Día del Trabajador Universitario
Distinciones a quienes cumplieron 25 Y 30
años de servicio
Como todos los años, dentro de las celebraciones del aniversario de nuestra casa de estudios, se llevó a cabo la ceremonia del Día del Trabajador Universitario, oportunidad en la que se distingue a quienes han cumplido 25 y 30 años al servicio de la Universidad.
Con la presencia del rector, Sergio Lavanchy; el vicerrector, Ernesto Figueroa; el vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos, Alberto Larrain; el secretario general, Rodolfo Walter, decanos y directivos, se realizó el tradicional acto en que se renueva el compromiso de la Universidad con sus funcionarios y se valora la excelencia en el trabajo.
En la oportunidad, 78 trabajadores fueron distinguidos con la medalla de reconocimiento; 30 de ellos completaron 25 años de labor universitaria y 48 por cumplir 30 años de servicio.
En una íntima y sencilla ceremonia, el vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos, Alberto Larrain, se dirigió a los homenajeados, agradeciendo el compromiso de cada uno de ellos con la institución. Hizo un recorrido por el último año de la Universidad -marcado por el terremoto y la reconstrucción- , las acciones solidarias que sus trabajadores llevaron a cabo, el programa de capacitación laboral y el proceso de negociación colectiva. Se refirió al panorama actual de la educación y el rol que la Universidad debe tomar al respecto, entre otros aspectos.
En nombre de los homenajeados, el docente del departamento de Oceanografía, de la facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, Camilo Werlinger, agradeció la distinción conferida. Hizo memoria de su niñez recorriendo los verdes prados de la Universidad, sin saber que algún día sería parte de ella. Con cariño recordó a la estación de Biología Marina en Dichato, “en la espera de que sea otra vez como siempre”, señaló.
Al finalizar el acto, los funcionarios compartieron un almuerzo en su honor en el Club Concepción.
El privilegio y el desafío de ser universitario
En su discurso el vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos dibujó un oscuro escenario para la educación superior en Chile lo que –dijo- debería motivar a todos los trabajadores de esta Universidad a preguntarse ¿cómo es posible aumentar permanentemente nuestra competitividad? ¿Qué estamos haciendo por mejorar nuestra Universidad?
Uno de los aspectos principales del discurso pronunciado por el vicerrector Larrain fue el agudo y crítico análisis que realizó de la realidad de la educación superior en Chile.
“Ser trabajador universitario es un privilegio (...) pero también un desafío que se renueva día a día, sobre todo considerando las actuales condiciones en las cuales se desenvuelve el sistema de educación superior de nuestro país, caracterizado por la desregulación de la oferta, por una alta competencia tanto en la captación de buenos alumnos como en la necesidad de obtención de nuevos recursos de parte del Estado”.
En su discurso Larrain advirtió que el panorama de la educación superior en Chile muestra un preocupante y significativo cambio de rumbo en la política en materias de financiamiento universitario. Los recursos que entrega el Estado a este ítem, dijo, están siendo cada vez más supeditados a la demanda, encaminándose, al parecer indefectiblemente, “hacia un hacer caso omiso, tanto de aspectos legales y estructurales, como de consideraciones sobre verdadera calidad, para en cambio fomentar el lucro y mantener los privilegios de grupos económicos que compran y venden instituciones como se hace con las grandes empresas; desde luego, todas estas operaciones mediadas por grandes rentabilidades”, dijo.
A su juicio, las voces de alarma de quienes lideran el sector de la educación pública y nuestros propios planteamientos, “que el Rector ha expresado con claridad en los círculos de gobierno que corresponde”, hacen converger los intereses de toda la verdadera comunidad universitaria del país en la defensa de las universidades tradicionales. Dijo que, si los anuncios y las acciones de los últimos tiempos se cumplen y reproducen, universidadades como la nuestra se verán enfrentadas a una competencia que se va a ir dando mucho más en el campo de las ilusiones, de la publicidad -no importando lo engañosa que pueda ser-, y mucho menos en el campo de los verdaderos valores universitarios, por los cuales estamos decididos a continuar luchando. “Como parte de un plan que fue diseñado más de treinta años atrás, el Estado, modelado ahora por el actual gobierno, extenderá inexorablemente sus aportes a verdaderas seudoacademias, en las que los indicadores de desempeño irán trocando, en el mejor de los casos, calidad y valores por rentabilidad y eficiencia”, señaló.
Finalmente la autoridad universitaria aseguró que hoy el único modelo viable de universidad es aquel que sea capaz de hacer de las relaciones con el entorno la clave de su desarrollo. “Si tuviésemos que seleccionar algunos rasgos específicos de nuestra Universidad, que la hacen diferente a las demás, elegiríamos, no necesariamente en el mismo orden, su potencial investigador, su intensa actividad cultural y artística, su equilibrio y calidad en la oferta de carreras y programas de estudio y, sin duda, su vocación preferente por la formación de jóvenes provenientes de los segmentos económicamente más desplazados de nuestra sociedad”, aseveró.
Un lugar para cumplir los sueños
Los sueños de la niñez, las ilusiones del joven que llegaba a la carrera de biología marina hacia el fin de su adolescencia y las vivencias acumuladas desde hace 25 años, cuando la casa de estudios le “abría otro sendero por donde volver a entrar” -ya como docente- se mezclaron en la intervención del académico del departamento de Oceanografía, Camilo Werlinger, quien quiso compartir con los presentes su historia como universitario y, a través de ella, parte de la historia de todos los funcionarios homenajeados en la ocasión.
“En esta mansión, la que más allá de sus muros, jardines y edificios de ya 92 años, sólo existe porque aquí han habitado y habitamos muchos, y que es generosa como ninguna, se me ha permitido cumplir mis sueños, esos mismos de mis tiempos de niño y muchacho con la ilusión de recorrer lugares extraños, salvar al mundo y encontrar las utopías que pusieran a la humanidad en el camino de la justicia y la igualdad”, dijo el académico.
“Aquí, en el lugar en que he pasado mis años de estudiante y dos décadas y media como trabajador, el fluir del tiempo me ha entregado el mañana y el pasado, y me hace sentir el presente, mi existencia en su historia al cobijo de un lugar en que se ha querido estar y en el que se cree y se espera”.