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  Nº 665 miércoles 16 de junio de 2010

 

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•PERSPECTIVAS

Reconocimiento a un académico comprometido

Su alta calidad humana y moral se ha transformado en parte de su legado para muchos científicos formados en esta Universidad; opinión compartida por sus colegas, alumnos y las máximas autoridades.

El rito se repite. La medalla con la efigie del rector Enrique Molina volvió a imponerse a un académico que ha mostrado sobrados méritos para hacerse acreedor del más alto grado honorífico que la Universidad otorga a sus docentes.

El martes, el académico del departamento de Geofísica, Alberto Foppiano, ingresó al selecto grupo de Profesores Eméritos de la Universidad. Fue el justo reconocimiento a una carrera consagrada plenamente a la casa de estudios y a la calidad humana de quien se ha ganado el respeto y admiración de sus pares y alumnos.

En la Sala Tole Peralta, autoridades universitarias, directivos y docentes de la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, amigos y familiares del doctor Foppiano, aguardaban el inicio de la solemne ceremonia que encabezaron el rector Sergio Lavanchy y el secretario general, Rodolfo Walter.

Tras la interpretación del himno de la Universidad, el decano de Ciencias Físicas y Matemáticas, Rodolfo Araya, expuso las cualidades que justificaron la entrega del título honorífico al académico.

“Del profesor Foppiano se puede decir que se ha entregado completamente a la Universidad, pues ha dedicado su talento y entusiasmo exclusivamente al desarrollo de esta casa de estudios, anteponiendo siempre en su gestión el beneficio de la institución por sobre su provecho personal”, señaló Araya destacando que su accionar no sólo ha puesto su atención en su área de estudio, sino que en la Universidad “como una institución completa, presente, influyente y prestigiosa en el medio externo”, Alberto Foppiano obtuvo el título de profesor de Matemática y Física en la Universidad de Chile en 1970, luego de lo cual realizó cursos de perfeccionamiento en Argentina e Inglaterra, alcanzando en 1977 el grado de doctor en Física en el Imperial College de Londres.

Alumno ayudante –de 1964 a 1966- en los institutos de Matemática y Física, en 1967 inició su relación oficial con la Universidad, impartiendo docencia de pre y posgrado en las cátedras de Óptica, Electricidad y Magnetismo, Aeronomía, dirigiendo decenas de tesis de grado, de título y seminarios de título.

La capacidad y excelencia científica del académico se reflejan en la publicación de más de 34 artículos en revista de corriente principal, su participación en innumerables congresos nacionales e internacionales y una activa trayectoria en el desarrollo de proyectos Fondecyt a partir de 1989, que –como destacó el decano- lo sitúan entre los profesores titulares más productivos de su facultad.

Fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Geofísica Espacial (2001-2004), representante de Chile ante el Comité Consultivo Internacional de Radiocomunicaciones (1977- 1991) y la Unión Radio Scientifique Internationale (desde 1993) y delegado alterno del Scientific Comitee on Antartic Research (1997-2005); siendo reconocido por más de dos décadas, por pares extranjeros, como el referente chileno para investigaciones en aeronomía.

De sus contactos internacionales y su reputación, dijo Araya, se ha beneficiado la Universidad a través de variados convenios nacionales e internacionales, dentro de los que destacan el de mantención y renovación de la única estación ionosférica chilena, que se encuentra en la Universidad, y el que permitió contar por 6 años con una en la Antártica.

Araya también se refirió a las cualidades humanas del académico, destacando en él los valores de la confianza el respecto y la rectitud. “Su alta calidad humana y moral se ha transformado en parte de su legado para muchos científicos formados en esta Universidad; opinión compartida por sus colegas, alumnos y las máximas autoridades de nuestra Universidad que en forma unánime aprobaron cada una de las etapas de postulación para alcanzar esta investidura honorífica”. Tras la lectura del decreto de otorgamiento del título, por parte del Secretario, se realizó la investidura.

El rector Lavanchy le impuso la medalla del grado al profesor Foppiano, entregándole copia del decreto y el diploma que acreditan el grado.

Finalmente, el homenajeado firmó el libro de Profesores Eméritos, para ofrecer su primera clase en su nueva calidad académica.

En su intervención, el Profesor Emérito, hizo un recorrido sobre los avances en los conocimientos sobre la ionosfera, ahondando en los progresos que en la materia se han producido en la Universidad de Concepción. Es justamente en esta casa de estudios donde se inician las investigaciones ionosféricas con la instalación en 1957 de un radar de alta frecuencia en el fundo Andalién, resultado de las gestiones del entonces director del Instituto de Física Leopoldo Muzzioli. También habló del aporte de la Universidad en la mantención de la estación ionosférica en la Antártica entre 1986 y 1992.

Su exposición estuvo matizada por variadas anécdotas y recuerdos de su época de estudiante tanto en Chile como en Inglaterra.

Al agradecer el homenaje, el académico señaló que es una “distinción que no habría podido siquiera imaginar el 1 de febrero 1967, mi primer día de trabajo como instructor en el Instituto Central de Física en la Universidad”.

 

 

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