Colaboración con NTOU
Preparan investigación para conocer comportamiento de placas tectónicas
Un estudio, que busca conocer el comportamiento de las placas tectónicas luego del terremoto y posterior tsunami, marcará el inicio de las actividades de colaboración entre la Universidad Nacional del Océano de Taiwán (NTOU) y nuestra casa de estudios, en el marco de un memorándum de entendimiento suscrito recientemente por las instituciones.
La investigación se realizará sobre la base de una red de 30 sismógrafos submarinos, aportados por la NTOU, que serán instalados entre Constitución y el Golfo de Arauco.
Con el fin de coordinar acciones preparatorias para el lanzamiento de los instrumentos, la semana del 17 de mayo visitó los departamentos de Oceanografía y de Geofísica, el reconocido sismólogo-oceanógrafo de la universidad taiwanesa, Chao-Shing Lee.
Junto al doctor Víctor Ariel Gallardo, coordinador local del estudio, el doctor Lee visitó el puerto de Talcahuano, para evaluar las embarcaciones que servirán de apoyo a la expedición –en la que también colaborará el Instituto Francés para la Investigación del Mar (Ifremer)- y ofreció, además, la conferencia Introducción a la nueva sismología de fondo oceánico y estudio de las réplicas en Chile.
El investigador –quien fue asesor científico presidencial en Taiwán entre 2001 y 2008- señaló que ambas naciones tienen sistemas tectónicos similares, de ahí el interés por conocer qué ocurre a nivel de las placas luego del terremoto en nuestro país, sobre todo –dijo- porque se trata de un movimiento con características especiales.
Taiwán y Chile comparten el destino de ser países altamente sísmicos. En Taiwán, dijo, se producen entre 10 mil y 15 mil sismos al año, mientras que Chile tiene el récord de haber sufrido el terremoto más grande del que se tiene registro. La importancia de la investigación, entonces, es vital, sobre todo cuando los sismos están asociados a tsunamis. “Si (en Chile) se hubiera conocido del tsunami sólo 10 minutos antes, el daño pudo haberse reducido”, señaló.
La preocupación por conocer y en lo posible anticipar la ocurrencia de movimientos telúricos viene de antiguo, como explicó el doctor Lee mostrando la ilustración de una vasija rellena de agua, de más de mil 400 años que se usaba en China para detectar los movimientos.
Pero hoy, los sistemas han alcanzado importantes grados de sofisticación de la mano del progreso de las geociencias y de la tecnología, como señaló el investigador. Así en su exposición, dio cuenta de las capacidades de los instrumentos que se instalarán para el estudio: los sismómetros de fondo oceánico (OBS, en su sigla en inglés), que –como explicó- fueron usados por primera vez por la armada norteamericana para detectar pruebas nucleares subterráneas.
Hoy, estos equipos –que están dotados de geófonos e hidrofonos, sensores altamente sensibles entre otros instrumentos- ofrecen innumerables posibilidades de aplicación, desde estudios sísmicos y volcánicos submarinos, estructura del fondo y procesos de conformación de montañas, hasta prospecciones de interés económico.
Para el investigador, uno de los aportes más importantes que pueden hacer estos equipos, están vinculados con la identificación de gaps sísmicos, es decir esos segmentos situadas sobre zonas activas de una falla, que no se han fracturado por mucho tiempo.
Lee señaló que estos equipo constituyen una herramienta básica que, en combinación con otros datos geológicos y geofísicos, pueden ayudar a la mejor comprensión “del diseño de la tierra” y a la interpretación de los procesos que ocurren en ella.
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