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  Nº 688 jueves 20 de octubre de 2011

 

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CULTURA

Pintura colonial y Romanticismo
Fondos de la Pinacoteca componen dos interesantes exposiciones

Reuniendo pinturas de diferentes períodos, que abarcan desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días, que han conservado los símbolos iconográficos y formales de la tradición romántica y que pertenecen principalmente a la Colección de Pintura Chilena de la Pinacoteca, la exposición Persistencia de lo romántico permite revisar los ecos de este movimiento en la pintura chilena.

La muestra se exhibe hasta el 30 de octubre en las salas Marta Colvin y Cap de la Casa del Arte, y en ella se pueden apreciar elementos característicos del romanticismo en la pintura como la valoración de las texturas, la pincelada libre, el gesto dramático, los contornos difusos, las composiciones dinámicas, y el protagonismo de la luz.

A Chile con retraso

Esta nueva sensibilidad que se opone al pensamiento racionalista y normativo del neoclasicismo, comienza a manifestarse en el medio artístico a principios del siglo XIX, con una nueva concepción de la naturaleza y del universo e incorporación de un sentimiento distinto.

La pintura y la literatura son las artes más influidas por este movimiento en el cual la imaginación y la libertad creativa van desplazando poco a poco a la razón.

En Chile, el fenómeno se manifiesta como todas las corrientes artísticas, con desfase histórico y sin las condiciones materiales y espirituales que dieron origen a estos movimientos en Europa. Aún así, el romanticismo tuvo en nuestro medio cultores importantes los que, en muchos casos, incorporaron algunos grados de adaptación de rasgos locales, conservando determinadas vinculaciones formales con la academia francesa, debido principalmente a la permanencia en Europa de numerosos artistas chilenos que iban a completar su formación en ese país.

Pintura colonial

Por otra parte, también con fondos de la Pinacoteca y de una importante colección particular, hasta el 31 de diciembre se exhibe en la Casa de Arte una exposición que reúne 22 Anónimos Coloniales.

Bajo el nombre Pintura colonial. Arte y religiosidad popular, estas obras reflejan parte de la producción artística que se realizó en América durante el dominio de España entre los siglos XVII y XVIII, la que se desarrolló al alero de órdenes religiosas, principalmente Mercedarios, Franciscanos, Dominicos y Jesuitas, quienes se instalaron en gran parte del territorio americano para enseñar y difundir la fe católica a los pueblos nativos.

Analizada desde el criterio artístico europeo, esta pintura realizada principalmente en las escuelas de Cuzco, Quito y Potosí, parece torpe y poco cuidadosa, pero logra plasmar verdaderamente el mundo indígena, su fantasía exótica, su decorativismo -a ratos excesivo- su primitiva ingenuidad y su gusto por los tonos intensos y planos.

En contrapunto, la pintura colonial realizada en Chile es considerada rígida y arcaica, ya que en esta región de América no se instalaron escuelas de pintura de las congregaciones religiosas, debido, tal vez, al convulsionado panorama que había en esta región por la pacificación de la Araucanía.


 

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