Guillermo Israel Villafañe, cirujano plástico
Una especialidad médica propia del mundo moderno

Como buen cirujano plástico el doctor Guillermo Israel Villafañe (55,casado con Katy Araya,tres hijos) gusta de la estética y colecciona arte. Su oficina de la Clínica Santa María, casi incrustada en el cerro San Cristóbal, es una demostración: un trabajo de Mario Carreño ocupa lugar central. Miembro de una familia largamente enlazada a la Universidad de Concepción, de su padre el doctor Jacob Israel heredó su vocación por la medicina y su especialidad por la cirugía.

¿En qué tiempo estudió Medicina en la Universidad?
Fui alumno entre 1972 y 1979. Antes era frecuente que yo acompañara a mi padre quien fue jefe del departamento de Cirugía y hoy es un académico retirado, en sus actividades y visitas médicas y ahí se fue forjando lo que sería finalmente mi decisión de estudiar Medicina. Mi época de estudiante estuvo muy ligada al trabajo práctico, a la cercanía con los pacientes, que era mi principal inquietud e interés. Fui ayudante- alumno y voluntario del Servicio de Urgencia del Hospital Clínico de Concepción donde afiancé el trato directo con los enfermos.

Hubo equipos de cirugía en aquellos tiempos que hasta hoy se recuerdan. ¿Pudo verlos en acción?
Efectivamente, equipos que fueron pioneros además en cirugía toráxica y cardiovascular. Fue un grupo de trabajo muy importante que conformó gente como los doctores Ghyra, Santander, Enríquez, Gouet. Y había una sala en el hospital, la N° 9, que era el referente de ese trabajo.

¿Cuál fue su primer trabajo como médico?
Yo terminé y sentía una necesidad de ser útil socialmente, entonces tuve la oportunidad de irme como médico general a Coronel, período que coincidió justo con el cierre de las minas de carbón y con todo el impacto que ello significó en la zona minera en general. Allí conocí a mucha gente que trabajaba en el área y el 99% eran exalumnos de la U; los doctores Sergio Lagos, Bancalari y Dapelo con los cuales conformamos equipos de trabajo .En mi caso fue una etapa que me sirvió para focalizarme en lo quirúrgico habiendo ya adquirido la especialidad de cirujano general.

¿Cómo llega a ser un cirujano plástico?
Me fui interesando por esta cirugía más limpia que permitía salirse del esquema, de la regla habitual, que incluso se diferenciaba porque permite agregar un plus personal, un pequeño detalle que uno puede sugerir al paciente y hacerse de mutuo acuerdo.

¿Es una especialidad de moda?
Desde tiempos inmemoriales las sociedades se han interesado por la búsqueda de la belleza. La especialidad en el mundo ha tenido avances notables y en Chile desde hace una década lo mismo. Ya no son sólo las mujeres quienes buscan un cambio única y exclusivamente por frivolidad sino que estamos frente a una especialidad muy ligada al tema de la autoestima, del reforzamiento de la personalidad, de darle mayores y mejores oportunidades a personas en el trabajo, de las mayores expectativas de vida activa. Ya se hizo algo propio del mundo moderno y donde también los hombres son beneficiados y pacientes cada vez más asiduos. Puede que esté de moda en Chile, pero esa etapa ya está superada en Brasil, Argentina, Venezuela, donde es una especialidad más.

¿Es un ámbito competitivo a nivel profesional?
Claro que lo es. Exige cada vez más profesionales, pero además mejor formados, con capacidad de relacionarse bien con los pacientes, responsables, capaces de ofrecer buenos lugares de trabajo. Yo hace 20 años que estoy en Santiago y debí adaptarme, pues salí muy bien preparado de la Universidad, pero en la capital era un completo desconocido en una especialidad entonces incipiente, con grandes y escasos próceres de la cirugía plástica. Ser reconocido en el medio es una tarea sacrificada y exigente. Trabajé en el Hospital Militar y en la Clínica Santa María. En esta última aún estoy.

¿Cuáles son las solicitudes que debe atender con mayor frecuencia?
La lipoaspiración es lejos la más solicitada no sólo en Chile, sino que número uno en el mundo. También las cirugías combinadas se hacen con mucha frecuencia; las rinoplastias, entre otras.

¿Los cirujanos plásticos tienen algo de artista?
De artista y de arquitecto. Yo en mi caso pinté y tuve clases de pintura. Me gusta la música y coleccionar arte.

Fue uno de los artífices del encuentro de ex alumnos del año 2009. ¿Cómo ve la Universidad desde Santiago?
Donde yo he ido o trabajado en Santiago me encuentro con exalumnos de la Universidad de Concepción en proporciones importantes. En el caso de los médicos que conozco, gente con gran capacidad de abrirse espacios en lugares diversos en especialidades distintas. Respecto a la reunión de exalumnos y donde Medicina se destacó, asistieron muchos colegas de distintas generaciones y eso fue muy motivador. En cuanto a la Universidad de Concepción como institución, con una imagen histórica muy afiatada, ha debido adaptarse a los cambios del sistema de educación superior en general, porque -como otras- ha tenido que competir con las universidades privadas.

¿Usted pertenece a una familia de exalumnos?
A partir de nuestros padres y de los cinco hermanos, cuatro somos profesionales formados allí. Jessica es médico anestesista y suele formar parte de mi equipo quirúrgico; Álvaro es biólogo marino, especialista en algas, hizo estudios de posgrado en Estados Unidos y desarrolla su trabajo en Israel. Ha estado invitado por la Universidad, y Silvia es enfermera.

Mónica Silva Andrade