Andrea Catalán, nueva directora ejecutiva Innova Bío Bío La ingeniera civil que quiere
formar niños emprendedores
Pero todavía hay un
mundo por descubrir
y por motivar que
más empresarios se
sumen.
Antes de asumir la dirección
ejecutiva de la oficina de
Innova Bío Bío, Andrea Catalán,
se desempeñaba como
jefe del área de administración
de la Unidad de Desarrollo Tecnológico,
UDT, y ya había realizado
docencia en la facultad de
Ingeniería de otra universidad
penquista. Comenzó su carrera
con la puesta en marcha de la
planta Santa Fe de CMPC, en
Nacimiento y se dio cuenta de
lo que es partir de cero con una
empresa.
Esta ingeniera civil industrial,
casada y madre de cuatro hijos,
cuenta que este cargo “es casi
una continuidad de lo que venía
haciendo” y dice estar abierta a
estos desafíos, aunque reconoce
que está más expuesta en
esta posición. Por ello, explica
su formación en el área de
las comunicaciones, además
de utilizar estos conocimientos
para traducir los avances científicos
tecnológicos y ponerlos
en conocimiento del sector productivo.
Hija de una tradición matriarcal
odontológica, Andrea Catalán
se inclinó por la ingeniería
debido a su afinidad con los
números. Cuenta no haber seguido
con la herencia familiar
debido al trauma infantil que le
provocó el ruido ensordecedor
de la máquina de la consulta de
su abuela. Confidenció que su
segunda opción de estudio, fue
Educación Parvularia, debido
a su fascinación por el mundo
de los niños, cuestión que pudo
explorar en casa con sus cuatro
hijos.
Esa exposición que supone
estar en un cargo público,¿tiene que ver con tu formación
en el área de las comunicaciones?
Es un tema que siempre me ha
interesado. Creo que el tema
de la innovación y la transferencia
tecnológica tiene mucho de
comunicación. Por lo menos,
cuando desarrollé mi especialización
me di cuenta que el
tema de la transferencia tecnológica
tenía que ver con crear
puentes entre los lenguajes universitarios
y los lenguajes empresariales.
Eso tiene que ver
con comunicación, en cómo
traduces las ecuaciones de un
investigador a la disminución
de la estructura de costos de
una empresa. Eso es una cosa
que me atrajo y mi trabajo siempre
estuvo centrado en eso.
¿Cómo nació tu relación con
la UdeC?
Yo nací en Concepción. Estudié
en el Colegio francés y después
me fui a estudiar a la Universidad
de Concepción. Mi mamá
es odontóloga y académica de
la UdeC, mi abuela fue odontóloga
de la misma casa de estudios.
Entonces hay una tradición
familiar. Conocí la facultad
de Odontología cuando estuvo
en el edificio Virginio Gómez,
después en Angol. Siempre estuve
ligada a la Universidad,
por lo que no me lo cuestioné
mucho cuando salí del colegio.
Verte en este momento de
tu carrera y mirando las metas
que tenías al momento
de entrar a estudiar ¿sientes
que cumpliste esas expectativas?
Creo que el tema de las expectativas
es dinámico, es una
cosa que uno va armando con
las fortalezas, las habilidades
y también las debilidades de lo
que uno es y así las va generando.
La verdad es que cuando
estaba en el colegio estaba
media perdida. Cuando una es
buena alumna en todo, es más
difícil decidirse. Yo sabía que
el tema de las matemáticas me
gustaba y cuando postulé a la
Universidad, puse en primer lugar
Ingeniería Civil y en segundo
lugar Educación Parvularia.
Para mí el mundo de los niños
era fascinante y lo sigue siendo.
Entonces mi mamá me dijo ‘Andrea, cuando tengas hijos
vas a tenerlos para entregarles
todo ese cariño, juegos y dedicarte
a ellos, pero para la vida
a veces se necesitan otras cosas’. Ahora que lo pienso fue
súper acertado su consejo.
Ahora a cargo de esta
oficina. Me imagino
que es un tremendo
desafío.
Como en todos los
casos, todas las
oficinas y servicios
públicos
traen consigo
un período
largo de una
misma gestión.
También hay que poner
improntas distintas, con más
eficiencia, gestión interna y focalizarnos
en lo que es la innovación
empresarial, creación
de nuevas empresas y potenciar
el desarrollo de varios empleos.
En la Región se da una
cosa súper buena, porque llega
mucha gente de empresas a
entregar proyectos y a preguntar.
Pero todavía hay un mundo
por descubrir y por motivar que
más empresarios se sumen. En
Chile todavía hay muy pocos jóvenes
que se atreven a crear
una empresa, por lo que hay
un tema de formación de emprendedores
donde es importante
que no sólo las universidades
se hagan cargo, porque
los estudiantes vienen con una
estructura mucho más rígida y
creo que la sociedad chilena
se debe atrever a formar emprendedores
desde los niveles
más bajos, desde que son niños.
La apuesta aquí es que si
hay jóvenes que son más emprendedores,
porque viven en
un contexto más emprendedor,
entonces generemos para todos
este mismo contexto.