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  Nº 687 viernes 23 de septiembre de 2011

 

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CONTRIBUCIÓN

Ciencia y Tecnología para el desarrollo del país

Políticas y estrategias adecuadas en C+T+I pueden permitir a un país lograr sus objetivos económicos, facilitar la competitividad y la diversificación y resolver problemas sociales y ambientales.

Históricamente el hombre ha procurado mejorar su nivel de vida mediante un mejor conocimiento del mundo que lo rodea y un dominio eficaz del mismo, es decir, mediante un desarrollo constante de la ciencia. Hoy en día, una de las características del momento actual es la conexión indisoluble, entre ciencia y sociedad. La ciencia, la tecnología y la innovación han pasado a formar parte de las fuerzas productivas en mucho mayor medida que en tiempos anteriores, se considera que C+T+i, son componentes esenciales de una estrategia nacional de desarrollo. Políticas y estrategias adecuadas en esta materia pueden permitir a un país, lograr sus objetivos económicos, facilitar la competitividad y la diversificación y resolver problemas sociales y ambientales.

La capacidad de adquirir, adaptar, difundir y adoptar los conocimientos existentes es crucial para todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo. Igualmente importante es la capacidad de producir y utilizar conocimientos nuevos y encontrar formas innovadoras de aplicar la ciencia para abordar los problemas de desarrollo local.

En nuestro país, desde hace algunos años, se viene escuchando, y con esto quisiéramos entender que existe también el convencimiento que, para aumentar la competitividad y el crecimiento económico del país, es fundamental e imperativo, incrementar decididamente la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación. Tal es el caso de diferentes iniciativas que han sido creadas en el último quinquenio, que dan cuenta de la pertinencia de esta inversión. No obstante lo anterior, existen aún espacios de actuación que no han sido cubiertos adecuadamente y que de no hacerlo, ponen en riesgo el desarrollo del país, basado en el incremento de valor agregado a los productos y servicios que exporta.

Asimismo, contemplamos con admiración que los motores que mueven la economía en el mundo, tanto en las economías emergentes como en aquéllas de países más desarrollados, son sin lugar a dudas el conocimiento, la innovación y el capital o recurso humano de alta especialización. Son entonces la globalización y la denominada nueva economía, las que condicionarán nuestro futuro. Para ello, es indispensable actuar con prontitud a objeto de disponer de capital humano de mayor calificación, así como propiciar el aprendizaje a través de toda la vida. Complementariamente, creemos que es urgente potenciar la creación de centros de investigación de clase mundial, e insertar nuestra comunidad científica en redes de excelencia internacional, con el objeto de participar activamente en el proceso de globalización que también está presente en la ciencia y la tecnología, única forma de lograr una relación de colaboración más horizontal.

Nuestras Universidades están llamadas a cumplir un papel relevante en el desarrollo del país. Por de pronto, son responsables de aproximadamente el 80% de la Investigación que se realiza en nuestro país. Sus profesionales e investigadores ostentan un grado de especialización que han obtenido, en la mayoría de los casos, en las principales universidades del mundo. Naturalmente, esta vocación universitaria debe ser complementada o incentivada con un mayor esfuerzo del sector privado que, de acuerdo a comparaciones internacionales, es el que se encuentra más rezagado en materia de inversión en I + D. En efecto, cuando se compara la economía chilena con economías ricas en recursos naturales que lograron crecer sostenidamente, se observa que el esfuerzo en I + D del país, y particularmente del sector productivo, es muy bajo. Respecto al gasto agregado, se advierte que, mientras en Chile el gasto total en I + D es sólo un 0,6% del PIB, en países como Finlandia éste alcanza un 3,5% del PIB. Ahora bien, si analizamos el esfuerzo de las empresas, en Chile sólo un 30% de la inversión en I + D es realizada por el sector privado, mientras que en los países de referencia éste supera el 65%.

 

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