“Cuando el lenguaje
llega a la raíz, está
nombrando la vida”
Los grupos de investigación del doctorado
en Literatura Latinoamericana presentaron
sus líneas y proyectos de investigación,
en la séptima versión de este encuentro
organizado en la Universidad. El poeta
Hugo Mujica inició las jornadas con una
lectura poética.
Con el objetivo de mostrar a
la comunidad las actividades
que se desarrollan al interior
de los grupos de investigación
dependientes del programa de
doctorado en Literatura Latinoamericana,
se realizó el séptimo
seminario de Investigación
Literaria que este año contó
con dos visitas destacadas:
Remedios Mataix,
de la Universidad de
Alicante, quien dictó
la conferencia Leer
a Lezama
Lima desde el siglo XX, y el
poeta argentino Hugo Mujica,
quien además de realizar una
lectura poética dictó a los alumnos
de pre y posgrado del departamento
de Español el seminario
La palabra naciente.
Un pensador, Heidegger, a la
escucha de un poeta, Hölderlin.
En la inauguración del seminario,
donde se presentaron las líneas
de los diversos grupos de
investigación y se presentaron
algunos proyectos, el Profesor
Emérito y docente del Doctorado,
Dieter Oelker, realizó un homenaje
a uno de los gestores
de esta actividad y ex director
del programa, profesor Gilberto
Triviños, muerto en marzo de
este año.
Contención
Considerado una de las voces
poéticas más importantes del
siglo, Mujica sostiene que “el
escritor es el que borra, no el
que escribe”.
“Yo creo que uno escribe desde
uno, pero no para uno. En
ese sentido uno debe salirse
de aquello que escribe. Y
cuando digo que escribe desde
uno, digo que escribe desde
una hondura que, de alguna
forma, es la hondura de todos.
Eso, si quiere tocar ese fondo
de condición humana. Si no,
uno escribe anecdóticamente.
La tentación, siempre en el que
escribe o en el que pinta,
en el autor (cuya palabra
viene de autoridad)
es querer tener
autoridad
sobre la
propia
obra que, en
realidad, es un don que uno recibe,
es como un hijo pero que
uno tiene que plasmarlo para la
libertad, no para la posesión. Y
ahí entra el borrarse como autor
y el saber borrar en el poema
todo eso que, de alguna
forma, uno lo pone. Es una ascesis
personal, de tratar de no
tener un yo”.
En la obra de este poeta la contención
aparece como una característica
primordial; una falta
de estridencia probablemente
heredada de una estada de siete
años en un monasterio del silencio.“Yo creo que la profundidad es
donde las cosas todavía configuran
una unidad. A medida
que uno se aleja de esa configuración
de tres o cuatro cosas
de lo que se trata la vida: cuidar
y ser cuidado, acariciar y ser
acariciado, vivir y morir, viene la
multiplicidad. Pero si uno trata
de mantenerse en la esencialidad,
es muy poco lo que hay
que decir. Y se puede decir mucho
de eso, pero no decir eso
con mucho”.