La denominación foto familiar,
alude a “un conjunto de imágenes,
más o menos dispersos
o reunidos en álbumes” , todo
lo cual se integra, de manera
significativa, al patrimonio familiar.
Un aspecto interesante en relación
a esta práctica es que,
precozmente y sin mediar conocimiento
técnico alguno, establece
una improvisada plataforma
para la formación visual.
Dentro de las exigencias básicas,
lograr un adecuado diseño
de su contenido pasa por considerar
aspectos tales como, “reglas de oportunidad de las
tomas, de valor y uso de las fotografías,
de comportamiento
delante del objetivo” , etc. Sin
duda, nuestro primer contacto
con la fotografía se produce a
través de la foto familiar.
Los contenidos temáticos de la
foto familiar son variados y establecen
claras jerarquías, cada
una de las cuales demanda distintos
niveles de experticia de
parte del fotógrafo: nacimientos
(y hasta hace no mucho tiempo,
muertes) , bautizos, primeras
comuniones, matrimonios, forman
parte de los ritos más importantes
de los que la foto familiar
se hace cargo.
Más allá de su dimensión funcional
(el resguardo de la memoria)
o emotiva (la significación
del recuerdo), la práctica
de la foto familiar propone un
nutrido campo de estudio que
debe profundizarse e integrarse
dentro de los contenidos que
articulan una escritura cada
vez más
dinámica y profunda, a
propósito de nuestra tradición
fotográfica nacional.
Cumpleaños en casa
de Alicia Bustamante.
Curicó, 1962.
Fotografía, colección
particular David Quiroz
Villagra.