chilenas y un aumento de las becas, las que finalmente aumentarán en un 35% y alcanzarán al tercer quintil en cobertura, cubriendo el arancel de referencia.


Un esfuerzo importante se realizó desde las universidades integrantes del Cruch que componen el G9.

Según algunos estudios, el costo de las universidades chilenas es el más alto del planeta: 41% PIB/cápita, y por otro lado el gasto público en educación superior es 0,5% del PIB, el menor del mundo; revertir estas cifras supone el financiamiento a la oferta, no a la demanda; que las instituciones sean las financiadas, específicamente aquellas que cumplen ciertos requisitos: no lucro, activa participación de los diversos estamentos, etc.

El gobierno se centró en regular el mercado, (aumentar la información, perfeccionar el sistema de acreditación, aumentar las becas y créditos según el mérito etc.) .

Un esfuerzo importante se realizó desde las universidades integrantes del Cruch que componen el G9; éste fue el hacer conciencia en el país del aporte que realizan al desarrollo nacional con la creación de bienes públicos. Finalmente, en el Parlamento por 60 votos a favor y 53 en contra se aprobó la entrega de Aportes basales a todas las universidades del Consejo de Rectores sin discriminación, lo que significó un reconocimiento por parte de los congresistas del papel que juegan y han jugado estas casas de estudios.

Hay conciencia de que hay discusiones no resueltas en relación con el carácter público o privado de la educación, la institucionalidad educativa, o la selección de alumnos en escuelas y universidades.  El construir un sistema de educación superior justo y equitativo y con alta calidad, es tarea de todos.

 

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