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  Nº 689 miércoles 9 de noviembre de 2011

 

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ENTREVISTA

Alam Hasbún, exfuncionaria de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo
Testigo privilegiada del crecimiento científico de la UdeC

“Teníamos tan pocos proyectos y ahora son tantos; las publicaciones han crecido cualquier cantidad. Antes se publicaban 100 a 120 papers y ahora sobrepasamos las 600 publicaciones en revistas ISI”.

“De los 1.300 funcionarios que hay en la Universidad, por lo menos me he relacionado con mil”. Así define Alam Hasbún, exsecretaria de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, su relación con el personal de la UdeC tras 40 años desempeñándose en nuestra casa de estudios, período que finalizó en septiembre pasado.

Esta mujer palestina, que debió emigrar desde su Belén natal a raíz de la Guerra de los Siete Días, aún recuerda con nostalgia su paso por la Universidad y una difícil decisión que debió tomar, aunque reconoce que había cumplido un ciclo y quería entregar más tiempo a su familia, sus tres hijos, su único nieto y su marido, a quien conoció en Palestina. Sin embargo, no fue la única determinación controvertida que tuvo que asumir.

Ya venir a un país lejano, sin conocer el idioma y con la incertidumbre que representaba, marcaron su vida y es ahí donde valora y agradece el lugar que le entregó la UdeC, donde fue contratada para trabajar en el Instituto de Química por su dominio del inglés para traducir los papers de los investigadores.

Tiempo después cursó la carrera de Técnico en Comercio Exterior, que nunca ejerció aunque cumplió un rol fundamental en los diversos proyectos de investigación de los académicos de la Universidad, “porque en esos años se entregaba todo en papel, no como ahora que es en línea”.
Alam Hasbún destacó además la buena relación con sus exjefes, la importancia de la UdeC en su familia, donde estudiaron sus dos hijas y los amigos que hizo en la institución, a quienes dice “les debo mucho”.

¿Cómo fue este paso desde Palestina y su llegada a la UdeC?
-Yo llegué a Chile en febrero del 68 y postulé a trabajar al, entonces, Instituto de Química. El idioma español no lo conocía, pero me contrataron porque hablaba inglés y francés y comencé a trabajar con el señor Balavanoff en los papers y después, de a poquito fui adaptándome y aprendí a hablar bien el español...Nos vinimos después de la Guerra de los Siete Días, porque yo tenía una hermana que estaba casada y vivía acá en Chile; llegamos a Santiago, estuvimos un mes y después a Concepción. Fue duro, pero se superó.

Al ver sus 40 años de trayectoria, ¿qué es lo que más rescata de su trabajo en la Universidad?
-La Universidad de Concepción es mi segunda casa, ahí me he desarrollado, crecieron mis hijos y estudiaron en la Universidad, se recibieron y he hecho muchos amigos. Le debo mucho a la Universidad de Concepción y ahora la echo harto de menos. La Universidad me recibió muy bien, estoy muy agradecida y he tratado de dar lo mejor de mí, creo que he cumplido y me tocó tratar con mucha gente. Con casi todos los investigadores de Chillán, Los Ángeles y todas la facultades, me he relacionado con medio mundo. Tengo muy buenos recuerdos de todos, sobre todo de mis exjefes.

¿Cuál cree que fue el rol que usted cumplió en la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo?
- No sé, lo tendrán que decir ellos, no yo (risas). Trabajaba mucho con los investigadores, les traducía los papers del español al inglés para ser publicados en revistas ISI. Después pasé a trabajar como redactora científica bilingüe, con don Jaime Álvarez trabajé como técnico primero y después secretariado, donde se llevaban todo lo que eran proyectos Fondecyt y proyectos internos. Seguí con don Jaime Baeza y Bernabé Rivas en las mismas funciones. Tengo un carácter adaptable, por lo tanto, no he tenido nunca problemas con nadie.

¿Cómo ha visto la evolución de la Universidad desde mayo de 1968 hasta hoy?
- Ha crecido bastante. De hecho, nosotros éramos como 18 personas y ahora somos más de 30, como ha ido creciendo de a poquito uno no se da cuenta. Teníamos tan pocos proyectos y ahora son tantos; las publicaciones han crecido cualquier cantidad. Antes se publicaban 100 a 120 papers y ahora sobrepasamos las 600 publicaciones en revistas ISI.

¿Cómo fue el proceso de despedirse y desligarse de la Universidad?
- La decisión la estuve pensando varios meses, porque me costaba tomarla. Fueron tantos años en la Universidad... mi último día lloré toda la tarde, porque fue muy fuerte para mí dejar y pensar que voy a estar sin la Universidad. Pero hay otras cosas en la vida, porque tengo que dedicarle más tiempo ahora a mi familia, a mi casa, sin olvidarme nunca de lo que fue la Universidad para mí.

Gonzalo Espinoza Díaz


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