El viernes pasado el terremoto y tsunami
en Japón revivió con mucha fuerza y de manera especial
en la población de la región del Biobío lo
ocurrido el 27 de febrero del año pasado. El cataclismo nipón
ocurrió a plena luz del día, lo que significó
que se pudo apreciar en toda su dimensión. En uno de los
países más tecnologizados del planeta, decenas de
miles de cámaras captaron los detalles de la destrucción.
Helicópteros de los canales de televisión registraron
el maremoto posterior como no se había visto jamás.
Los chilenos que no somos indiferentes frente a un desastre semejante,
recibimos la información del terremoto en Japón con
las emociones cargadas por el impacto físico, emocional y
político del 27/F.
Justamente, ese mismo día se presentaba en nuestra región
el texto educativo ¡Peligro ante un tsunami!.Este libro se
gestó como uno de los frutos de la misión de científicos
japoneses, encabezados por el profesor Shigeo Takahashi, luego del
27 de febrero. En ese momento, el departamento de Geofísica
de la Universidad, junto con la Agencia de Cooperación Internacional
de Japón, JICA, y el Instituto de Investigación Tecnológica
del Puerto y Aeropuerto del Japón, PARI, realizaron un taller:
Terremotos y Tsunamis: la experiencia de Japón y Chile, del
cual dimos cuenta en estas páginas.
Las palabras
del embajador de Japón, presente en la ceremonia de presentación
del libro, al hablar de países hermanos en la sismicidad,
fueron un llamado a centrar los esfuerzos en la educación
de la población para actuar ante los desastres naturales.
Es ahora la oportunidad de los chilenos, y de nuestra Universidad
en particular de expresar la solidaridad con el pueblo japonés.
Producto de ese encuentro, los profesores Susumo Murata, del Instituto
de Desarrollo Costero, y Samuel Hormazábal, director del
departamento de Geofísica de nuestra casa de estudios, trabajaron
con JICA, Cicat y Explora, para elaborar la versión chilena
de este libro de difusión científica, apoyados en
la larga tradición de los japoneses ante estos desastres
naturales.
Las palabras del embajador de Japón, presente en la ceremonia
de presentación del libro, al hablar de países hermanos
en la sismicidad, fueron un llamado a centrar los esfuerzos en la
educación de la población para actuar ante los desastres
naturales. Es ahora la oportunidad de los chilenos, y de nuestra
Universidad en particular de expresar la solidaridad con el pueblo
japonés.
Los campus de la Universidad volvieron a llenarse de alumnos.Los
estudiantes de primer año fueron recibidos oficialmente por
las autoridades y también por los alumnos de cursos superiores,
repitiendo en muchos casos- de manera desafortunada- prácticas
de mechoneo que no toman en cuenta la dignidad de los jóvenes
que ingresan a la educación superior.
La comunidad universitaria debe recibir al nuevo alumno en las
mejores condiciones. Las autoridades de las facultades, los jefes
de carrera, los profesores, el personal de apoyo, los compañeros
de cursos superiores deben colaborar en la llegada de estos nuevos
estudiantes. Ellos son el motivo de existencia de la Universidad
y a ellos nos debemos todos.
Es muy común observar un recibimiento poco amigable que
en la mayoría de los mechones representa una denigración
a la persona. Son pocas las carreras que se atreven a preparar un
verdadero mechoneo o recibimiento de estas nuevas generaciones.
Es importante romper este círculo; tenemos estudiantes creativos
que pueden realizar rituales de iniciación a la vida universitaria.
Por otra parte es necesario que las facultades intervengan los mechoneos
que denigran; es necesario trabajar más directo con los estudiantes
a fin de revertir esta cultura de la irracionalidad. Esta es un
tarea de todos.
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