Con varios puntos en reparación,
el Campus comienza a recuperar
la fisonomía que mostraba antes del terremoto. Las intervenciones
en Odontología, Educación y
Economía estarían terminadas a
mediados de mayo.
Han sido dos meses de intenso
trabajo, destinados a restablecer
la fisonomía de los edificios
del Campus. Desde las
primeras horas
que siguieron
al terremoto,
personal de
Servicios estuvo
en terreno
para constatar
el estado de la
infraestructura
universitaria. Fue una acción
oportuna
que, como reconoce el director
de la repartición, Franz Dechent,
permitió a la Universidad contar
con un diagnóstico temprano, de
manera de comenzar casi de forma
inmediata la reconstrucción
y rehabilitación de los edificios afectados por el evento del 27 de
febrero.
En esta primera etapa, indicó el
directivo, fue fundamental el apoyo
del departamento de Ingeniería
Civil. Fue el académico Peter
Dechent, quien contactó a los
especialistas del área de Estructura,
Geotecnia y Gestión de la
Construcción para iniciar el reconocimiento
estructural de los edificios,
tarea de la que se hicieron
parte los docentes Patricio Cendoya,
Mario Valenzuela, Tomás
Echaveguren, Mauricio Pradena,
Rodrigo Silva, Luis Mendieta y
Luis Vásquez.
Franz Dechent señala que este
trabajo se hizo de manera oportuna
y eficiente, por el nivel de
conocimiento de los especialistas,
y en un plazo relativamente
breve, en momentos en que era
difícil ubicar profesionales para
realizar evaluaciones. Esto, dijo,
permitió contar rápidamente con
la información necesaria para
que las autoridades universitarias
pudieran definir la programación
del año académico, a
partir del 5 de abril.
“Fue una actividad importante
porque se puso fecha al inicio
del año académico y se logró tener
operativos edificios de facultades,
administrativos, direcciones,
salas de clases, el casino,
la biblioteca, hogares, además
de todos los servicios básicos,
que habían sido interrumpidos
luego del terremoto”.
También destaca en esta primera
fase, la labor de los guardias de seguridad, muchos de los
cuales se instalaron en carpas
en el Campus, para evitar los
saqueos; del personal de Mantención
en la revisión de las redes
de los suministros de gas,
electricidad y agua potable, y
del Programa de Manejo de Sustancias y Residuos Peligrosos
(Matpel) en la evaluación de los
riesgos químicos en las distintas
unidades.
“La gran mayoría de los edificios
que se han construido en la Universidad
en los últimos 20 años –informó- han presentado muy
pocos daños, siendo los principales
la caída de los cielos falsos,
grietas menores en tabiquerías
y movimiento en las juntas
de dilatación. Y, de acuerdo a
las primeras evaluaciones, todos,
excepto Química y la Estación
de Biología Marina son reparables”.
Durante esta etapa y como resultado
del catastro de reconocimiento
estructural, se definió un
criterio de habitabilidad y, posteriormente,
se estableció un diseño
de acciones sobre la base de
una clasificación de los edificios
en 3 categorías: habitable después
de reparación, habitable
con reparación simultánea y habitable
sin daños.
En la primera se cuentan 17 edificios,
algunos de los cuales aún
están en intervención –como
Odontología, los edificios antiguos
de Educación y de Economía
y el Centro de Biotecnología-
y que representan el 12%.
En la segunda hay 75 edificios,
que equivale al 53%. En este
caso, explica Dechent, son los
propios usuarios los que definen
la conveniencia o no de habitar
las dependencias mientras se
realizan las reparaciones. Por último,
los edificios habitables sin
daños llegan a 49; es decir, un
35% del total.
“Lo bueno es que el 88% de las
edificaciones se encuentra en
las dos últimas categorías, en
uso, Pero –advierte el directivo-
es una clasificación dinámica,
que va cambiando y que está
siendo informada por el Vicerrector
de Asuntos Económicos
al Consejo Académico”.
Comité técnico
Para abordar el plan de reparaciones
tras el diagnóstico, a comienzos de marzo se constituyó
un Comité Técnico especial,
nombrando en su dirección
al profesor de Ingeniería Civil,
Mario Valenzuela –designación
que se extiende hasta el 31 de
agosto- , y en el que participa
el también académico Mauricio
Pradena, como ingeniero asesor,
además de profesionales
de la dirección de Servicios.
La conformación del Comité
responde a la necesidad de dar
una estructura y dirección a las
tareas de evaluación técnica,
recuperación y habilitación de
los daños experimentados por
la infraestructura física de la
Universidad.
En este contexto, explica Dechent,
todos los edificios que
no acusan daño estructural o
menores están siendo rehabilitados
para devolverlos a su
condición normal e incluso mejorar
su estándar inicial. Por
otro lado, se ha establecido
que todas las construcciones
que, a juicio del Comité Técnico,
requieran de un reestudio
de ingeniería, serán evaluados
e informados para definir una
nueva intervención.
Junto a las reparaciones en ejecución
en marcha tras el diagnóstico
inicial, se encargaron
algunos proyectos de ingeniería
para los edificios que muestran
daño estructural.
Las obras en marcha
Hasta la fecha, se han contratado
más de 134 obras de reparación.
Entre ellas, se cuentan los
trabajos en Odontología que,
de no haber imprevistos, debieran
estar concluidos a fines de
mayo, en tanto que a mediados
del mismo mes finalizarían las intervenciones
en los edificios de
las facultades de Educación y
Economía y Centro Biotecnología
que, sin haber sufrido daño
estructural, tuvieron importantes
perjuicios en su tabiquería interior.
A fines de junio quedarán terminados
los trabajos en el edifico
del Arco.
Se estima que los trabajos en
el tercer piso del Hogar de Freire
estarán listos a mediados de
mayo, mientras que las reparaciones
del Hogar Barros Arana,
concluirían en las primeras semanas
de junio.
Recientemente se inició la reparación
de los gimnasios A y B,
donde se está evaluando el estado
de la cubierta y del mejoramiento
del estándar técnico.
Por otro lado y tras un informe del
equipo de ingenieros especialistas
de la facultad de Ingeniería
-que concluyó que el edificio
Metálico de Ciencias Químicas
afectado por el incendio que se
produjo el día del terremoto no
está apto para ser rehabilitado
para su uso- y del tratamiento
y disposición de los residuos del
lugar, hace un mes comenzó la
demolición del edificio. Además
se están haciendo los ensayos
de hormigón y acero del edificio
contiguo (ex Instituto de Química),
también afectado por el incendio,
para ver si es posible su
recuperación.
Dechent destaca la abnegada y
eficiente participación del personal
de inspección técnica de Servicios
en la revisión de las obras
de reparación, situación que ha
demandado horarios más allá de
la jornada de trabajo. También
resalta la actitud solidaria de las
empresas constructoras en este
período. “Han estado permanentemente
disponibles, incluso en
esos momentos en que costaba
mucho conseguir apoyo. La Universidad
actuó muy rápido en su
diagnóstico y reparación, mientras
incluso había escasez de
mano de obra para todo tipo de
trabajos”, dijo.
Finalmente, adelantó Dechent, a
fines del mes de junio se cumplirá
con gran parte del plan de recuperación
de los edificios dañados.
Asimismo, informó se está
trabajando con las comisiones de
las facultades correspondientes,
en la elaboración de los programas
arquitectónicos de los edificios
de Ciencias Químicas y de la
Estación de Biología Marina.