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  Nº 686 lunes 05 de septiembre de 2011

 

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CONTRIBUCIÓN

Diálogo y Democracia

Hoy, es imprescindible que las autoridades y los dirigentes del movimiento estudiantil y académico comprendan que el diálogo abierto es el único mecanismo válido para resolver los conflictos sociales, con el convencimiento que se deben aunar voluntades y avanzar rápidamente hacia una sociedad más justa.

Existe consenso generalizado respecto a la importancia del diálogo como práctica fundacional y fundamental de la democracia.

En efecto, la vida democrática se basa en la existencia del diálogo para construir significados comunes y compartidos, que delimitan el campo de legitimidad de la autoridad política.

Por definición, el diálogo es una modalidad del discurso oral y escrito en la que se comunican entre sí dos o mas personas para intercambiar ideas, donde se aceptan los pensamientos del interlocutor y los participantes están dispuestos a modificar sus propios puntos de vista.

Cuando cada parte cree que su verdad es la única válida y desacreditan las opiniones de los oponentes, se rompe toda posibilidad de diálogo y entendimiento mutuo.

Allí, las posiciones extremas encuentran el terreno fértil para florecer y transformarse en la expresión dominante.

Desgraciadamente, en tiempos recientes hemos visto que nuestra sociedad ha sido dominada por el diálogo de sordos, sin entendimiento ni conceptos comunes, donde se ha perdido la credibilidad, el respeto y las confianzas mutuas entre las partes en conflicto.

Por una parte, las autoridades políticas han extremado la aplicación de la ley, amparados en su deber de proteger los espacios públicos y reglamentar su uso. Por otra, el movimiento social ha enaltecido su derecho inalienable a expresar su voluntad, por sobre las decisiones administrativas.

El resultado era previsible: la violencia se ha apoderado de la escena, barricadas y bombas lacrimógenas, mediante, acallando el valor de las ideas y aprovechando el impulso que otorga la frustración de no ver concretadas las grandes esperanzas colectivas.

Hoy, es imprescindible que las autoridades y los dirigentes del movimiento estudiantil y académico comprendan que el diálogo abierto es el único mecanismo válido para resolver los conflictos sociales, con el convencimiento que se deben aunar voluntades y avanzar rápidamente hacia una sociedad más justa. Sólo así estaremos en condiciones de lograr un sistema educacional equitativo y de calidad, compatible con los requerimientos del desarrollo sustentable.

Dr. Claudio Zaror
Departamento de Ingeniería
Química
Facultad de Ingeniería



 

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