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  Nº 662 viernes 30 de abril de 2010

 

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•INVESTIGACIÓN

Los esfuerzos de la tarea reconstructiva

Con varios puntos en reparación, el Campus comienza a recuperar la fisonomía que mostraba antes del terremoto. Las intervenciones en Odontología, Educación y Economía estarían terminadas a mediados de mayo.

Han sido dos meses de intenso trabajo, destinados a restablecer la fisonomía de los edificios del Campus. Desde las primeras horas que siguieron al terremoto, personal de Servicios estuvo en terreno para constatar el estado de la infraestructura universitaria. Fue una acción oportuna que, como reconoce el director de la repartición, Franz Dechent, permitió a la Universidad contar con un diagnóstico temprano, de manera de comenzar casi de forma inmediata la reconstrucción y rehabilitación de los edificios afectados por el evento del 27 de febrero.

En esta primera etapa, indicó el directivo, fue fundamental el apoyo del departamento de Ingeniería Civil. Fue el académico Peter Dechent, quien contactó a los especialistas del área de Estructura, Geotecnia y Gestión de la Construcción para iniciar el reconocimiento estructural de los edificios, tarea de la que se hicieron parte los docentes Patricio Cendoya, Mario Valenzuela, Tomás Echaveguren, Mauricio Pradena, Rodrigo Silva, Luis Mendieta y Luis Vásquez.

Franz Dechent señala que este trabajo se hizo de manera oportuna y eficiente, por el nivel de conocimiento de los especialistas, y en un plazo relativamente breve, en momentos en que era difícil ubicar profesionales para realizar evaluaciones. Esto, dijo, permitió contar rápidamente con la información necesaria para que las autoridades universitarias pudieran definir la programación del año académico, a partir del 5 de abril.

“Fue una actividad importante porque se puso fecha al inicio del año académico y se logró tener operativos edificios de facultades, administrativos, direcciones, salas de clases, el casino, la biblioteca, hogares, además de todos los servicios básicos, que habían sido interrumpidos luego del terremoto”.

También destaca en esta primera fase, la labor de los guardias de seguridad, muchos de los cuales se instalaron en carpas en el Campus, para evitar los saqueos; del personal de Mantención en la revisión de las redes de los suministros de gas, electricidad y agua potable, y del Programa de Manejo de Sustancias y Residuos Peligrosos (Matpel) en la evaluación de los riesgos químicos en las distintas unidades.

“La gran mayoría de los edificios que se han construido en la Universidad en los últimos 20 años –informó- han presentado muy pocos daños, siendo los principales la caída de los cielos falsos, grietas menores en tabiquerías y movimiento en las juntas de dilatación. Y, de acuerdo a las primeras evaluaciones, todos, excepto Química y la Estación de Biología Marina son reparables”.

Durante esta etapa y como resultado del catastro de reconocimiento estructural, se definió un criterio de habitabilidad y, posteriormente, se estableció un diseño de acciones sobre la base de una clasificación de los edificios en 3 categorías: habitable después de reparación, habitable con reparación simultánea y habitable sin daños.

En la primera se cuentan 17 edificios, algunos de los cuales aún están en intervención –como Odontología, los edificios antiguos de Educación y de Economía y el Centro de Biotecnología- y que representan el 12%. En la segunda hay 75 edificios, que equivale al 53%. En este caso, explica Dechent, son los propios usuarios los que definen la conveniencia o no de habitar las dependencias mientras se realizan las reparaciones. Por último, los edificios habitables sin daños llegan a 49; es decir, un 35% del total.

“Lo bueno es que el 88% de las edificaciones se encuentra en las dos últimas categorías, en uso, Pero –advierte el directivo- es una clasificación dinámica, que va cambiando y que está siendo informada por el Vicerrector de Asuntos Económicos al Consejo Académico”.

Comité técnico

Para abordar el plan de reparaciones tras el diagnóstico, a comienzos de marzo se constituyó un Comité Técnico especial, nombrando en su dirección al profesor de Ingeniería Civil, Mario Valenzuela –designación que se extiende hasta el 31 de agosto- , y en el que participa el también académico Mauricio Pradena, como ingeniero asesor, además de profesionales de la dirección de Servicios.

La conformación del Comité responde a la necesidad de dar una estructura y dirección a las tareas de evaluación técnica, recuperación y habilitación de los daños experimentados por la infraestructura física de la Universidad.

En este contexto, explica Dechent, todos los edificios que no acusan daño estructural o menores están siendo rehabilitados para devolverlos a su condición normal e incluso mejorar su estándar inicial. Por otro lado, se ha establecido que todas las construcciones que, a juicio del Comité Técnico,
requieran de un reestudio de ingeniería, serán evaluados e informados para definir una nueva intervención.

Junto a las reparaciones en ejecución en marcha tras el diagnóstico inicial, se encargaron algunos proyectos de ingeniería para los edificios que muestran daño estructural.

Las obras en marcha

Hasta la fecha, se han contratado más de 134 obras de reparación. Entre ellas, se cuentan los trabajos en Odontología que, de no haber imprevistos, debieran estar concluidos a fines de mayo, en tanto que a mediados del mismo mes finalizarían las intervenciones en los edificios de las facultades de Educación y Economía y Centro Biotecnología que, sin haber sufrido daño estructural, tuvieron importantes perjuicios en su tabiquería interior. A fines de junio quedarán terminados los trabajos en el edifico del Arco.

Se estima que los trabajos en el tercer piso del Hogar de Freire estarán listos a mediados de mayo, mientras que las reparaciones del Hogar Barros Arana, concluirían en las primeras semanas de junio.

Recientemente se inició la reparación de los gimnasios A y B, donde se está evaluando el estado de la cubierta y del mejoramiento del estándar técnico.

Por otro lado y tras un informe del equipo de ingenieros especialistas de la facultad de Ingeniería -que concluyó que el edificio Metálico de Ciencias Químicas afectado por el incendio que se produjo el día del terremoto no está apto para ser rehabilitado para su uso- y del tratamiento y disposición de los residuos del lugar, hace un mes comenzó la demolición del edificio. Además se están haciendo los ensayos de hormigón y acero del edificio contiguo (ex Instituto de Química), también afectado por el incendio, para ver si es posible su recuperación.

Dechent destaca la abnegada y eficiente participación del personal de inspección técnica de Servicios
en la revisión de las obras de reparación, situación que ha demandado horarios más allá de la jornada de trabajo. También resalta la actitud solidaria de las empresas constructoras en este período. “Han estado permanentemente disponibles, incluso en esos momentos en que costaba mucho conseguir apoyo. La Universidad actuó muy rápido en su diagnóstico y reparación, mientras incluso había escasez de mano de obra para todo tipo de trabajos”, dijo.

Finalmente, adelantó Dechent, a fines del mes de junio se cumplirá con gran parte del plan de recuperación de los edificios dañados.

Asimismo, informó se está trabajando con las comisiones de las facultades correspondientes, en la elaboración de los programas arquitectónicos de los edificios de Ciencias Químicas y de la Estación de Biología Marina.

 

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