El estudio muestra que los problemas
potenciales de la CAC son producto de
las fugas de CO2 desde los reservorios
subterráneos.
Cuando algunos científicos
creían haber encontrado la solución
al problema del calentamiento
global en la Captura y
Almacenamiento del Carbono
(CAC), aparece la publicación
de un nuevo estudio que advierte
sobre sus peligros.
La CAC – que consiste en recoger
el CO2 que se produce
al quemar combustibles fósiles,
para transportarlo a una ubicación
adecuada e inyectarlo
en el subsuelo y así evitar que
llegue a la atmósfera- es considerada
una tecnología prometedora
en la lucha contra el
calentamiento global. Sin embargo,
el profesor del departamento
de Geofísica de nuestra
Universidad y líder del equipo
de investigación del Centro Danés
para el estudio de Ciencias
de la Tierra (DCESS), Gary
Shaffer, (DCESS), alerta sobre
los graves problemas asociados
a la técnica, utilizada ya en
varias partes del mundo.
A gran escala, podría contribuir
a evitar el calentamiento global
extremo en un futuro cercano y,
por ello, la Unión Europea planea
invertir miles de euros en
la próxima década para extraer
CO2 de las emisiones de centrales
eléctricas y otros sitios
de combustión.
El estudio publicado este mes
por el doctor Shaffer en la prestigiosa
revista Nature Geoscience,
muestra que los problemas
potenciales de corto
y largo plazo en la CAC son
producto de las fugas de CO2
que siempre se van a producir
desde los reservorios subterráneos,
tanto marítimos como
terrestres. En particular, si
es almacenado en el fondo del
océano, las fugas podrían contribuir
a la acidificación de las
aguas y crear graves problemas
a la vida submarina y, por
ende, a la cadena alimenticia,
señala el científico.
Una mejor opción, según el
estudio, sería almacenar el
gas bajo tierra, pero sólo si se
puede asegurar que la fuga de
CO2 sea igual o menor al 1%
por cada mil años.
De forma alternativa, las fugas
de los reservorios oceánicos o
geológicos podrían contrarrestarse
vía recapturación del CO2
fugado, pero sería muy difícil
calcular la tasa de fuga global.
Además, este proceso tendría
que realizarse durante muchos
miles de años, una carga gigante
para las sociedades del
futuro.
Entre 19 y 43 proyectos experimentales
a gran escala que serán
lanzados de aquí al 2020 y,
pese a esta actual tendencia, el
profesor Shaffer concluye que “el uso de la tecnología CAC
no debe utilizarse para justificar
las actuales emisiones altas de
combustibles fósiles, ya que los
peligros de la captura de carbono
son reales”, por lo tanto, la
lucha debe orientarse a disminuir
las excesivas emisiones de
CO2 a la atmósfera y no en buscar
un refugio para esconder la
basura “bajo la alfombra”.
Yanett Díaz.
Departamento de Geofísica