El departamento de Bromatología, Nutrición y Dietética,
de la facultad de Farmacia, organizó las primeras jornadas
clínicas sobre pacientes celíacos, con el objetivo de
que profesionales de la salud se enterasen de las últimas
actualizaciones en la materia.
La doctora Magdalena Araya, jefa del departamento de
Nutrición del INTA, fue la encargada de inaugurar las
jornadas con la conferencia Epidemiología y situación
actual en Chile y el mundo del paciente celíaco. En Suecia,
1 de cada 77 habitantes presenta la enfermedad,
ubicándose en este país la mayor prevalencia mundial,
seguido por Finlandia cuya cifra es de 1 en 67. Los estudios,
señaló la especialista, indican que la mayor incidencia
la padecen personas de raza caucásica, etnia
que, aparentemente, concentra el mayor porcentaje de
enfermos en el mundo.Sin embargo, para que una enfermedad
celíaca se desarrolle debe existir una predisposición
genética y factores ambientales definidos.
La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente
a la proteína presente en el trigo, centeno, cebada y
avena, llamada gluten. Produce una atrofia en las vellosidades
del intestino delgado provocando una mala absorción
de los nutrientes contenidos en los alimentos.
Existe un estereotipo, indicó la doctora Araya, que señala
que esta patología se asocia a niños desnutridos.
Sin embargo, un estudio sobre el estado nutricional y
patrones de consumo alimentario de pacientes celíacos
y de sus familiares detectó que la enfermedad no presenta
riesgo nutricional para la familia, sino más bien ésta sigue la tendencia a sobrepeso/obesidad de la población
chilena en general.
La investigación, llevada adelante por un equipo del INTA,
tuvo como objetivo evaluar el estado nutricional de
pacientes celiacos adolescentes y adultos jóvenes de
tres hospitales de Santiago y de su grupo familiar, así
como también la ingesta y el patrón de consumo de alimentos.
Los resultados mostraron que de 59 pacientes, 15%
presentaba desnutrición leve en tanto 19.3% tenían
sobrepeso u obesidad. De los 136 familiares, ninguno
presentaba desnutrición. Los patrones alimentarios encontrados
coinciden con los cambios nutricionales asociados
a la transición epidemiológica que vive el país;
el pan y los cereales son los alimentos de mayor aporte
energético en la dieta, el consumo de leche y sus derivados,
así como lo fruta no llegan ni a la mitad de lo
recomendado. Pero los sujetos de este estudio sí consumían
leguminosas y pescados, aunque sin alcanzar
las recomendaciones. Al mismo tiempo, la ingesta de
chocolates y tortas y otros postres y dulces, era más
elevado. Con relación a micronutrientes, calcio y hierro
mostraron consumo en niveles adecuados, aunque el
de sodio podría ser alto.