La resiliencia es una característica
que se puede aprender como
producto de una interacción positiva
entre el componente ambiental y
personal de un individuo. Todas
estas acciones nos deben llevar
a que las palabras del himno “Universitarios arriba, arriba de pie”
se conviertan en realidad.
Resiliencia, una palabra que está en este momento en la
mente de todos los habitantes de la región del Biobío y de
nuestra Universidad. Su origen viene del campo de la ingeniería
civil para describir la capacidad de un material de
recobrar su forma original después de someterse a una presión
deformadora. Desde la sicología, que es la perspectiva
que hoy se asume, es la capacidad que tiene una persona o
un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir
proyectando su futuro. Se ha puesto énfasis en el papel
que juegan las relaciones para proveer modelaje, estímulo,
reafirmación y de esta manera sostener la resiliencia en una
persona o grupo.
En esto se ha trabajado y se está trabajando en la Universidad
desde sus diversos grupos y actores. Como ya se ha
dicho, desde el primer día posterremoto equipos de trabajo
técnicos y las autoridades recorrieron y revisaron el campus,
para luego de una certera evaluación ponerse a la
tarea de recuperar los espacios y edificios para las actividades
académicas.
Desde el primer momento, la Universidad también se preocupó
de solidarizar activamente con la comunidad regional.
Los estudiantes con el apoyo institucional atendieron a
numerosas comunidades en sus necesidades más básicas;
grupos de profesores y alumnos colaboraron y colaboran en
las tareas de catastro de las personas damnificadas y de las
viviendas siniestradas; científicos de las más diversas disciplinas
aportaron y aportan al conocimiento de los fenómenos
que afectaron al país.
De manera sistemática, diez grupos de investigación trabajan
coordinadamente para presentar sus propuestas al
gobierno de modo de contribuir a que esta catástrofe se
convierta en una oportunidad de mejoramiento. El aporte
concreto, que se pondrá a disposición de las autoridades
regionales y nacionales, lo entregarán gracias al trabajo
que por años han desarrollado los académicos de nuestra
casa de estudios los que han constituido fructíferas líneas
de investigación. Así quedó de manifiesto en el seminario
realizado este martes Reconstrucción regional. Desafíos y
oportunidades, que congregó a expertos internacionales y
a grupos de la sociedad civil en actividades que se desarrollaron
durante todo el día (ver informaciones en páginas
4, 5, y 6).
En otro tema, se firmó un convenio para llevar a efecto un
programa denominado Mar de Esperanza, que tiene como
objetivo poder proveer de embarcaciones a pescadores
de la región que, con motivo del terremoto y tsunami, vieron
destruidos o desaparecidos sus equipos de trabajo. En él la Universidad se asoció con empresas para ir en ayuda
de los pescadores artesanales agrupados en la Ferepa.
(Página 7).
La dirección de Personal que se ha preocupado de los trabajadores
afectados por la catástrofe ha desarrollado varias
acciones como han sido la ayuda inmediata a los más necesitados,
la campaña ½ Día por ti que promueve la solidaridad
entre los integrantes de la comunidad universitaria, y
el seminario sobre resiliencia que se inició ayer y que se
extenderá hasta el mes de mayo destinado a dotar de conocimientos
para entender y superar la situación actual.
La resiliencia es una característica que se puede aprender
como producto de una interacción positiva entre el componente
ambiental y personal de un individuo. Todas estas
acciones nos deben llevar a que las palabras del himno “Universitarios arriba, arriba de pie” se conviertan en realidad.
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